“Y preguntole Jesús: “Cuál es tu nombre” Y él
respondió: “Mi nombre es legión, porque somos muchos” (San Marcos, 5:1-20)
¿Cuántos hombres y mujeres pueden caber en los 215 centímetros
de Pau Gasol? Ayer llevaba dentro todo un país de más de 45 millones de
habitantes. Todos cabían. Los que siempre creyeron y los arribistas. Los que
nunca dudaron junto a los advenedizos. Los fanáticos de este deporte y los
oportunistas. Los que llevaban horas antes del comienzo de los nervios y los
que se engancharon en la prórroga mientras hacían zapping. Los que respetan al
rival en la victoria y la derrota y quienes
lo único que les interesó de lo de anoche era poder hacerles una pedorreta a
los franceses en su propio terreno. Incluso los políticos, que los habrá, que
aprovecharán la victoria de ayer para en plena campaña electoral catalana llevarlo
al debate de la independencia y glosar las alabanzas de un país unido liderado
por un muchachote de Sant Boi de Llobregat, mientras cantan aquello de “no hay
nada más lindo que la familia unida atada por los lazos del amor”. Todos
cabían. Pau ayer fue la legión de todos los demonios que se le volvieron a
aparecer a Francia, de nuevo su bestia negra.
Adrenalina |
Resulta muy difícil (y casi hasta mezquino) ponerle
algún pero a la actuación española de anoche, incluso aunque se hubiese caído derrotado
(y aun así en alguna tertulia deportiva esta mañana lo estaban haciendo, resaltando
que si fulanito había perdido tal rebote, menganito había hecho tal falta, o
gusanito había dejado hacer tal tiro, o porque se hizo tal o cual defensa… este
es un país que durante los 365 días del año tiene 45 millones de entrenadores
de fútbol… y durante un mes, los tiene también de baloncesto), y es que hay que
reconocer la superioridad francesa en una gran parte de las facetas
fundamentales de este juego. Una de ellas es el rebote, donde fueron sensiblemente
mejores en gran parte del partido, sobre todo a la hora de recuperar sus
propios fallos y tener segundas posesiones que solían acabar en triple. No
podía caber mayor castigo. Aun así logramos igualar la estadística de rebotes
totales (38) gracias al impecable trabajo en la prórroga, donde les superamos
en capturas por 7 a 3. En los momentos de la verdad vimos de nuevo a una
España con una extraordinaria actitud defensiva, destacando otra vez Sergio
Llull en su individual contra Parker, y en ataque, la legión Pau Gasol se
encargaba de jugar por todos sus compañeros, a quienes hay que reconocer su
abnegado trabajo defensivo y su lucha en un partido de los que había que
ponerse el mono de trabajo ante una selección, hoy por hoy, superior.
La película del partido recordó a lo vivido frente a
Grecia en cuanto a igualdad, intensidad y grandes dosis de épica, con la
particular diferencia de que mientras frente a los de Katsikaris remamos con
viento a favor en el último cuarto y el sufrimiento vino gracias al arreón
final del ya célebre “Antetokubo”, los franceses mandaron en el marcador casi
todo el partido y llegamos a estar 9 abajo a falta de 6.46 para el final del
partido tras un triple matador de Nando De Colo. Parecía una canasta
definitiva, sepultando las esperanzas de una selección que había luchado con
todas sus fuerzas para mantenerse a unas distancias salvables siempre por
debajo de los 10 puntos.
Que Francia mandase en el electrónico no quiere
decir que nos estuviesen superando en el juego, más allá del consabido problema
del rebote ofensivo. De hecho nuestra selección hizo un excelente partido a
ambos lados de la cancha, con buena circulación de balón y consiguiendo tiros
cómodos y librados, fallados, sí, pero bien tirados, alguno de ellos incluso
saliéndose del aro, mientras que veíamos como a Francia le entraba hasta un
triple a tablero de Lauvergne.
Después de dos cuartos muy disputados, la buenísima noticia
era que estábamos a sólo un punto (32-33), pese a haber visto como los
franceses rebañaban hasta nueve rebotes en nuestro propio tablero, que les
habían dado, lógicamente, nada menos que nueve posesiones más.
Se habla de que España juega los peores minutos de
sus partidos en este torneo tras el paso por el vestuario, y ayer se confirmó,
pese a que el inicio del tercer cuarto fue bueno. Un triple de Mirotic, una
canasta de Pau y una bandeja de Llull empataban el partido a 39 neutralizando
los puntos de Batum y Parker. Mediaba el tercer acto y los de Collet abrirían
la primera brecha, con un parcial de 0-7. Comenzaba entonces la tarea de picar
piedra en la zona francesa con el juego al poste de Pau sacando faltas a los
pívots rivales. Anotó su segundo tiro libre para dejar la diferencia en unos
seis puntos que yo empezaba a firmar para afrontar el último cuarto… y entonces
apareció Lauvergne. Un tiro exterior lateral y el citado triple a tablero ponía
el 40-51 en el marcador. Once abajo. Pintaba muy mal. A seguir trabajando el “pau-sistema”,
acompañado de Felipe Reyes y Víctor Claver. Tres altos durante los momentos
decisivos del partido. No lo veíamos desde los tiempos de Carlos Jiménez (ya
avisamos antes de comenzar el torneo que en esta selección íbamos a ver poco “small
ball”, a diferencia de otros campeonatos) Pico y pala para que Pau, de nuevo en
los libres, y Claver, anotando tras dos rebotes ofensivos nos metieran en el
partido dejando el 44-51 (entre medias un triple fallado por Diaw), pero
Gelabale con otro de sus estratosféricos triples volvía a estirar la diferencia
a la decena de puntos. Tocaba de nuevo bajar a la mina con Pau, cuatro tiros
libres consecutivos nos dejaban de nuevo a unos esperanzadores seis, pero el
bestial Lauvergne machacaba un “alley oop” servido por De Colo prácticamente
sobre la bocina. 48-56. Ocho abajo. En efecto, el tercer cuarto nos había
sentado muy mal.
Sergio Rodríguez abría el marcador del último acto
con una bandeja marca de la casa. Su descaro en las penetraciones fue otro de
los factores que nos mantuvo vivos en el partido. Tras un intercambio de
canastas no demasiado fluido (se empezaba a sentir la presión) De Colo anotaba
el ya mencionado triple que nos dejaba 9 abajo a menos de 7 minutos para el
final. Parecía el tiro de gracia. Pero esta selección española no se rinde, y
tampoco se vuelve loca. La remontada era posible a través de la defensa y
ataques pacientes buscando a Pau. No caímos en la tentación de querer remontar
los 7 puntos en un minuto cuando aún quedaban más de 6. La gestión emocional
desde el banquillo de Sergio Scariolo en ese sentido fue encomiable. Sin dejar
de creer en ningún momento en la victoria no transmitió ninguna ansiedad a sus
jugadores, pese a que nuestros previsibles ataques con Pau en ocasiones no
acababan con éxito debido a la excesiva dureza de los rivales, especialmente
Gobert, la cual a veces era castigada pero a veces no (ya conocen el axioma baloncestístico
que dice que si haces 20 faltas te pitarán 20 faltas, y si haces 200 faltas te
pitarán 20 faltas, por lo tanto haz 200 faltas) El Chacho, con su endiablado
manejo del balón en penetraciones de uno contra uno y Pau sacando faltas o machacando
el aro rival tomaron las riendas en ataque mientras detrás todo el equipo
funcionaba como un solo hombre. Les dejamos dos minutos sin anotar, y un
colosal tapón de Pau a Gobert culminaba en un ataque finalizado por el propio Gasol
con un precioso y estético gancho que hubiera firmado el mismísimo Kareem
Abdul-Jabbar para ponernos por delante (62-61) por primera vez desde el minuto
18. Batum volvía a dar ventaja a Francia anotando los tiros libres tras sacar
falta a un muy vigilado por los árbitros Felipe Reyes (tremenda defensa la del
cordobés saliendo a las ayudas exteriores, lo dijimos en el partido contra
Polonia, después de verle presionar a toda cancha, y lo volvemos a repetir hoy:
está siendo para Scariolo lo que Slaughter para Laso) Pau se trabajaba una
media vuelta en suspensión para volver a ponernos arriba. Parker fallaba un
triple en el ataque siguiente pero el rebote del titán Gobert les daba otra posesión
errada por Batum. Hacíamos un ataque largo que finalizaba con un triple bien
orientado de Rudy, pero al mallorquín le falta ese punto físico que influye en
todo su juego y desperdiciábamos la posibilidad de casi sentenciar el partido. De
Colo buscaba la contra pero se encontraba con un Felipe Reyes con los pies
perfectamente plantados en el suelo sacando la falta de ataque. Una falta
clarísima pero que hay que tener narices para pitar con 27000 tíos en contra.
Una de las jugadas del partido, y otra muestra de lo que aporta el gran Felipe
a este equipo. Quedaban 46 segundos, tiempo para dos posesiones. Íbamos a
buscar a Pau, quien fallaría su intento pero capturaría su propio rebote para
que el Chacho dejase pasar más segundos y aprovechase el mínimo resquicio para
con otra bandeja poner el 66-63 que podía haber sido definitivo… de no aparecer
Batum con un triple rapidísimo e inesperado tras tiempo muerto. Los franceses
ni movieron la bola ni dejaron la posibilidad de que hiciéramos falta para
enviarlos a la línea de tiros libres. Frialdad de Batum y el partido empatado. Teníamos
una posesión, malograda por el coloso Gobert al taponar el intento de Pau
Gasol. Tras unos instantes de confusión y con los árbitros consultando el “instant
replay” para determinar a quién correspondía la última bola, al perderse la
misma por banda, Francia tuvo un tiro desesperado de Batum sin éxito que
conducía a la prórroga.
La gran pelea |
¿Quién llegaba mejor al tiempo extra? Imposible
determinarlo. Francia había mandado durante más minutos, pero España lo había
tenido en su mano en los últimos minutos. Nuestro mayor motivo para el
optimismo era la carga de faltas en sus hombres altos. Pau Gasol y su pico y
pala.
Intercambio de golpes en la prórroga protagonizado
por los exteriores (los sergios y Rudy, éste en los tiros libres, y Parker y
Batum), para mediar el tiempo extra. Aún no habíamos buscado a Pau en este
tiempo, y su primer intento acaba en agua, para ver como Gobert conecta con De
Colo y otro “alley oop” indefendible les pone por delante. Volvemos a jugar por
dentro, con Pau y Felipe peleando y reboteando pero incapaces de anotar y
finalmente Gasol cometiendo la típica personal de la frustración cuando el
balón ya era francés. A esas alturas lo que se estaba repartiendo dentro de las
zonas era de auténtico escenario bélico. Diaw anotaba uno de los dos tiros
libres para poner el 72-75 a falta de 1.27. Todo un mundo, en el que los
franceses no volverían a anotar. Nuestro siguiente ataque volvió al paciente “pau-sistema”,
llevando al jugador de los Bulls a la línea de tiros libres y lo que es más
importante, consiguiendo la eliminación por faltas de su gran puntal interior
Rudy Gobert. Pau no falló desde la “charity” para ponernos a un solo punto,
74-75. A Batum se le empezaban a nublar las ideas y perdía la bola ante el
inmenso Llull (si se otorgase un título de Mejor Defensor del Torneo estaría en
todas las quinielas) que corría el contrataque para que Pau recibiese y acabase
matando el aro francés y llevando el delirio a los escasos espectadores
españoles en Lille, pero a todos los hogares de nuestro país que seguían el
partido por televisión. De nuevo por delante. 76-75, a falta de 49 segundos. ¿Momento
Parker? ¡Momento Rudy!, su tapón sobre el base de los Spurs (el tercero del
partido) propiciaba otra posesión para España que finalizaba con un intento
triple fallado por Sergio Rodríguez después de pasar los segundos… y entonces
aparecía de nuevo la figura ya divina de Pau Gasol para recoger el balón y
acabar hundiéndolo en el aro francés. ¡78-75! Quedaban 18 segundos y en los
cambios “de balonmano” habituales en finales de este tipo cambiando la configuración
del equipo según se ataque o defienda, Claver entraba por el Chacho, para
cometer una falta sobre Batum cuando ya había levantado el brazo para lanzar a
canasta. Tres tiros libres, y toda la presión para una de las estrellas galas,
quien minutos antes había convertido un apoteósico triple casi sin pensar, pero
a quien la soledad del tiro libre hizo que los cinco segundos de rigor se le
hicieran interminables. El primer fallo fue una losa que ya no pudo levantar.
Ninguno de los tres intentos tuvo éxito, y España, ya sabiendo cerrar el rebote
con un gran Felipe Reyes, se aseguraba la victoria con un último mate de un
enrabietado Pau Gasol que ha agotado todos y cada uno de los calificativos
posibles. Era su punto número 40. La mitad de todo el equipo, un equipo que
encomendado a su líder había dado una lección de generosidad. El lesionado Rudy
y Llull trabajando atrás. Felipe y Claver y su defensa y rebote, y el
desparpajo ofensivo del Chacho para desatascar nuestro ataque en los momentos
más espesos. Pese a lo que digan los números, nos comportamos como un auténtico
equipo.
A Nico le tembló el pulso |
Es nuestra cuarta final en los últimos cinco europeos.
Sólo en 2013 no estuvimos en el último partido, conformándonos con el bronce,
eliminados precisamente por Francia en semifinales. En 2007 Rusia nos derrotó
en aquel amargo final de partido con Holden como héroe y Pau intentando el
milagro en el último segundo. 2009 y 2011 fueron exhibiciones frente a Serbia y
Francia respectivamente. Ahora nos esperan precisamente la propia Serbia,
favorita en su duelo contra Lituania, o la brava selección de Jonas Kazlauskas,
que al estilo de la de Scariolo no ha comparecido con su mejor equipo pero aun
así su espíritu de campeón les hace estar de nuevo entre los mejores. No se
trata de conformarse con la plata, pero debemos admitir que el éxito ya se ha
conseguido, dejando para el recuerdo dos grandes victorias ante unas Grecia y
Francia más completas, y con un partido como el de anoche de los que hace época
y nos asegura la pervivencia en la afición de muchos niños que pueden estar
enganchándose ahora mismo a nuestro deporte favorito. Yo llevo viendo jugar a
Pau Gasol 16 años, desde 1999, casi nada, pero pienso en esos chavales de 10 o
12 añitos que empiezan a ver sus primeros partidos, como yo los veía a mediados
de los 80. Ellos también estaban ayer dentro de Pau, nuestro particular Legión.
Demonio para Francia, Dios para España. Al igual que la maltratada y perseguida
religión yazidista considera a Melek Taus como el ángel superior al cuidado del
mundo creado por Dios, mientras que las religiones mayoritarias de los
musulmanes y cristianos lo identifican con Satanás. Y es que la actuación de
Pau Gasol anoche abandona irremediablemente los aspectos terrenales para sumergirse
de lleno en el misticismo. Si el deporte nació para que los hombres superasen
sus límites y se acercasen a los dioses, nadie está más cerca de tocar el cielo
hoy día en nuestro país que Pau. Y esto hay que decirlo pase lo que pase en la
gran final.
Pau frente al pelotón de fusilamiento... al final invirtieron los papeles... |
Una final en la que al igual que en cuartos y
semifinales, vamos a volver a repetirlo, admitir el favoritismo y la
superioridad del contrario debe ser el primer paso para tener opciones de
conquistarla.
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