La furia |
Intenso primer partido de las
series finales de la Liga Endesa entre Real Madrid y Barcelona el disputado
ayer en el Palacio de Los Deportes. Los dos colosos de nuestro baloncesto
parecen empeñados en revivir la mítica rivalidad de los 80 cuando aquellas inolvidables
plantillas dirigidas por Lolo Sainz y Aito García Reneses nos regalaban
encuentros para el recuerdo. De modo que para inaugurar las actuales finales y
a falta de baloncesto de gran calidad (sobre todo por parte del Real Madrid,
cuyo triunfo ofrece poco brillo) tuvimos uno de esos choques de los que se
puede decir que tuvo de todo: alternativas, lucha, intensidad, emoción,
polémica y hasta tangana (sin que la sangre llegase al río afortunadamente)
Salió muy serio el equipo de
Laso, sobre todo atrás. Tanto que aún jugándose a un ritmo en principio
favorable al Barcelona el Madrid estaba cómodo. Viendo aro con relativa
facilidad, sobre todo por medio de Rudy, y desactivando el ataque de un
Barcelona donde sólo Huertas llevaba puntos al casillero azulgrana (suyos
fueron los seis primeros tantos de su equipo) Suárez y Begic ofrecían sobriedad
defensiva mientras Tomic y Wallace se diluían. En los compases finales de ese
primer acto comenzaron a definirse aspectos que marcarían el devenir posterior
del encuentro. La entrada de Sada por Huertas lejos de mermar al Barcelona le
dio alas. Mavrokefalidis ofreció más solvencia que un Tomic al que le vino bien
“leer” un poco el partido desde el banquillo, y Sergio Rodríguez por parte
blanca no fue capaz de cambiar el ritmo del partido como en otras ocasiones (el
partido de Final Four entre estos mismos equipos sin ir más lejos)
Evidentemente hay que considerar que este Barcelona es superior al cuadro
azulgrana que se presentó en Londres. El pívot griego Mavrokefalidis ofrece
relevo de calidad para Tomic (recordemos que en la cita continental Jawai llegó
lesionado, jugando un solo minuto y lesionándose para el resto de temporada) y
Brad Oleson es una pieza mucho más valiosa que la que puede suponer Tremmell
Darden en el bando blanco. Aún así los de Laso cerraron el primer cuarto con
una ventaja de siete puntos (21-14) gracias a dos últimos triples de Sergio
Rodríguez agotando posesión y de Llull sobre la bocina del acto. El Madrid
ganaba, incluso con cierta comodidad, pero comenzaba a dar síntomas de
sufrimiento.
En el segundo cuarto Sada
inició su recital, aparte de dar muestras una vez más de su impecable trabajo
defensivo tanto sobre un inoperante Carroll como sobre un desconcertante
Rodríguez demasiado viciado en amasar la bola. Un triple del badalonés ponía
por primera vez por delante a los blaugranas (23-25), y a partir de ahí vino el
vendaval. Hasta 31 puntos llegaron a anotar los de Pascual durante este parcial.
Navarro y Sada hacían daño por fuera y Tomic empezaba a hacerse notar. Lorbek,
sin estar fino en su tiro, también sumaba metiéndose en la zona ante un Mirotic
al que parece que las finales le siguen quedando grandes. El Chacho Sergio
Rodríguez pese a no encontrar su habitual facilidad para el pase mantenía con
cierta vida a su equipo gracias a su acierto en el triple, y con ello el Madrid
no acababa de desaparecer por completo del partido. Pese a todo el marcador con
el que se llagaba al descanso era concluyente. Diez puntos arriba para los de
Pascual (35-45) con un parcial demoledor en el segundo acto (14-31) El
Barcelona le había dado un fenomenal repaso a un Real Madrid que cogía el
camino a los vestuarios tocado y hundido. Le habían pasado por encima.
Sada en versión killer. |
No cambió mucho el panorama
en la reanudación, el Barcelona se seguía mostrando superior y la diferencia se
movía en una horquilla de entre 8 y 12 puntos para los de Pascual. Sada se
disfrazaba de Navarro y lograba ejercer de pesadilla para los blancos,
inoperantes en ataque y sin ser capaces de mostrar la dureza de su rival atrás.
En ese sentido hay que felicitar nuevamente a Xavi Pascual, su trabajo de
mentalización y capacidad para dotar de competitividad a sus jugadores esté
quien esté en pista es encomiable. Ha conseguido convertir a purasangres
ofensivos como Joe Ingles o C.J.Wallace en guerrilleros para la causa y
especialistas defensivos. La importancia de Pascual en los éxitos de este grupo
de jugadores es mucho mayor de lo que generalmente se le reconoce. Las
sensaciones que transmitía el partido eran desalentadoras para el conjunto
local, que recurría a ramalazos de coraje de Llull y Rudy para que el partido
no se les fuera completamente. Bajo ese prisma hay que admirar a los blancos,
pese al mal partido realizado, se advertía la fe instalada en el cuerpo de
algunos de sus jugadores (los citados Llull y Rudy más El Chacho, Felipe Reyes
o Marcus Slaughter) Si no iba a ser por baloncesto, había que intentarlo por
testiculina. Pero parecía remar para morir en la orilla. Huertas tomaba el
relevo de Sada y el Barcelona seguía anotando con facilidad. Un triple de
Ingles a minuto y medio del final del cuarto volvía a poner una losa de 12
puntos de diferencia entre ambos finalistas. Cuatro puntos consecutivos de
Llull y la impresionante actitud defensiva de Slaughter mantenían con vida al
equipo de Laso al cierre del acto. Incluso el resultado pudo acortarse aún más
de no haber fallado increíblemente Felipe Reyes una canasta completamente sólo
bajo el aro prácticamente sobre la bocina, a pase de un Sergio Rodríguez que
volvía a recobrar su versión mayestática de excelso director de juego. 50-58
para comenzar el cuarto definitivo. Un Madrid voluntarioso sólo había sido
capaz de recortar dos puntos de diferencia tras el descanso. La cosa seguía
pintando fea.
Y Navarro la ponía peor con
un triple al inicio del último acto. De nuevo por encima de la decena de
puntos. Carroll respondía con otra canasta desde más allá del 6.75 en una de
sus escasas aportaciones. A partir de ahí diferencias entre7 y 10 puntos con
cierta comodidad para el Barcelona. Pero enfrente había un rival con fe, mucha
fe, y piernas para no desfallecer. Encomiable Slaughter, hemos de insistir en
ello. Presionando a media cancha y en ocasiones cancha entera. Retrasando la
subida del base rival para que el inicio de su ataque estático ya comience
comprometido. Esos diez segundos que le quitaba a Sada en esas subidas de balón
fueron oro para la defensa del Madrid. Un elemento de estas características es
tan valioso que permite a Laso manejar defensas alternativas que empiezan y
acaban en el jugador californiano, capaz de subir a presionar a todo el campo y
“bajar el culo” poco después para pegarse con Tomic. El propio jugador croata
ponía por última vez una ventaja de una decena de puntos para su equipo (55-65)
a falta de menos de siete minutos para el final del partido. Parecía
encarrilado, pero el Madrid seguía trabajando atrás, y los dos sergios
comenzaban a correr. Si el equipo blanco iba a perder el partido, al menos que
no fuera ni por lucha ni por piernas. Un parcial de 6-0 dejaba el marcador en
61-65 a falta de cuatro minutos y medio. Había partido. Xavi Pascual pedía
tiempo muerto, y en la siguiente jugada su equipo perdía la posesión. El
entrenador catalán arriesgaba y decidía parar nuevamente el partido agotando
sus tiempos. La duda se comenzaba a instalar en el bando azulgrana. El Madrid
se crecía gracias a su inquebrantable fe. Fe en un estilo y en una manera de
entender el baloncesto. Y aquí permítanme hacer una digresión en torno a la
figura de Sergio Rodríguez. Cuando volvió del baloncesto profesional
estadounidense después de una aventura NBA en la que no pudo demostrar toda su
clase, fue señalado por un mal curso a las órdenes de un Ettore Messina que no
creía en él. Aquí creímos en él. Al comienzo de la temporada siguiente, la
primera de Laso como entrenador blanco, encabezó nuestro ranking de bases a
seguir para el curso entrante. El Chacho estaba por aquel entonces defenestrado
para una parte de la afición que argumentaba que era casi un ex –jugador de
baloncesto de 25 años. En este blog escribimos literalmente: “Sí, lo sabemos. Lo de
Sergio Rodríguez sólo se puede explicar desde el punto de vista de la fe. O
crees o no crees. Y yo si creo.” El pie de foto que ilustraba la estampa del jugador
reflejaba un grito de guerra: “Believe in El Chacho” Y esa fe en el jugador
significa apostar por él en los buenos y en los malos momentos. Significa no
desesperarse porque pierda un par de balones seguidos ni señalarle públicamente
gritándole mientras lo mandas al banquillo delante de toda una afición y de las
cámaras de televisión para que quede claro quien manda en el equipo. Al Chacho
no se le pueden cortar las alas. Cerramos digresión, volvemos al domingo.
Dejábamos el partido con 61-65 con Sergio Rodríguez comenzando a volar sobre la
defensa rival. Otra canasta suya y una asistencia que culmina Rudy en mate pone
el empate en el marcador y el delirio en las gradas. Pero las remontadas se
cumplen cuando te pones por encima en el luminoso. El Madrid aún no lo había
hecho. Partido caliente, tenía que aparecer Navarro. Inteligentemente saca
falta a Felipe sobre la línea de 6.75. En los tiros libres no perdona. 65-68.Al
Madrid le entran entonces las prisas. El Chacho falla el siguiente ataque.
Huertas hace lo propio desde el triple. Vuelve a aparecer Navarro, primero en
defensa robando balón sobre un apático Mirotic, y regresando al tiro libre tras
falta de Rudy. 65-70 y dos minutos y medio por jugarse. Navarro parecía poner
las cosas en su sitio, por si fuera poco Mirotic certificaba su ausencia del
partido fallando dos tiros libres seguidos tras una lucha en el rebote después
del fallo en el triple de un precipitado Rudy. Pero ya saben lo que tenían
enfrente, fe. Y eso dicen que mueve montañas. El Chacho se sacó de la manga un
2+1 frente al gigante Tomic para que nadie se olvidase que allí había un
jugador que quería ganar el partido. Huertas, el verdugo del Madrid en el
primer partido de la final del pasado curso, responde con una canasta que
significaría el 68-72 a 1.45 para el final del partido. El Barcelona no
volvería a anotar. En apenas cinco segundos otro triple de fe de, quien si no,
El Chacho, pone el 71-72. Oleson falla en el ataque siguiente y el partido
llega a esos momentos de pura taquicardia. Emerge entonces la figura del gran
capitán, Felipe Reyes, primero capturando un rebote en ataque tras fallo de
Rodríguez que el ala-pívot cordobés transforma en el 73-72. ¡El Madrid se ponía
por delante por primera vez en más de 20 minutos, y lo hacía en el último
minuto del encuentro! A Navarro se le cruzan los cables en el posterior ataque
y regala la bola ante la defensa de Mirotic. Posesión blanca a unos 50 segundos
del final. Rudy se precipita de nuevo buscando el triple, ¡y vuelve a aparecer
Felipe en el rebote para asegurar otra posesión madridista! Llull se equivoca
finalizando ese ataque en una penetración suicida ante las torres azulgranas y
es turno para la jugada de la polémica. La contra barcelonista se salda con un
dudoso saque de banda para los de Laso. A estas alturas ya todo el mundo habrá
visto la acción repetidas veces. Sada cruza la cancha como un rayo y cuando
encara el aro rival se encuentra con Llull a su izquierda y Rodríguez a su
derecha malogrando la jugada. El balón sale despedido por línea de fondo y los
árbitros conceden posesión para los blancos. A partir de ahí caben múltiples
versiones. Lo triste es que la mayoría de ellas sean de modo interesado según
el forofismo de cada cual. Cabe la posibilidad de falta de Llull, cabe la
posibilidad de falta del Chacho, cabe la posibilidad de que no haya ninguna
falta, cabe la posibilidad de un fuera a favor del Barcelona o un fuera a favor
del Madrid. El entrenador y video-blogger Piti Hurtado, habituado a hacer un
magnífico trabajo en jugadas de este tipo, es incapaz de mojarse al respecto y
al ciento por ciento, aunque si parece advertir que no hay falta personal. No
valen fanatismos en este caso. El propio Piti analizó hace días una jugada tan
dudosa como el 2+1 con el que, otra vez, Sada, sentenciaba el segundo partido
de semifinales contra el Gran Canaria. En esa ocasión el citado analista se
inclinaba a pensar que la canasta del base catalán estaba dentro del tiempo.
Por tanto huyamos del forofismo y del análisis sesgado por unos colores. En mi
opinión también parece difícil que haya falta personal, después de ver la
jugada repetidas decenas de veces. Bastante más probable es que sí fuera
posesión barcelonista, pero con menos de tres segundos parece muy aventurado
asegurar que el Barcelona se hubiera llevado el partido. Lo que si tengo claro
es que si el partido se hubiera jugado en cancha azulgrana el desenlace
arbitral hubiera sido otro y favorable a los intereses de los de Pascual (y al
partido contra Gran Canaria me remito), como tampoco dudo de que a lo largo de
la serie habrás más jugadas polémicas y dudosas y la balanza en la próxima
ocasión se decantará del lado blaugrana. Suele suceder. Pero que este tipo de
cosas no saquen lo peor de lo que rodea al deporte, los forofismos y
talibanismos y los que ven el juego como una oportunidad para ondear la bandera
del “anti” más que para disfrutar con el espectáculo del deporte y las
evoluciones de sus equipos. Tras la polémica, saldada con una técnica a un
Navarro perdiendo los papeles, Sergio Rodríguez anotó sólo uno de los dos tiros
libres pero aún así Rudy capturaba de nuevo el rebote ofensivo para dejar de
nuevo en evidencia la falta de ambición blaugrana a la hora de proteger el
tablero en los minutos finales del partido. Eso, y no la jugada de Sada, fue lo
que les costó el partido.
El capitán siempre da la cara. |
En resumén un choque vibrante
en el que como sucediera en el primer partido de la final de la pasada
temporada no ganó el mejor ni quien hizo mejor baloncesto, si no quien mejor
templó sus ánimos en los momentos finales y tuvo más fe. El Madrid, pese a
llevarse el primer punto, deja muchas dudas. Laso fue superado por Pascual
durante varias fases del encuentro. Cuesta entender la desaparición de Carlos
Suárez después de su magnífico trabajo en el primer cuarto. Preocupante que a
Mirotic se le siga encogiendo la mano cuando llegan estos envites. Y los otros
dos líderes naturales del equipo, Llull y Rudy, mantienen ese exceso de
hiperactividad adrenalínica que en ocasiones les lleva a tomar decisiones
equivocadas (el Madrid jugó muy mal ese último minuto después de ponerse por
delante) Toca por tanto hacer autocrítica en el vestuario blanco (el mismo
Mirotic según aseguran en Onda Cero acudió ayer por la tarde al Palacio a hacer
sesiones individuales de tiro por su propia cuenta) para recuperar su mejor
baloncesto, ese que le ha llevado a firmar hasta el momento un impresionante
balance de 36 victorias por tan sólo 4 derrotas en sus partidos de Liga Endesa
entre liga regular y play offs. Claro que eso no sirve de nada si no se levanta
el cetro final. Y ahí es donde el Madrid necesita mayores argumentos que el de
la épica, por mucha fe que acumule ese genio barbudo llamado Sergio
Rodríguez.
Keep the faith. |
lo de llul no lo veo, pero sergio rodriguez creo que hace falta con las dos manos, y creo que le honra reconocerlo en la medida que ha podido.
ResponderEliminarEl Chacho va con las dos manos, con la izquierda yo creo que no hay nada... la derecha apenas se ve en las repeticiones, o sea que no digo nada... el jugador reconoce a Sada que "pude haber hecho falta", pero tampoco lo asegura, vamos, que en una pachanga entre colegas posiblemente si la reconociese, pero en una final de liga la cosa cambia... dudoso.
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