Una vez
que has llegado casi a lo más alto y te has quedado a las puertas de la gloria
más absoluta, cuando has rozado la cima pero finalmente has sido incapaz de
coronarla, en ese tipo de situaciones, cuando vuelves a subir, en mente ya sólo
tienes un objetivo: subir ese último escalón que no pudiste en la anterior
ocasión que acometiste tal empresa.
En
baloncesto lo hemos visto en infinidad de ocasiones, sin ir más lejos con esos
Miami Heat dolidos tras la experiencia del año pasado en las finales y que esta
temporada han destrozado a su rival con un palmario 4-1. No era nada personal
con Oklahoma, era algo personal con ellos mismos.
Con ese
sentimiento de revancha y nueva oportunidad acude España a estos Juegos
Olímpicos, sabedores de que Estados Unidos son, no puede ser de otro modo, los
grandísimos favoritos, y que todos los aficionados españoles celebraríamos otra
plata como un enorme triunfo. Pero una vez que has estado en el segundo puesto
del cajón, lo único que quieres es llegar al primero. Difícil, sí, mucho. No
imposible. El optimismo se concentra sobremanera en un hombre, un deportista
excepcional para quien toda su vida ha sido una constante sucesión de retos que
ha ido superando con éxito. El jugador que cambió nuestro baloncesto para
siempre, el líder irreprochable, Pau Gasol.
Pau quiere más |
¿Por qué
a estas alturas seguir hablando tanto de Pau, cuándo su hermano Marc, Calderón,
Navarro, Rudy o Ibaka han de ser, y serán, tan decisivos como el ala-pivot de
los Lakers?, bueno, porque estamos hablando del jugador con mayor deseo de
superación que ha dado jamás nuestro baloncesto.
En
efecto, hablar del mejor baloncestista de nuestra historia es hacerlo, más allá
de un talento innato que sin duda posee, de una constante lucha contra los
elementos, prejuicios y barreras, y sobre todo, contra si mismo, ya que es
hablar de su constante deseo por mejorar, crecer, y cerrar bocas, muchas bocas.
Desde que emergiera en nuestro deporte como un "extraño elemento",
aquel adolescente altísimo y delgadísimo de inacabable envergadura y talento
para jugar por fuera (había comenzado jugando de base en Cornellá) como
cualquier habilidoso exterior ha tenido que hacerse un sitio en el baloncesto
profesional (¡y qué sitio el que finalmente se ha hecho!) a base de trabajo
duro y mentalidad ganadora (mentalidad que comparte con muchos de sus
compañeros de nuestro generación, para bien de nuestro deporte) Tanto es así
que como muchos recordarán, en aquella mítica selección de los "juniors de
oro", que supuso el comienzo de esta edad dorada de nuestro basket, los
pivots titulares eran dos jugadores de un corte más convencional como Germán
Gabriel y Felipe Reyes. A Pau le costaba encontrar su sitio y a los
entrenadores ubicar a aquel desbargado jugador que respondía a un perfil hasta
entonces desconocido en nuestro baloncesto, y que encontraba mayor reflejo al
otro lado del Atlántico en jugadores como Kevin Garnett. Aito (¡quién si no!,
detrás de cada joven crack ha de haber un entrenador sabio y valiente que
apueste por él, tener una plantilla con doce fichas millonarias y de
primerísimo nivel es demasiado fácil) apostó por Pau, y el resto es historia
conocida. Arrasó en Copa del Rey y Liga, siendo MVP de las fases finales de
ambas competiciones, demostrando que en ACB nadie podía parar a aquel tipo que
rondando los 2.15 corría contrataques, tiraba (y metía) triples, y jugaba el
pick&roll con una coordinación poco habitual en jugadores de su estatura en
nuestro basket. Pese a que Aito consideraba que era un error irse a la NBA tan
joven, el bueno de Pau cerró una boca más triunfando desde el primer momento y
siendo elegido rookie del año. Ayudó a crecer a Memphis y los llevó a play-offs
por primera vez en su historia (hoy día es considerado el mejor jugador que
jamás ha tenido la franquicia), y cuando por fín tuvo la ocasión de jugar en un
equipo con aspiraciones reales de alcanzar el título, ganó el anillo de campeón
a la temporada y media de haber aterrizado en Los Angeles. Todo ello, como no,
tapando bocas. Sobre todo las de quienes injustamente le tacharon de
"blando" frente a un perro viejo como Garnett, en unas finales contra
Boston en las que Pau tuvo que multiplicarse en el juego interior ante la
ausencia de un Bynum demasiado propenso a las lesiones. Gasol hizo unas buenas
finales, pero fue señalado como el principal culpable de la derrota en aquel
humillante sexto partido en el que los angelinos caían por nada menos que 39
puntos (record en un partido para ganar el campeonato). Gasol era para parte de
prensa y aficionados, "Gasoft". Nada nuevo para Pau, otro reto que
superar, a pesar de la injusticia que suponía ser señalado como el mal
principal de un club en el que llevaba pocos meses, la temporada siguiente se
tomó cumplida venganza ante Orlando y bailando en la zona ante nada menos que
Dwight Howard, el mejor pivot del mundo (aunque Bynum si jugó aquella final,
apenas llegaría a los 20 minutos por partido, actuando Pau la mayoría de
minutos como "cinco") Al año siguiente caería otro anillo y esta vez
la venganza fue aún más dulce al ser contra Boston y Garnett. Más bocas
tapadas. "Gasoft" volvía a ser "Gasolution".
El extraño elemento |
Pero
centrándonos ya en la selección, otro gran episodio de superación personal en
Pau lo encontramos en el Europeo de Polonia 2009, claro que para eso hay que
remontarse al anterior torneo continental. Recordemos, Madrid 2007. Unos
flamantes anfitriones que lucían el título de campeones mundiales obtenido el
pasado año en Japón parecían los claros favoritos para alcanzar el oro, pero entonces
apareció una enorme Rusia liderada por Holden y Kirilenko, y el siempre
brillante David Blatt en el banquillo para truncar nuestro sueño. No habíamos
perdido un partido en aquel torneo, tampoco en el mundial anterior, y de hecho
a Rusia la habíamos derrotado en fase previa. Todos recordarán aquel final de
partido, la canasta ganadora de Holden a falta de poco más de un segundo
culminaba la remontada rusa del 59-54 al 59-60. Estábamos noqueados y sin
apenas capacidad de reacción, menos de dos segundas para un tiro desesperado en
busca del milagro… y Pau rozó el milagro con aquella canasta imposible a la
media vuelta y a tablero que prácticamente se salió de dentro. La imagen del
mayor de los Gasol derrotado, hundido y desplomado en la pista mientras sus compañeros trataban de recomponerle el ánimo, es una de las
pocas ocasiones en las que hemos visto a nuestro héroe, nuestro Hércules
particular, fallar en uno de sus heroicos trabajos. Tras el mazazo vino el
aplauso generalizado, no podía ser de otro modo, a Pau, Pepu, y todo un equipo
que en sólo dos años habían conquistado el oro mundial y la plata europea, de
modo que el bagaje de Pepu Hernández al frente de la selección en aquel bienio
que finalizaría abruptamente tras aquel verano era absolutamente irreprochable.
Nadie podía hablar de fracaso.
Nadie,
excepto un ganador compulsivo empeñado en retarse a si mismo como Pau Gasol,
interiorizó aquella derrota y se metió entre ceja y ceja el oro europeo en
2009. Había dudas sobre su participación, Pau se acercaba a la treintena,
llevaba dos temporadas seguidas jugando las finales de la NBA (hablamos por
tanto de jugar un centenar de partidos durante la temporada) y parecía claro
que tendríamos que prescindir de él algún verano. Aquel Europeo del 2009
hubiera sido un estupendo momento para descansar. Pero no para Pau. Poco
importaba el oro mundial de 2006 o la plata olímpica de 2008. Sabía que había
fallado en 2007 y acudió a Polonia dispuesto a tomarse la revancha, a pesar de
no llegar en su mejor momento y de una molesta lesión en el dedo índice que le
hizo ser duda para el torneo una vez comenzada la preparación. Pero Pau no
tenía dudas, y no la tuvo en ningún momento en aquel Europeo de camino tortuoso
plagado de incertidumbres en el que hasta algún iluminado plumilla deportivo
del que no vamos a decir su nombre llegó a pedir públicamente el cese
fulminante de Sergio Scariolo en medio del Eurobasket a través de las páginas
de uno de los periódicos deportivos más importantes del país después de la
derrota contra Turquía (ojo, Turquía, al año siguiente subcampeones del mundo,
no unos taruguitos cualquiera). Todos sabemos como acabó aquel torneo. España
dio cinco exhibiciones consecutivas ante Lituania, Polonia, Francia, Grecia y
finalmente Serbia (a la que derrotamos en la gran final por nada menos que 22
puntos) con Pau Gasol como máximo anotador, segundo mejor reboteador, y MVP del
torneo. Otro reto personal superado.
Una caída que le hizo más fuerte. |
De modo
que la motivación personal de nuestro líder por alcanzar la única medalla de
oro que le falta es un buen argumento de optimismo de cara a aspirar a lo
máximo en Londres, nunca perdiendo de vista que Estados Unidos es superior, y
que el habernos visto encuadrados en el grupo de liguilla diáfanamente más
accesible, nos aboca a un cruce de cuartos de final sin duda alguna harto
complicado (salvo mayúscula sorpresa, Francia, Lituania, o Argentina,
cualquiera de estos tres, será nuestro rival en cuartos)
BASES: En
manos de Calderón. Nuestro base más fiable y seguro de los últimos tiempos, y
que todavía tiene algunas cuentas pendientes en esta selección por su reciente
mala suerte en momentos decisivos (por ejemplo la lesión que le privó de jugar
la final olímpica de Pekín, dejando el timón del equipo en manos de un menor de
edad llamado Ricky Rubio que ya comenzaba a confirmar su halo de auténtica
estrella aún siendo adolescente), de modo que podemos estar tranquilos, aún así
sería bueno que Scariolo no lo exprimiera demasiado en minutaje, ya que tanto
Sada como Rodriguez ofrecen cosas distintas y muy aprovechables. El azulgrana
nos dará intensidad defensiva y lucha sin denuedo (sigue siendo el base
nacional que mejor rebotea), y el madridista, además de aportar ciertas dosis
de fantasía siempre bienvenidas (y más sin Ricky), será nuestra mejor arma
cuando se imponga un brutal cambio de ritmo, aprovechando además que llega en
un momento como se suele decir “de dulce” en el lanzamiento exterior. Por lo
tanto una buena tripleta de bases muy distintos entre sí, lo cual multiplica
nuestras posibilidades en todo momento y sentido.
ALEROS: Si
tuviéramos que hablar de un punto débil en nuestra selección, bien podría ser
este, sobre todo en lo concerniente a lo que llaman “alero alto”. Desde la
retirada del ejemplar Carlos Jiménez, prototipo de jugador todoterreno y
practicante de un estajanovismo que no conocía límites, y coincidiendo con la
llegada de Sergio Scariolo, el entrenador italiano no ha sabido encontrar un
sustituto natural para el alero madrileño. Desavenencias con Carlos Suárez y
falta de confianza en Victor Claver hacen que un escolta natural como Rudy
Fernandez desempeñe de salida esa labor. De momento el experimento ha salido
bien, y el pasado Europeo de Rudy jugando de “tres” fue realmente remarcable,
pese a no brillar demasiado estadísticamente, pero posiblemente fue su mejor
actuación global con la selección española, con un buen trabajo en defensa y
una gran implicación en el juego colectivo. Por tanto no habrá sorpresas en
este sentido, Navarro y Rudy serán nuestras grandes bazas en estas posiciones,
con un Sergio Llull que ha de consolidarse como valioso sexto hombre y dará
descanso tanto a uno como a otro (es posible que veamos en no pocos minutos al
menorquín en pista con un base y Navarro, jugando por tanto con tres “bajos”) y
un San Emeterio siempre eficiente del que habrá que echar mano cuando se
necesite un alero clásico. Claver una vez más tendrá difícil rascar minutos, y
lo hará a caballo entre las posiciones de “tres” y “cuatro”.
PIVOTS: Nuestra
gran baza, sin lugar a dudas. Partiendo de los hermanos Gasol, nuestro juego
interior parece el mayor problema que se le pueden plantear a cuantos rivales
salgan a nuestro paso. De hecho una de los grandes aciertos de Scariolo (ya que
nadie le va a reconocer nunca nada, hagámoslo nosotros) ha sido desentrañar la
dificultad que encerraba para la selección la convivencia de los Pau y Marc en
pista, a pesar de ser pivots distintos, un cuatro y un cinco, el mayor de la
saga se había acostumbrado a jugar de pívot puro con la elástica roja teniendo
a su lado a cuatros como Garbajosa o Felipe Reyes. En el baloncesto FIBA Pau
masacraba sin piedad a sus rivales desde el centro de la zona, no dejando
espacio a su hermano Marc quien apuntaba cada vez más alto. Sin embargo en el
pasado europeo la combinación de los dos Gasol en pista supuso un problema
irresoluble para casi todos los rivales (y para quienes consiguieron
resolverlo, caso de Macedonia, ahí apareció Navarro para salvar al equipo), de
modo que creo que la principal opción ofensiva, por encima de La Bomba y Rudy,
seguirán siendo nuestros dos hermanos NBA cargados de su enorme sobriedad y
seguridad y jugaremos muchos balones dentro. Para Serge Ibaka, quien ya tuvo un
buen papel en el Europeo de Lituania, esta cita ha de ser su explosión dentro
de la selección y sembrar el terror en nuestra zona con su espectacular
“timing” de salto a la hora de taponar y manipular los tiros rivales, además de
seguir demostrando sus cada vez mejores recursos ofensivos y ese tirito de
media distancia que cada vez le vemos lucir con mayor soltura. Y para completar
este exuberante poker de ases de jugadores interiores, uno de los tipos con los
testículos más poderosos de España. La garantía de Felipe Reyes, un jugador que
tanto juegue 5 segundos como 40 minutos lo da absolutamente todo por la
camiseta que viste y que jamás le pierde la cara a ningún rival ni partido sea
cual sea el marcador. Aunque pequemos de chovinistas, hay que reconocerlo,
tenemos el mejor juego interior del campeonato.
Nuestro Macho Alpha |
PLANTILLA:
Nº
|
Jugador
|
POS
|
ALT
|
AÑO
|
Equipo
|
4
|
Pau Gasol
|
Pívot
|
215
|
1980
|
Los Angeles Lakers
(NBA)
|
5
|
Rudy Fernández
|
Alero
|
195
|
1985
|
Real Madrid (Liga
Endesa)
|
6
|
Sergio Rodríguez
|
Base
|
190
|
1986
|
Real Madrid (Liga
Endesa)
|
7
|
Juan Carlos Navarro
|
Escolta
|
190
|
1980
|
FC Barcelona Regal
(Liga Endesa)
|
8
|
José Manuel Calderón
|
Base
|
190
|
1981
|
Toronto Raptors (NBA)
|
9
|
Felipe Reyes
|
Pívot
|
206
|
1980
|
Real Madrid (Liga
Endesa)
|
10
|
Víctor Claver
|
Ala-pívot
|
204
|
1988
|
Valencia Basket (Liga
Endesa)
|
11
|
Fernando San Emeterio
|
Alero
|
199
|
1984
|
Caja Laboral (Liga
Endesa)
|
12
|
Sergio Llull
|
Escolta
|
190
|
1987
|
Real Madrid (Liga
Endesa)
|
13
|
Marc Gasol
|
Pívot
|
215
|
1985
|
Memphis Grizzlies
(NBA)
|
14
|
Serge Ibaka
|
Pívot
|
207
|
1989
|
Oklahoma City Thunder
(NBA)
|
15
|
Víctor Sada
|
Base
|
192
|
1984
|
FC Barcelona Regal
(Liga Endesa)
|
Posible
quinteto titular: Segunda
unidad:
Calderón
Rodriguez
Navarro
Llull
Rudy
San Emeterio
Pau Gasol
Reyes
Marc
Gasol
Ibaka
Papel
secundario: Sada y Claver
Lujo de entradas.....muchas gracias.
ResponderEliminarRespecto al oro, plata, etc... Cuando vi la final de Pekín, al terminar el partido tenía la sensación de haber asistido al mejor partido de baloncesto que jamás había visto. Fué durante la "sequia" de basket de unos 8 años, en los que por diversos motivos me alejé de este deporte que tanto me gusta, llevaba en ese momento un par de años sin ver partido alguno(exceptuando alguno de la selección), y de repente me encuentro con aquello. No es mentira, esa plata me supo a oro, yo ya no les pido más, no se puede luchar contra un Dream Team y además contra las consignas FIBA para arbitrar condescendientemente a los americanos. No creo que nadie pueda pedirles más a estos chavales, yo, en cuanto empiecen los JJOO, colgaré de mi ventana la bandera de España, ahora si. Este es el único caso en que siento a una selección deportiva como mi propio "club", por algo será.
Opino prácticamente igual sobre esa final... no sé si tanto como el mejor partido que he visto, pero si el mejor que le recuerdo a la selección española. Evidentemente hay que considerar que repetir plata ya sería un éxito.
ResponderEliminarCon el resto de las selecciones no creo que haga las entradas tan largas, ¡no me da tiempo!