Histórica edición extra del Marca a las 7 de la mañana para recoger la final olímpica de Los Ángeles |
A poco menos de un mes del comienzo de los Juegos Olímpicos
de Londres, es decir, una edición más del mayor evento deportivo (al menos para
mí), observo preocupado el debate que ha instalado David Stern sobre la
participación del baloncesto en dicha competición.
Vaya por delante que considero a la NBA y al propio Stern ejemplos
de organización modélica y ejemplar a la hora de cuidar su producto y saber
venderlo al gran público. En eso son los mejores. Por eso la NBA es la competición
por clubes más grande del globo terráqueo. Pero, y de esto creo que ya hemos
hablado en alguna ocasión por aquí, el negocio no puede estrangular de una
manera tan descarada lo que deben ser los valores esenciales del deporte, esos
que hacen que los niños sueñen y que los mayores aplaudan. Siempre he insistido
en que debe haber un equilibrio entre lo que es puramente el mercado y lo que
significa el deporte desprovisto de la citada mercadotecnia.
Por ello la idea de David Stern de restringir la edad de los
baloncestistas olímpicos me parece una puñalada a la historia y grandeza de la
competición olímpica. Es querer desahuciar al deporte de la canasta del
acontecimiento deportivo más grande con el que puede soñar cualquier deportista
sea de la disciplina que sea, y asemejarlo al fútbol, el único deporte que va
por su propio camino apartado de los demás. En el balompié la mayor gloria es
el mundial de selecciones, pero en baloncesto no. En baloncesto es sin duda los
Juegos Olímpicos, y ahí es donde se han concentrado las mayores gestas, hazañas
y épica a nivel de selecciones. Rebajar el nivel del baloncesto olímpico al del
fútbol es un disparate y una puñalada trapera a este deporte. Fíjense que
incluso el fútbol en los Juegos siempre comienza unos días antes de la
ceremonia inaugural, es como si estuviese al margen. Escuchaba a Luis Milla
decir ayer que casi con toda probabilidad ni él ni sus chavales van a poder
acudir a la ceremonia de inauguración, ya que se encontrarán ya en plena
competición a 500 kilómetros de distancia de Londres (en Newcastle), por favor,
no hagan esto con el baloncesto.
Hablar de baloncesto olímpico es hablar de Oscar Schmidt,
Epi, Petrovic o Sabonis. Fue el zar lituano precisamente quien humillando a David
Robinson en los Juegos de Seúl 88 provocó la aparición del llamado “Dream Team”
en Barcelona 92, ese regalo irrepetible para los aficionados. Arvydas Sabonis
mancilló el honor de la selección que más veces había conquistado el oro
olímpico, los Estados Unidos, quienes nunca habían necesitado de llevar a sus
jugadores profesionales y se habían bastado con sus jóvenes talentos llegados
desde el “college”… hasta la aparición de Sabonis. La afrenta fue tan grande
que el baloncesto estadounidense reaccionó mandando sus fuerzas más ilustres a
recuperar aquella gloria perdida… y con ello salimos ganando todos los
aficionados.
Andrew Gaze jugó nada menos que cinco Juegos Olímpicos, alguno de infausto recuerdo para nosotros. |
Como muchos aficionados de mi generación, mis primeros
recuerdos baloncestísticos los asocio a 1984 y los Juegos Olímpicos de Los
Ángeles, aquella selección que todos conocemos de memoria (Corbalán, Solozabal,
Llorente, Beirán, Epi, Sibilio, Itu, Margall, Jiménez, Arcega, Romay y De La
Cruz), y conquistó la plata después de ganar a la Yugoslavia de Aza Petrovic, Dalipagic,
Knego, Sunara, y por supuesto un jovencísimo Drazen Petrovic que ya comenzaba a
hacer estragos en el baloncesto internacional, para caer en la gran final ante
una selección USA en la que había una serie de jugadores que años más tarde,
simplemente, se convirtieron en históricos (Pat Ewing, Alvin Robertson, Chris
Mullin, Wayman Tisdale... por citar unos nombres… y por supuesto, claro, un tal
Michael Jordan)
Cuatro años más tarde permanecen aún más nítidos los
recuerdos de Seúl. Tengo viva en la memoria la imagen de levantarme casi de
madrugada para ver a nuestra selección enfrentarse a la Australia del magnífico
cañonero Andrew Gaze (nuestro ejecutor en aquel torneo) o contra aquel
magnífico Brasil de los Oscar y Gerson. Aquellos fueron como decimos los juegos
del gran Sabonis, los juegos que cambiaron todo, y que elevaron aún más el
nivel de los Juegos Olímpicos, donde años más tarde hemos asistido a enormes
exhibiciones de baloncesto de jugadores como Sarunas Jasikevicius, Manu
Ginobili, Vince Carter, Yao Ming o Pau Gasol, o ver imágenes tan maravillosas como la de Dirk Nowitzki como abanderado olímpico de su país. Todo eso lo quiere eliminar
Stern, consternado por el hecho de que las grandes estrellas NBA, bien sean
estadounidenses o internacionales, puedan acudir a un torneo que a los
deportistas les reporta tanto espiritualmente, pero a su competición no
repercute ningún beneficio, más bien ha de lidiar con la preocupación de las
franquicias que ven a sus jugadores deseosos de acudir al evento más bonito
para cualquier atleta, como si los únicos anillos que importasen fuesen los de
campeón de la NBA, y no los mucho más universales anillos olímpicos.
Manudona y la gloria olímpica. |
Que gran portada!, qué tiempos!. Recuerdo como si fuera ayer mismo poner el despertador para levantarme a ver los partidos de LA-84. Esos juegos olímpicos se han quedado grabados en mi memoria a fuego...no en vano mi amor platónico era Mary Lou Retton...Y qué tiempos para el baloncesto, en mi colegio y otros muchos los críos no jugábamos al fútbol, las peleas eran por coger canasta para jugar al basket!!!, increíble.
ResponderEliminarLo de David Stern, persona que particularmente me cae como una patada en "esa" parte, me parece absurdo, porque si bien el fútbol tiene una todopoderosa federación FIFA, la cual obviamente saca tajada del Mundial y por ello hace todo lo posible para que prevalezca, en el caso del baloncesto, hay FIBA y NBA y sinceramente no creo que a ninguna de las dos les beneficien unos juegos cojos...La NBA no quiere ir, pero ¿qué opina FIBA?, ¿qué pasará si Basket USA vuelve a salir humillado?, han contado con el escaparate que son unos JJOO para el baloncesto, incluida la NBA??, no sé, no lo veo claro. De momento no creo que llegue a buen puerto esa proposición.
Por cierto, me acabo de enterar..Nash con Lakers, virgencita, virgencita, que Pau se quede y seré el hombre más feliz sobre la faz de la tierra!!!
ResponderEliminarEsperemos que no cuaje, para mí el oro olímpico es lo más grande que se puede ganar a nivel de selecciones... la NBA está en plan locura, a ver si hago una entrada poniéndolo todo al día, lo de Nash es lo más espectacular, pero hay muchas cosas más, Jet Terry a Boston, Brandon Roy vuelve a jugar, ¡y a Minnesota!, Kyle Lowry a Toronto, con lo que darán salida a Calderón... un no parar, y eso que las contrataciones oficiales se abren a partir del 11, pero se está moviendo todo el mundo, ¡feliz finde!
ResponderEliminaruna entradita repasando las selecciones con opción a medalla no estaría mal.... ;-)
ResponderEliminarSi tuviera tiempo y esto fuera algo más que un simple hobby... pero algo caerá sobre las selecciones olímpicas, como no, :-)
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