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martes, 25 de octubre de 2016

NBA IS COMING: SOUTHWEST



Los Gasol se citan en el Suroeste



Y tanto que “is coming” como esta próxima madrugada arranca una nueva edición de la mejor liga del mundo. En nuestro análisis para la próxima temporada nos quedan todavía dos divisiones por analizar, comencemos con la Suroeste, en la que nos encontramos a los hermanos Gasol entre otros muchos jugadores destacados. 


DALLAS MAVERICKS: Hace tiempo que los Mavs no entran en las quinielas como candidato al anillo, pero nadie puede negar su regularidad como equipo competitivo y de play offs, siempre alrededor de un Dirk Nowitzki del que hay que disfrutar sus últimos bailes sobre el parquet, ya que aunque no hay visos de retirada está claro que es quizás el mayor mito en activo de la NBA actual. Se han sabido aprovechar de la necesidad de Golden State para hacer espacio salarial con la llegada de Durant, haciéndose con dos titulares del equipo de las 73 victorias en 2016: Barnes y Bogut. Son las caras nuevas más significativas, como significativas son las marchas de Pachulia y sobre todo Parsons. Potencialmente parecen tan fuertes o más que el año pasado, sobre todo con la garantía que supone tener a Carlisle en el banquillo. El problema no son ellos, es que hay equipos jóvenes como Denver, Utah o Minnesotta que vienen con hambre de play offs y parecen ya en disposición de superar a los tejanos. Estarán luchando por las últimas plazas del Oeste para post-temporada, pero cada vez lo tienen más difícil. 


HOUSTON ROCKETS: Como cantaban Airbag, “ahí viene la decepción”, y es que los Rockets llegaron a parecer uno de los equipos más atractivos y con más posibilidades del Oeste actual, llegando a las finales de conferencia hace dos temporadas, para dar un tremendo paso atrás el pasado curso, perdiendo 15 partidos más en liga regular y cayendo en primera ronda de play offs.  Y si un jugador que encarna perfectamente la palabra “decepción” es Dwight Howard, cada vez menos Superman y camino de su casa de Atlanta. Todo recaerá sobre un Harden eterno aspirante al MVP al que le han rodeado de un puñado de muy buenas incorporaciones como las Ryan Anderson, Eric Gordon o Nené Hilario. A los que hay que sumar los que siguen, gente como Trevor Ariza o Corey Brewer y el joven Clint Capela, que ya el pasado curso dio un salto progresivo importante y sin Howard debe ser la referencia interior de un equipo al que hay que ver sí o sí por una sencilla razón: Mike D’Antoni en el banquillo. Vuelve el “run&gun”.



A La Barba le toca correr.



MEMPHIS GRIZZLIES: Sobriedad y continuidad. Los Memphis Grizzlies representan ese tipo de franquicia seria, alejada de estruendos mediáticos y grandes movimientos en el mercado. Una sobriedad representada en la seguridad de su base Mike Conley, tan seguro como infravalorado (sí, con un contratazo que le llevó a ser durante días el jugador mejor pagado de la NBA, hasta que Cleveland hizo público el coste de mantener a LeBron… pero infravalorado por afición y medios) y en la eficiencia e IQ baloncestístico de un gran pívot como Marc Gasol, auténtico líder del equipo. Llega nuevo técnico, David Fizdale, segundo de Spoelstra en Miami, pero las señas de identidad serán las mismas: rigor táctico, buena circulación de balón, ritmo pausado y ardor defensivo (Tony Allen de nuevo perro de presa) En mi opinión son uno de los equipos más aburridos de la NBA, pero también de los más seguros. Si Gasol está sano nadie duda que estarán en play offs. El alero Chandler Parsons, nueva arma ofensiva para dar un poco de alegría a esos grises oseznos. Zach Randolph apunta a la suplencia, pero seguirá siendo el cuatro de referencia. Ojo al base rookie Wade Baldwin IV, y ojo a como maneja Conley la presión de saberse el segundo jugador mejor pagado del mundo. 


NEW ORLEANS PELICANS: Otro equipo de futuro que se quedó a medio hacer. No pinta una temporada ilusionante en Nueva Orleans, desde luego, cuando han visto marchar a Ryan Anderson y Eric Gordon y los nuevos nombres no parecen demasiado esperanzadores, caso de Lance Stephenson, un jugador tan caído en desgracia como el propio Tyreke Evans, rookie del año en 2010 y quien no ha vuelto a alcanzar ese nivel desde entonces, padeciendo, por si fuera poco, graves problemas de rodilla en los últimos tiempos. Muchas dudas en su juego exterior con Jrue Holiday fuera de las canchas por un tiempo indefinido mientras cuida de su mujer enferma. Hay ganas de ver al rookie Buddy Hield, quien puede estar en la terna entre los mejores novatos del año. Anthony Davis aparece como lógico asidero interior. “La Ceja” es una bestia, no cabe duda, pero está demasiado solo. Los play offs, una utopía. 



SAN ANTONIO SPURS: Pura filosofía Popovich para meterse en play offs por vigésima temporada consecutiva sin bajar del 60% de victorias en liga regular. Una auténtica dinastía sustentada en dos nombres, Popovich, y uno que no está. Y es que imposible no referirse a esta temporada en San Antonio como un “año cero” o un “año uno después de Duncan”, y es que es el mejor ala-pívot de todos los tiempos es sencillamente insustituible. Ni siquiera Pau Gasol podrá hacerlo olvidar, pero qué duda cabe que parece un jugador ideal para el estilo de unos Spurs que siguen siendo una ONU (dos argentinos, un francés, un australiano, un letón y un español en su roster) Hay rumores de traspaso de Aldrige, pero mientras tanto formará una solvente pareja interior con nuestro Pau dirigidos por el ya clásico Tony Parker. El liderato, por supuesto, en las enormes manos de Kawhi Leonard. Los triples de Green, los puntos del “microondas” Mills, la polivalencia de Kyle Anderson, la veteranía de Ginobili y David Lee… vuelven a aspirar a todo, incluyendo plantarle cara a los todopoderosos Warriors.    



Popovich, sin Duncan, pero con Pau





NUESTRO PRONÓSTICO:   

DALLAS: Fuera de play offs.
HOUSTON: Segunda ronda de play offs.
MEMPHIS: Primera ronda de play offs.
NEW ORLEANS: Fuera de play offs.

SAN ANTONIO: Campeones de división. Subcampeones de conferencia.  





viernes, 14 de noviembre de 2014

WINTER IS COMING: SOUTHWEST



Y terminamos nuestro análisis de la nueva temporada NBA hablando sobre otra división tan interesante como es la Southwest.

Para empezar tenemos a los vigentes campeones, y posiblemente la franquicia más ejemplar de la NBA. Una auténtica dinastía basada sobre todo en dos hombres: Gregg Popovich y Tim Duncan. Desde que en 1997 este binomio ganador juntase sus fuerzas en el club tejano, la estadística es demoledora: 17 temporadas seguidas acudiendo a la cita de los play offs, 6 años campeón del Oeste, y otros 5 campeón de la NBA. Junto a Duncan (sin discusión el mejor 4 de todos los tiempos), Tony Parker y Manu Ginobili han conformado uno de los “big threes” más reconocibles de todos los tiempos, alcanzando ya las 500 victorias en liga regular (sólo les superan el formado por Bird-McHale-Parrish, con 640) No se conforman y el objetivo para el nuevo curso es estar en lo más alto. Pese a ser los campeones, no son los grandes favoritos. Circunstancia que parece favorecerles. Irán a lo suyo en liga regular, dosificando fuerzas y haciendo crecer jugadores. Popovich saca petróleo de jugadores que en otros equipos agitarían toallas. Siguen los mismos jugadores que ganaron el quinto anillo para la franquicia y se espera que el rookie Kyle Anderson sea otro de esos “robos del draft” a los que nos tienen tan acostumbrados las espuelas. El concepto “deporte de equipo” elevado a su máxima expresión.  

Memphis Grizzlies empiezan como un tiro este curso (8-1 en estos momentos), con un Marc Gasol estelar. Son un ejemplo de estabilidad con la columna Conley-Allen-Randolph-Gasol intocable desde hace varias temporadas, y llega un veterano como Vince Carter para coger su “last train to Memphis”. David Joerger, con la plantilla sana (sobre todo Marc, quien se perdió unos 30 partidos la pasada temporada) aspira a superar las 50 victorias con las que debutó en el banquillo grizzlie. Todo parece indicar que lo conseguirá.          



Marc Gasol lidera a unos enormes Grizzlies


Houston sobre el papel parece menos fuerte que el pasado curso (aunque su gran inicio de temporada lo desdice), ya que no sólo no han conseguido capaces de traerse ninguno de los jugosos agentes libres del verano, si no que además no han sido capaces de retener a su tercera espada Chandler Parsons, huido al calor de los millones de Mark Cuban en Dallas. De modo que todo seguirá pasando por James Harden y Dwight Howard, apoyados en buenos complementos como Trevor Ariza, un creciente Terrence Jones, o ese perro de presa llamado Patrick Beverley. Parece que el ex –barcelonista Kostas Papanikolau cuenta bastante para McHale, y está jugando nada menos que 25 minutos por partido.   

Hablábamos de Parsons y su traslado a Dallas, al lado de otro ilustre blanco y rubio como es el gran Dirk Nowitzki (quien en este comienzo de curso ya ha superado a Olajuwom como el jugador internacional en anotar más puntos en la NBA) Los Mavericks es un equipo que busca siempre ser competitivo equilibrándose entre estabilidad y renovación. Lo primero lo marca el propio Nowitzki, quien no conoce otra camiseta en esta liga que la azul de los Mavs y ya acumula 16 años al servicio de la franquicia tejana. Para que no queden dudas sobre su fidelidad este verano ha renovado a la baja (al igual que hiciera Duncan con los Spurs anteriormente), para que el club pudiera acometer incorporaciones como las del citado Chandler Parsons. Estabilidad también en el banquillo, con un entrenador de total solvencia como Rick Carlisle. Renovación con muchas caras nuevas (Parsons, Nelson, Felton, Jefferson, Aminu, Villanueva…) y entre medias jugadores como Tyson Chandler y Barea que vuelven a “casa”, intentando recuperar las sensaciones de cuando fueron pilares importantes para el único anillo que posee la franquicia. En el caso del pívot así será, apuntalando el aspecto en el que más flojeaban el pasado curso: la defensa. En el caso del base portorriqueño se antoja más difícil viendo toda la competencia que tiene en el backcourt (Nelson, Harris, Ellis, Felton…)   



Nowitzki, cada vez más legendario.


Y por último los pelícanos de Nueva Orleans, cuya gran ave zancuda es la inmensa y rutilante estrella llamada Anthony Davis. Se espera que su imparable progresión vaya unida a la franquicia. Para empezar a su lado le han traído a un estupendo complemento defensivo como Omer Asik, la torre turca venida desde Houston. Sigue ese ROY (rookie of the year) venido a menos que es Tyreke Evans. Inexplicable lo de este jugador, quien después de ser el cuarto debutante en firmar al menos 20 puntos, 5 rebotes y 5 asistencias por partido (uniéndose al club de Oscar Robertson, Michael Jordan y LeBron James, ahí es nada), ha decepcionado temporada tras temporada sin volver a alcanzar el nivel estelar de su primera campaña en la mejor liga del mundo. El empeño de querer hacerle jugar de tres tampoco le favorece, pero es la mejor manera de hacer sitio a otros dos cracks como Jrue Holiday y Eric Gordon. Mucho exterior joven que no acaba de dar el salto (Freddette, Rivers…), la veteranía de John Salmons, y el interior con muñeca de seda Ryan Anderson conforman el resto de caras conocidas del roster. Tienen mimbres para, a corto plazo, acabar haciendo ruido, pero aún tendrán que esperar. 


NUESTRO PRONÓSTICO: 

SAN ANTONIO: finalistas de conferencia
MEMPHIS: 2ª ronda de play offs o finalistas de conferencia.
HOUSTON: 1ª ronda de play offs.    
DALLAS:      1º ronda de play offs.
NUEVA ORLEANS: fuera de play offs.                                                                                  

miércoles, 29 de junio de 2011

Y RUDY COGIÓ SU FUSIL... Y LO LLEVÓ A DALLAS

"The best is yet to come, and won't that be fine
the best is yet to come, come the day that your mine" 

(Frank Sinatra, "The best is yet to come") 



La pasada y calurosa noche del jueves de la semana pasada fue la elegida para que las distintas franquicias NBA llevasen a cabo sus elecciones del draft 2011, en una promoción que no parece levantar demasiadas pasiones, y de la que quizás hablaremos un día de estos. Las atenciones por tanto se fijaron tanto o más en algunos movimientos y trades a raíz de esas elecciones que en los propios nombres escogidos en las primeras rondas. Movimientos que afectaron a algún que otro jugador ilustre de la liga, y que en nuestro caso de aficionados españoles nos trajo una noticia que en principio nos da unos cuantos quilates de ilusión: Rudy se  va a Dallas, a los actuales campeones de la NBA.  

Abran paso y dejen sitio, ¡llega Rudy!


El movimiento parece una buena jugada para los Mavericks, otro acierto de Donnie Nelson al que tanto se alaba hoy día tras una década intentando construir un equipo campeón (lástima no se juzgue con el mismo rasero y paciencia a otros managers, presidentes, entrenadores, jugadores, y en definitiva proyectos que también necesitan sus varios años de crecimiento y madurez) Dallas manda sus elecciones en el draft 2011 (26 y 57), dos posiciones bajas, en una hornada de rookies que como decimos no parece que vaya a pasar a la historia, a cambio de un jugador ya consagrado y con buen cartel como Rudy, y los derechos del joven base fines, actualmente en Italia, Petteri Kopenen. 

La noticia lógicamente es recibida con agrado por la afición. Uno de los nuestros se va al equipo campeón, a jugar al lado de un genio como Nowitzki, al calor de los dolares de un Mark Cuban que tampoco ha parado (y le ha costado) hasta conseguir el título para su franquicia. Rudy sale de esos Portland que aunque con mucho mérito y orgullo dan muestras de progreso siguen teniendo cierto halo de equipo maldito y gafado, de "Jail Blazers", y además huye de las garras de un Nate McMillan de quien todos pensamos que podía haber sacado mucho más provecho de nuestro estilista "swingman" mallorquín y no confinarle sólo a esperar en las esquinas para que le llegase algún tiro abierto. Los más optimistas hablan incluso de un Rudy titular con la elástica tejana, predicción que me parece un poco osada viendo la nómina de jugadores que pueden ocupar las posiciones de Rudy en cancha: Marion, Terry, Stojakovic, Butler, Stevenson, Brewer, Beaubois, y hasta el pequeño Barea, o incluso el rocoso Cardinal. Estamos hablando de hasta nueve jugadores de cierto nivel, o de mucho nivel en algunos casos. ¿Es justo entonces tanto optimismo sobre las posibilidades de ser un jugador importante en Dallas para Rudy? Bueno, para empezar hay que esperar los próximos movimientos de la franquicia y la salida de algunos de estos jugadores (aunque Cuban ya ha demostrado sobradamente que el dinero no es un problema... a pesar de que algunos se hayan tragado la "película" de las pasadas finales sobre unos "viejos románticos" que han ganado el anillo a base de esfuerzo y superación frente a unos arrogantes jóvenes millonarios, cuando la realidad es que Dallas se ha gastado por encima de 20 millones de dólares más que Miami esta temporada en salarios), de hecho me atrevería a decir que sólo Marion (alero puro, posición en la que Rudy en principio no debiera jugar demasiado) y Terry parecen seguros. Sobre el resto habrá que ver quienes pueden salir porque el club crea que ya han cumplido su misión para esta franquicia, y cuales otros abandonarán Dallas porque la cantidad de "novias" generosas que van a tener llamando a su puerta va a acelerar su salida de este club (el caso más claro puede ser Barea, revalorizadísimo tras las finales), con lo cual es factible que durante el verano a Rudy se le vaya aclarando un tanto el panorama de su competencia en aleros y escoltas dentro de los campeones. Por otro lado, que nadie me entienda mal, pero en este equipo escolta titular puede ser cualquiera. Permítanme que me explique, cuando quiero decir que en este equipo el escolta titular puede ser "cualquiera", es que no importa el nombre de quien asuma tan preciado estatus, ya que en el caso de Dallas el escolta titular siempre será una figura ficticia, un falso titular, puesto que el peso de esa posición, el hombre importante y la gran amenaza exterior es ese asesino del banquillo llamado Jason Terry. "Jet" Terry es un jugador acostumbrado a esa especialidad del "sexto hombre". Tan ducho es en esa tarea que en 2009 la liga le eligió como el mejor sexto hombre de la NBA, aunque bien podía haberlo ganado cualquier otro año de estos, tal es su regularidad. Terry es un jugador extraño, imprevisible y genial. Una especie de Juan Carlos Navarro en negro y americano. En un baloncesto plagado de músculo y fuerza, este escolta que no llega al 1,90 es, como nuestra "bomba", una "rara avis" que sobrevive en esos bosques de kilos, biceps y triceps a base de tiros imposibles y penetraciones inimaginables. En definitiva, un jugador "raro". Pero hay que admitirlo, un genio, un dinamitador capaz de encender la mecha en los momentos más delicados para su equipo. Él activó el ataque de su equipo en los minutos decisivos de los dos últimos partidos de las finales. Por lo tanto poco importa quien salga de inicio en Dallas en la posición de "dos", ya que el puesto realmente corresponde al menudo y sorprendente "avioncito" que luce el dorsal 31. 

"Jet" Terry, pequeño escolta de altos vuelos.


Por otro lado, Carlisle ha demostrado darle una importancia relativa al rol de titular o jugador de banquillo y rotación. No es un entrenador inmovilista ni al que le tiemble el pulso a la hora de modificar sus planteamientos iniciales sobre las aportaciones de un jugador en concreto o el reparto de minutos de sus hombres. Busca el beneficio del colectivo y lo mejor del equipo, y ya comentamos en este blog que realmente ha sido el hombre clave en el triunfo de Dallas en las pasadas finales, con su capacidad de improvisación y de maniobrar sobre la marcha, con algunos movimientos quizás no muy afortunados, pero otros, los que le salieron bien, realmente geniales de cara al triunfo final. Parece por lo tanto Carlisle un entrenador ideal para “empezar de cero”. 

Por eso no es descabellado pensar que las opciones de Rudy de ser titular son serias, pero insisto en que la competencia en el puesto es feroz, si no consigue desplegar su juego más allá de un especialista exterior, poco más puede ofrecer que un Stevenson que, siendo también certero triplista, ofrece además un mordiente atrás que Rudy, hoy por hoy, en la NBA aún no ha demostrado. Permítanme que no me moje, no sé si Rudy será ese titular que algunos presumen, o será el último de los exteriores en la rotación de Carlisle, simplemente en este blog tratamos una vez más de diseccionar la realidad del mundo del baloncesto que nos rodea. Encuentro puntos tanto a favor del optimismo sobre un mejor futuro del saltarín escolta balear, que le permita desplegar todo su baloncesto de una dimensión similar, como seguimos pensando muchos, a la de un Manu Ginobili, como puntos pesimistas en contra para un jugador español que llega a una plantilla con una serie de jugadores que ya le han demostrado a su entrenador de lo que son capaces y para quien Rudy no era más que un especialista en triples de un equipo de primera ronda de play-offs. Por lo tanto no es fácil hacer un pronóstico claro. 

Aerolineas Rudy, mucho más que un triplista.


Recuerden que Andrés Montes decía aquello de “¡y Rudy cogió su fusil!” cada vez que el mallorquín se levantaba desde detrás de la línea de lanzamiento triple, ahora ese fusil lo traslada de Oregón a Texas. De la lluvia de Pórtland al sol de Dallas. Esperemos que sea para bien, que como cantaba Sinatra, para Rudy, lo mejor esté por llegar.   

Nate McMillan, you ain't no friend of mine.

lunes, 13 de junio de 2011

CALOR CONGELADO

La semana pasada a estas alturas tenía un presentimiento. Hoy íbamos a estar hablando del nuevo campeón de la NBA que iba a ganar el anillo por un marcador de 4-2 en la serie, estaría bien decir que acerté el pronóstico... si no fuera porque ese 4-2 se lo otorgaba a Miami. Si mañana volviesen a empezar las finales, volvería a considerar a Miami favorito, y posiblemente me volvería a equivocar. 

Las finales de la temporada 2010-11, como todas las series de este tipo, creo que hay que analizarlas en lo general de la serie por un lado, y por otro en cada partido concreto. Hoy sólo voy a escribir sobre ese análisis general. Miami era para mí claro favorito, tras eliminar con suficiencia y muy buenas sensaciones a Boston y a unos Chicago que tenían la mejor marca en liga regular, y con Lakers en la cuneta, parecía que se les abría un camino limpio y expedito para el anillo. Contaban con el factor cancha, y su baloncesto granítico en la defensa, combinado con el talento individual en ataque de varios de sus jugadores. Todo ello parecía un buen argumento para impedir el éxito de unos Dallas que por otro lado ofrecen mejor plantilla hombre por hombre, pero carentes de la dureza de los Heat. Así pues era lícito pensar que manteniendo el gran nivel defensivo mostrado ante Chicago, y con su "big three" al mejor nivel, el que se les supone a las estrellas cuando llegan los momentos decisivos, bastaría para derrotar a los Mavs. 

El magnate y el arquero, dos hombres y un anillo.


El comienzo de las series nos daba la razón a quienes teníamos estas sensaciones, para poco a poco ir cambiando la tendencia hasta acabar en los momentos finales con unos Dallas muy brillantes y unos Miami ofreciendo una imagen muy penosa. Dallas ha ganado los últimos tres partidos, lo cual, en unas finales, ganar tres partidos seguidos, y ante estos Miami Heat, me parece un mérito enorme, que por otro lado no nos debería sorprender después de ver el fabuloso camino de los Mavericks durante las eliminatorias anteriores. Tres derrotas consecutivas de Miami, y la sensación de que si jugasen otro partido, volverían a perder, y si jugasen otro más, lo mismo, tal ha sido la brutalidad del vuelco, de la inversión de la tendencia con la que comenzaba la serie. Esta inversión de la tendencia, desde unos Heat que en los tres primeros partidos (a pesar de perder el segundo "de aquella manera", del que me temo que estarán acordándose ahora) lideran el marcador durante prácticamente todos los minutos de los mismos ante unos Mavs que a duras penas luchan por no descolgarse en el electrónico, hasta llegar a unos Mavs que acaban volando sobre la pista, haciendo su mejor baloncesto de la serie en los dos últimos partidos, frente a unos Heat lastrados que difícilmente pueden mantener el ritmo alto ofensivo que propone su rival. El cambio en los equipos entre el primer partido y el sexto es brutal, la diferencia de estado físico y anímico y el comportamiento sobre la pista, así como las distintas sensaciones. Sólo hay 12 días de diferencia entre un partido y otro, y sin embargo pareciera que han pasado meses. ¿Cómo se explica un cambio tan drástico?, ¿se produce en algún momento un punto de inflexión que provoca el alza de Dallas y la caída de Miami, o es un vuelco lento y progresivo?, de haber un punto de inflexión real ese es el decisivo quinto partido, porque coloca a Miami al borde del KO y a Dallas con la tranquilidad de tener dos "match-ball" a favor, y porque es el partido en el que por fin (y para alegría del espectador) los ataques se imponen a las defensas y el juego se mueve en unos parámetros más gustosos para los tejanos. Yo me decantaría más por la segunda posibilidad, la de una serie de pequeños y grandes detalles llevados a cabo por algunos de los protagonistas y sin hallazgo de respuesta por parte de otros, que van decantando la balanza claramente hacia un lado hasta el punto de que Dallas en los dos últimos partidos da unas sensaciones de superioridad frente a su rival similares a las de Miami en los primeros, unas sensaciones que van más allá de lo que pueda reflejar el marcador en un momento determinado. Por eso creo que si hay un gran triunfador, un hombre clave, en este título, ese es Rick Carlisle. Aunque en este juego lo importante de verdad son los jugadores, cuando en una serie larga se han jugado distintos tipos de baloncesto, tanto un estilo defensivo, trabado y duro por momentos, como un estilo alegre, ofensivo y abierto en otros, y ninguno de los jugadores estelares ha estado a su mejor nivel (excepción de Wade quien si sufre un punto de inflexión con el choque con Cardinal que le deja tocado para el resto de la serie), con porcentajes de tiro en ocasiones deprimentes, bien por eficacia de las defensas, bien por malas decisiones, o también por algunos problemas de diversa índole (además de lo comentado de Wade, Nowitzki con un dedo lesionado y entablillado y sufriendo una alta fiebre), creo que Carlisle ha sido el responsable de que Dallas se haya sabido mover por los diversos paisajes que ha ofrecido la final sin perder en ningún momento opciones. Ha improvisado sobre la marcha, rompiendo cualquier guión preestablecido que pudiera haber escrito (supongo que tendría un plan, como Spoelstra, pero cuando desde el primer momento ese plan inicial no funcionó ante una superioridad evidente de los Heat, comenzó a "inventar" cosas, tejer ajustes tanto en defensa como en ataque, y utilizar sus piezas de manera a veces desconcertante, e incluso criticada por analistas y aficionados, pero que al final le dieron resultado... todo lo contrario que Spoelstra, que en cuanto la tendencia de la que estamos hablando cambiaba de lado no supo reaccionar, y cuando lo intentó y probó algo distinto, ya era tarde), Carlisle no ha tenido problemas en sentar a Nowitzki a los seis minutos de comenzado un partido, de inventarse a Barea de escolta titular (con lo que no sólo consiguió mejor rendimiento del puertorriqueño, si no que además el jugador al que sustituía en el cinco inicial, Stevenson, ofreció mejor rendimiento en los minutos que disputó saliendo desde el banco), de jugar en ocasiones con un small-ball descarado, con Marion y Nowitzki de falsos pivots y tres bajitos como Kidd, Barea y Terry. Además ha realizado una dosificación modélica de sus jugadores y fue justo con el minutaje y los esfuerzos del colectivo en base a lo que pudiera aportar cada jugador. Cuando vio que era el momento de Chandler, el pivot se convirtió en su jugador más utilizado por encima de Nowitzki. Otro golpe de efecto fue recuperar a Cardinal, que ha terminado siendo una especie de “factor x”, en perjuicio de Stojakovic. En definitiva estuvo activo en todo momento, buscando que el guión sufriera cambios desconcertantes para un Spoelstra que se vió superado y se limitó a fundir físicamente a su "big three, condenando al ostracismo incomprensiblemente al que era cuarto máximo anotador de la plantilla, James Jones, y no sacando más provecho de jugadores como Miller o Haslem. La rotación de Spoelstra se redujo prácticamente a ocho jugadores, lo cual en una serie a siete partidos es una locura, cargando todo el juego interior en sólo tres hombres, mientras que en el exterior, donde más posibilidades tenía, regaló demasiados minutos de nulidad a un LeBron apático que no supo encontrar su papel en la final, ya que por un lado se situó en un segundo plano, cediendo el liderato a Wade (lo cual hay que considerar como una actitud sabia y que habla de como LeBron pensaba en el éxito colectivo por encima del individual), pero por otro no supo dar un paso adelante y tomar las decisiones que debiera un co-lider de lujo, limitándose a su juego de falso base que cada vez parece gustarle más, pero que recorta mucho sus posibilidades y su potencial de jugador que por condiciones puede hacer mucho daño al poste. A toro pasado es fácil decirlo, pero con las lesiones de Ilgauskas y Dampier, quizás hubiera estado bien por parte de Spoelstra apostar en algunos momentos por algo de "small-ball", o aprovechar a un fantástico tirador como James Jones al lado de Chalmers (o Bibby) y Wade y con LeBron de falso cuatro. 

Brian Cardinal y una misión: frenar a Wade por lo civil o lo criminal.


Con todas estas cosas y este buen trabajo por parte de Carlisle, unido al talento y la fe de algunos de sus jugadores, Dallas sobrevivió durante cuatro duros e intensos partidos en los que obtuvo la recompensa de dos victorias, un preciadísimo tesoro si tenemos en cuenta que en esos cuatro partidos se había jugado al ritmo que más convenía a Miami. Todo en el mundo del deporte es susceptible de dobles lecturas, si yo pensaba que Miami seguía siendo favorito porque estaba imponiendo su ritmo y estaba mandando en el juego a pesar de las tablas del 2-2, una vuelta a la tortilla de mi pensamiento nos haría ver que en realidad eran los tejanos quienes tenían más ganado, puesto que si en esos cuatro partidos en los que se imponía el estilo Heat, habían logrado arañar dos victorias, qué pasaría cuándo se jugase a un ritmo más cómodo para Dallas, con mayor anotación y un juego más rápido? 

El Jim Carrey de los banquillos moviendo los hilos.


Otro aspecto en el que Dallas ha sido superior ha sido en el del control de las emociones. A pesar de que para este equipo si podía ser una de sus últimas oportunidades, dado la veteranía de la plantilla, ha sido esa veteranía la que les ha ayudado a comprender mejor los parámetros en los que se mueve una final de este tipo, la cual hay que ver como una pequeña carrera de fondo en la que lo importante es que te mantengas a un buen nivel durante toda la serie, sin altibajos, y a ser posible yendo de menos a más, sin celebraciones precipitadas ni bajadas de brazo anticipadas. Con la tranquilidad que manejan los asesinos profesionales para saber rematar en el momento oportuno. Esa madurez emocional que te proporciona contar con una plantilla en la que 9 jugadores están en la decena o más de temporadas en la NBA (por encima de todos Jason Kidd con 17, bravo ejemplo el del base maverick de que la profesionalidad y la constancia al final dan sus frutos, y nunca hay que dejar de luchar y trabajar, pues nunca sabes cuando el éxito te va a sonreír), esa experiencia que se ha notado sobre todo en los últimos cuartos.  

¡Caray con el dedito!


Gran trabajo el de Rick Carlisle y el de toda su plantilla, una sinfonía de baloncesto coral en el que un buen número de jugadores ha tenido sus momentos de gloria y todos han aportado, con el mérito añadido además de hacerlo sin su alero titular y una de las figuras del equipo, Caron Butler, lesionado durante más de media temporada. Merecidos campeones por los que nadie hubiera apostado simplemente hace un par de meses, posiblemente ni por ser campeones de conferencia. Y primer asalto al título de estos actuales Miami Heat del “big three” (yo sigo diciendo que me parece indigno poner a Bosh al mismo escalón que Wade y LeBron) quienes sin duda repetirán en el futuro viendo todo el recorrido que aún les queda a sus estrellas. Aprenderán de esto, no me cabe duda, y la próxima temporada serán más fuertes. 

En la próxima entrada analizaremos los seis partidos, uno por uno. 

Nowitzki recibiendo su MVP de manos de la leyenda Bill Russell.

sábado, 11 de junio de 2011

ROBIN HOOD CONTRA EL IMPERIO DEL MAL

Nos encontramos en plenas finales de la NBA, en estos momentos con un 3-2 favorable a Dallas, en posición claramente alcista en lo anímico y en lo físico, en una serie de la que hablaremos largo y tendido cuando llegue a su fin, que está dejando cosas muy interesantes, sobre todo por parte de un Rick Carlisle que está teniendo una gran capacidad de improvisación sobre la marcha y demostrando una sabia gestión de sus recursos. Como digo, hablaremos de ello, pero me permito transcribir íntegro un texto que escribi hace unos días justo cuando arrancaba la final: 


El genio teutón y Mr. Triple Doble, conjurados por el anillo.


Escribo esta actualización a escasas dos horas y media del comienzo de las finales de la competición anual de clubes más espectacular del mundo, el paraíso noctámbulo para los seguidores de las estadísticas, de los registros mayestáticos, de las jugadas imposibles... una grandísima temporada con actuaciones individuales asombrosas, con consagraciones de jóvenes jugadores que tendrán (si no tienen ya) el mundo de la canasta a sus pies y con dignos veteranos capaces de desafiar el paso del tiempo. Una temporada que toca a su fin regalándonos el duelo entre los dos equipos que si bien no han sido los mejores durante la larga temporada regular, sin discusión han dominado los play-offs de una manera aplastante e insultante. Dos estilos distintos, dos filosofías diferentes, pero dos escuadras obsesionadas con el éxito. De un lado unos rocosos Miami Heat, que simbolizan ese baloncesto más duro y defensivo que habitualmente representa el Este, del otro, el Oeste con sus pistoleros, su velocidad, su baloncesto de ataque. Con estas premisas parece claro que el aficionado objetivo se sienta más a gusto apoyando a los tejanos de Dallas, todos preferimos que gane quien más canastas meta, no quien menos reciba, aunque al fin y al cabo ambas cosas significan lo mismo, y sólo el equilibrio aristotélico entre ambas certifica el triunfo final. Se da en estas finales además el caso de que uno de los rivales es uno de esos equipos que parecen haberse granjeado cierta antipatía general, liderados por un monstruo del deporte que tampoco genera todas las simpatias que debería por su calidad y espectacularidad. Todo esto es injusto, pero da a la final cierto halo de película de acción, en la que un superhéroe rubio y desgarbado, ese Robin Hood al que tan bien bautizó Andrés Montes, este Flecha Verde de DC Comics trasladado al baloncesto llega dispuesto a robar la gloria a los ricos de Miami. Así, del otro lado, LeBron y sus compinches se convierten en un "big three" de supervillanos, aunque estemos hablando de uno de los "buenos muchachos" de la liga como Wade. Liderados y focalizados, por supuesto, por el maquiavélico genio del mal de Akron, un Fu-Manchu negro lleno de recursos y trucos en forma de tapones y robos de balón para desactivar el ataque de los rebeldes tejanos, y poseedor de una suerte casi infinita de movimientos por toda la cancha, penetrando, tirando, posteando, o haciendo pick and roll, la tormenta que desata el líder de los villanos se hace más imparable cuando uno de los buenos de la película parece que va a derrotar por KO al imperio del mal, como le sucedió a esa rosa púrpura de Chicago que simboliza el poder de la sangre joven., y que sucumbió cuando confiado pensaba que el genio del mal estaba derrotado, pero como en las grandes películas de acción y de terror, el malo, aún sangrando y moribundo, siempre aparece para, desde el suelo, agarrar con su mano el tobillo del confiado protagonista que sin mirar atrás creía haber acabado con la pesadilla. La película siempre es mejor cuanto mejor es el malo. Así pues, estos intocables de un Elliot Ness alemán de gatillo certero, llegan al cuartel general de estos traficantes y contrabandistas del éxito dispuestos a que los malos no se salgan con la suya.
Dirk buscando quitarse la espina del 2006, va por buen camino.


Bien, todo esto queda muy bonito, poético, literario, cinematográfico, épico y espectacular, pero me temo que la realidad es mucho más prosaica. El "malvado" LeBron es en realidad un jugador obsesionado con el éxito y su triunfo colectivo representado en forma de anillo, pues el individual ya lo tiene, y que para ello se ha juntado con dos buenos amigos y compinches, sabedor de que solo no puede conseguirlo. En definitiva, un profesional que busca lo mejor para esa carrera profesional y su lugar en la historia de este deporte. Del otro lado, Dallas no es exactamente ese equipo de viejos románticos que pueda parecer, si no una franquicia poderosa en manos de un excéntrico multimillonario que ha armado un equipo muy potente con la idea del anillo entre ceja y ceja, obsesionado por un éxito que le ha resultado esquivo, y a quien la perseverancia y confianza en su letal arquero de la vieja Europa le vuelve a brindar la oportunidad de conseguir lo que se le escapó hace cinco años, y sería bonito, muy bonito. Nowitzki es de esos jugadores especiales, carismáticos, con aspecto de tío cachondo, de los que te puedes encontrar en una barra de un bar levantando unas cervezas y que huye del status y modus vivendi de las estrellas. Toca ir con el bueno de Dirk, se lo merece... pero dejemos de ser injustos con el jugador más completo de este deporte y quien mejor domina todas las numerosas facetas de este sencillo, pero completo y a veces maquiavélico puzzle del juego del baloncesto, quien mejor puede sacarse de la chistera triples imposibles, robos de balón decisivos con limpieza, tapones estratosféricos, y quien mejor redefine esa extraña posición de "point-forward". 

LeBron, pese a brillar como asistente, en el punto de mira.


De hecho yo veo a LeBron dentro de unos años jugando ya directamente de base, sí, LeBron, ese jugador a quien algunos aficionados despistados se empeñan en menospreciar aludiendo a que es sólo físico, pues bien, de toda la NBA, LeBron es el jugador que sin ser base, con mayor facilidad podría reconvertirse a ese puesto. Casi nada.

Por lo tanto, a disfrutar, y ya puestos, me gustaría dedicar esta actualización a los rivales y compañeros desde hace años del Yahoo Fantasy NBA, una veintena de fanáticos y enfermos de esto que hacen que cada temporada la NBA tenga además un sabor especial más allá de la "realidad" de la liga y nos haga sentirnos un poco más partícipes de esto, de todo corazón, va por ellos.

Nowitzki y su célebre "fade away" a la pata coja, ya es considerado el tiro más indefendible de la NBA trás el "sky-hook" de Kareem.