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martes, 2 de septiembre de 2014

LEBRON Y LOS ERRORES DEL PASADO




LeBron se mete a directivo.


Vamos a ver como podemos explicar esto sin caer en la incoherencia, recurriendo a los malabarismos literarios de siempre. Y es que desde este blog defendemos que la etapa LeBron James en Miami ha sido, si no de sobresaliente, sin duda alguna al menos de notable alto. Cuatro temporadas saldadas con cuatro títulos de Conferencia Este y dos títulos de la NBA. El bagaje a nivel resultadista es magnífico. Sin embargo la sombra de la frustración ha dejado huella en la franquicia de Pat Riley y en el alma de The King, quien planeaba un proyecto que dominase la NBA durante prácticamente toda la segunda década del siglo XXI, y si algo no ha sido Miami es precisamente un proyecto. Dos equipos mucho más corales que el entrenado por Erik Spoelstra, como fueron los Mavericks de Carlisle y los Spurs de Popovich, dejaron ver las costuras del traje nuevo del emperador LeBron, mostrando unos Heat escasos de banquillo y cojeando en posiciones clave (base y pívot) Unos errores que impidieron que los años de The King en Florida fueran todavía más brillantes, errores, que en mi opinión, se trasladan a Cleveland, desmontando lo que podría ser un gran proyecto de futuro por la impaciencia de ganar el anillo a toda costa. 

Si la decisión de LeBron de volver a su Ohio natal estremeció los cimientos de la NBA, no se quedó atrás el megatraspaso que ha dado con los huesos del tres veces All Star Kevin Love en la franquicia Cavalier, tanto que hasta hubo rumores de veto por parte de la organización, como ya sucediera con el intento de los Lakers hace dos temporadas de contar con los servicios de Chris Paul para juntar al eléctrico base con Kobe Bryant y Dwight Howard. Finalmente el forward californiano recala en Cleveland, noticia que no ha pillado a nadie por sorpresa pues era sólo una cuestión de tiempo… exactamente el mes de plazo que se necesita para que un rookie que haya firmado contrato profesional (era el caso de Andrew Wiggings) pudiera ser traspasado. Love forma el nuevo “Big Three” de The King junto a Irving y el propio LeBron, un trío en principio más poderoso que el de Miami, puesto que Love y sobre todo Irving tienen aún más margen de progresión que el que pudieran poseer Bosh y por supuesto Wade. Queda por ver si, como hicieran Bosh y Wade, Love e Irving renuncian a jugarse tantos lanzamientos por partido como hacían anteriormente, sobre todo en el caso del ex –Wolves, jugador acostumbrado a recibir y tirar sin el menor miramiento. Por otro lado los Cavaliers renuncian a una ocasión histórica de haber juntado cuatro números uno del draft en un mismo equipo (LeBron, Irving, Bennett y Wiggings), tres de ellos en los últimos cuatro años. Lo que parecía un candidato claro al anillo pero a la vez un proyecto de futuro que garantizase el dominio Cavalier en el Este aún cuando LeBron iniciase la cuesta abajo de su carrera se transforma en una apuesta de presente… y nada más. Un futuro hipotecado y la presión de que sólo vale ganar el anillo. Veamos que es lo que pierde Cleveland tras la operación. 

Para empezar, mucho trabajo le espera a David Blatt, adaptando las piezas de una plantilla en la que sólo cinco jugadores permanecen respecto al roster de la pasada temporada (Irving, Waiters, Thompson, y dos mundialistas: Varejao y Dellavedova), por no hablar de la propia adaptación de Blatt en la primera aventura NBA del técnico estadounidense-israelí, quien veremos realmente cual es su peso en el equipo, en vista del enorme poder en todos los sentidos que está adquiriendo LeBron en la franquicia. Sale del equipo un Anthony Bennett que ha sido una de las mayores decepciones como número 1 del draft en mucho tiempo, pero cuyo potencial no debiera ser discutido. Sale un Andrew Wiggins señalado desde el primer día como legítimo heredero del trono de LeBron, y de quien veremos si no se arrepiente la franquicia de haber prescindido de sus servicios por acceder al capricho de LeBron de contar con Love. Se va un magnífico jugador para la rotación del juego interior como Spencer Hawes, al igual que Jarrett Jack lo era para el exterior. También han tenido que emigrar los jóvenes Karasev y Zeller, buscando liberar espacio salarial en el roster de Ohio. Bien es cierto que estos últimos movimientos ya se habían producido antes de la llegada de Love. Otros buenos jugadores de banquillo como C.J.Miles o Alonzo Gee también han hecho las maletas. Lógicamente tampoco sigue Luol Deng, agente libre fichado precisamente por Miami y cuyo salario no se podía permitir Cleveland ante la llegada de LeBron. Por otro lado un magnífico ala-pivot como Tristan Thompson verá cortada su progresión al pasar a ser suplente. Al menos Dion Waiters, joven escolta de magníficas maneras, no tiene competencia y será el dos indiscutible del equipo. 

La vuelta de James a Cleveland era un grandioso golpe de efecto para los Cavaliers, que se aseguraban presente sin necesidad de tocar lo que parecía un brillante futuro. El empeño, a toda costa, de LeBron, para tener a su lado a una figura del calibre de Kevin Love, quien ni siquiera era agente libre y costaría hipotecar parte de ese futuro a cambio de obtenerlo, no nos parece tan buen movimiento, al contrario, creemos que es un error que si bien convierte a los Cavs en el clarísimo favorito al título, le debilita de cara a las próximas temporadas, en espera de cómo se mueva el mercado NBA (el próximo verano serán agentes libres jugadores como Rajon Rondo, Marc Gasol, Brook Lopez, LaMarcus Aldridge, Tony Parker o Roy Hibbert… jugadores a los que muy difícilmente podrán aspirar en Cleveland, donde ya sólo con LeBron y Love tienen comprometidos 38 millones de dólares para la campaña 2015-16) En definitiva, podríamos hablar de un equipo que aspirase al anillo con un quinteto como el de Irving-Waiters-James-Thompson-Varejao, pero que mantuviese en el banquillo piezas como Jack, Miles, Wiggings, Hawes o Zeller que les asegurase una buena segunda unidad. En lugar de eso apuestan por un quinteto titular absolutamente letal (Irving-Waiters-James-Love-Varejao), pero un banquillo de muy escasas garantías a excepción de Tristan Thompson, o los ya veteranos Mike Miller y Brendan Haywood. Cleveland tenía una magnífica ocasión para combinar un brillante presente con un futuro ilusionante, pero han optado sólo por lo primero. 


En definitiva, errores del pasado que LeBron parece no haber aprendido. Un proyecto se basa en mucho más que tres jugadores. 

miércoles, 16 de julio de 2014

CABALLERO LEBRON





"Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.
 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta;
porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse." (Parábola del Hijo Pródigo, Lucas 15:11-32)




LeBron en casa



LeBron James vuelve a casa. Volverá a lucir la camiseta de los caballeros de Cleveland, el club cuyo logo luce un florete, arma blanca y refinada donde las haya con la que los nobles del siglo XVII se batían en duelo para tratar esos asuntos del honor que tanto preocupan a los de alta cuna. “The Decision 2.0” no ha conocido el revuelo mediático de hace cuatro años, cuando el 8 de Julio de 2010 James anunciaba su fichaje por Miami Heat en un show televisado que recaudó seis millones de dólares (que en gran parte fueron donados a obras de caridad, principalmente a The Boys and Girls Clubs of America, una asociación filantrópica que lucha por ayudar a los chavales de las calles estadounidenses a que no caigan en lo peor que pueden ofrecer algunas de esas calles y barrios: drogas, prostitución, o bandas callejeras) Parece que la legión de “haters” de LeBron anda un tanto apaciguada, cuando podrían estar sacando pecho tras la  tercera final perdida por The King (una con Cleveland, dos con Miami, una frente a Dallas, dos contra San Antonio) Aquel Julio de 2010 veía a España proclamarse campeona del mundo de fútbol, mientras que la noticia del retorno de LeBron a Ohio nos ha pillado en vísperas de la justa coronación de la Alemania de Joachim Low como herederos del fútbol preciso, precioso y preciosista que nos consagrara a nosotros hace cuatro años, como si el alero de Akron fuese seguidor de que “la vida es eso que pasa entre mundial y mundial” y midiese sus ciclos vitales alrededor del mayor acontecimiento deportivo del mundo después de unas olimpiadas. 

Cuatro años al calor de Miami, donde ha ganado dos anillos de campeón y cuatro títulos de la Conferencia Este. No es mal bagaje, aunque con The Chosen One todo parece poco, sobre todo teniendo en cuenta el arrojo con el que el alero prometió ganar “no uno ni dos ni tres ni cuatro ni cinco ni seis ni siete…” anillos en su presentación como Heat, anunciado una dictadura en la mejor liga del mundo junto a sus amigos Dwayne Wade y Crish Bosh. Contrasta todo aquello con sus declaraciones actuales una vez decidido a retornar al Cleveland en el que jugó su primera final por el título (en 2007 ante San Antonio Spurs): “No prometo anillos porque ahora sé lo duro que es lograrlo”. Un LeBron más maduro, más humilde, más humano. Como si quisiera despojarse de la regía condición de monarca de la canasta que le lleva acompañando desde prácticamente la adolescencia para rebajar su rango al de simplemente caballero, que para eso se enfunda de nuevo la zamarra Cavalier. La carrera de James es asombrosamente brillante, pero para quien estaba destinado a marcar la época más triunfal y dominante desde Jordan ha sido una dura pelea el luchar por todos los títulos posibles y haber ganado “sólo” dos. Cleveland puede ser un buen destino para seguir engordando su palmarés. A pesar de las exageradas muestras de desazón y el linchamiento al “traidor” LeBron (escenas que estos días ahora vemos en Florida) traducido en quema de camisetas, pancartas insultantes, y hasta en el ridículo de Dan Gilbert, presidente de los Cavs, profetizando que LeBron nunca ganaría un campeonato tras su salida de Cleveland y colgando en la web del equipo una infame carta en la que insultaba públicamente a James (carta que ha estado disponible en la página oficial del club hasta hace pocas fechas, en las que apresuradamente la han retirado, como si no hubiera pasado nada, como si nunca hubiera existido odio ni resentimiento hacia el hijo más ilustre de Akron, ciudad de la que también son originarios los vanguardistas nuevaoleros Devo, la cantante Chrissie Hynde, o el también estrella de la NBA Stephen Curry, y que se encuentra a apenas 40 minutos de Cleveland en coche), a pesar de todo el desafecto expresado por la comunidad Cavalier hacía el posiblemente mejor jugador que haya vestido su camiseta lo cierto es que desde un punto de vista frívolo el periplo de James en Florida no ha sido un mal negocio para ambas partes. El jugador ha ganado dos títulos de campeón NBA (y cuatro del Este, insistimos en esto porque aunque en Europa no recibe apenas importancia, en Estados Unidos ser campeón de Conferencia es un título oficial que tiene su correspondiente trofeo para poblar las vidrieras de los clubes y ser conmemorado en los banners que cuelgan de los techos de los pabellones), además de sus reconocimientos oficiales como MVP tanto de las finales como de temporada regular (años 2012 y 2013, y en el caso de MVP de la temporada añadidos a sus dos conseguidos en Cleveland en 2009 y 2010) La franquicia de Ohio, por otro lado, al verse sumida en el pozo de la clasificación ha podido obtener buenas posiciones para los últimos drafts (consiguiendo tres primeras elecciones en 4 años con una suerte que ni Carlos Fabra con la Lotería Nacional), adquiriendo así jugadores como Kyrie Irving y Tristan Thompson en 2011 (números 1 y 4 del draft respectivamente), Dion Waiters en 2012 (número 4), Anthony Bennett en 2013 (número 1 del draft de ese año), y el canadiense Andrew Wiggins este mismo año, también con el número 1. Si bien es cierto que lo de Bennett pudiera apuntar a gatillazo (dentro de un draft que no pasará a la historia), Cleveland ha ido forjando un grupo joven y talentoso que con la llegada de LeBron se convierte de inmediato en uno de los grandes favoritos para el título. Buen material humano para un David Blatt que a quien en su primera aventura NBA parece haberle tocado la lotería, ya que la sola presencia de Irving y LeBron le garantiza ganar un buen puñado de partidos, claro que por otro lado añade presión a un técnico que quizás no buscase recibir tantos focos ni manejar tantas expectativas como las que provoca el tener en su plantilla al mejor jugador del planeta y el baloncestista más diferencial del momento.   


42 millones de dólares por dos temporadas es el nuevo contrato de King James en Cleveland, club que recibe a uno de sus socios en los dos anillos conquistados en Miami: Mike Miller.  Una pieza más para un puzzle de David Blatt que apunta a ganador, con la veteranía de Miller y Varejao, el insultante talento de Irving, la progresión de Waiters, Thompson, o Dellavedova (quien puede ser para Blatt lo que Patrick Mills para Gregg Popovich), la confianza en un Bennett trabajando bien en la liga de verano, y por supuesto el retorno del rey pródigo, un rey que ahora sabe cual es el camino para llegar a la cima. Volver a ser un caballero y ser el primero en el campo de batalla.  

Pronósticos al margen, sigue siendo absolutamente fascinante la capacidad de la NBA para mudar su escenario de la noche a la mañana y convertirse en una liga absolutamente imprevisible. Nadie en su sano juicio hace tan sólo un mes se hubiera atrevido a pronosticar que íbamos a hablar de los Cavaliers como el gran favorito y el equipo a seguir. Y es que la NBA da espectáculo hasta en verano.  



¿Y ahora qué hacemos?