El Barcelona se reencuentra a si mismo. |
Difícil de explicar el
partido vivido anoche en el Palacio de Los Deportes, tan difícil como explicar
la derrota madridista en un partido que tenía encarrilado. Y sin embargo tan
sencillo como que podemos considerar que fue un calco del primer partido de las finales, pero con los protagonistas intercambiando sus papeles. Tan sencillo
como que el encuentro deja un aroma a “deja vu” y en el último cuarto vuestro
amigo El Tirador ya intuía el fatal desenlace acuñando un término modestamente
creo que muy acertado: “remontada silenciosa”.
Y el partido, al igual que el
pasado domingo, no dejó excesiva calidad en el juego, al contrario, muy
justita, y en esta ocasión fue servida por parte del Real Madrid, sobre todo en
su soberbio segundo cuarto (¿les suena la película?, ¿recuerdan el segundo
cuarto del Barcelona el pasado domingo?) Lo cierto es que los de Pascual les
devuelven a su rival la moneda en forma de su propia medicina (fe, no perder
nunca la cara al partido) y recuperan su condición y espíritu de campeones. Se
reencuentran a si mismos, rompen el factor cancha, y se convierten en favoritos
para el título. A decir verdad se está jugando más al ritmo que Pascual
prefiere en los hasta ahora 80 minutos disputados.
El primer cuarto fue una oda
al despropósito. Diez minutos infumables. El Madrid, con su habitual quinteto
titular abundante en centímetros no dejaba ver aro al Barcelona, pero tampoco
atacaba con facilidad. Aún así un triple milagroso de Lull a tabla ponía un
brioso 8-0 de inicio. Mirotic en una contrataque ponía el 10-2 mediando el
primer acto. El Real Madrid no volvería a anotar en los cinco minutos
posteriores. No estaba el Barcelona para tirar cohetes, pero le bastó la
aparición de Navarro (4 puntos y 3 faltas provocadas) para meterse en el
partido mientras que Oleson certificaba la primera remontada del partido con un
triple que ponía el 10-11. Para contribuir al desatino los árbitros demostraron
claramente que salieron bajo consigna. Pasar lo más desapercibidos posibles y
apenas cargar de personales a los equipos al inicio del choque. Eso se reflejó
en la sorprendente cifra de tan sólo 3 faltas personales señaladas a cada
equipo. No sé lo creen ni ellos.
Como suele ocurrir, tiempo
les faltó para comenzar a señalarlo todo en el segundo cuarto. Aún así se
vieron los mejores momentos de juego por parte de un Real Madrid apoyado en un
Tremmell Darden sacando ventaja sobre su extraño emparejamiento con
Jasikevicius (ausente en el primer partido) Pascual también dio entrada a
Todorovic, buscando dosificar esfuerzos y que su equipo no llegase tan
castigado a los minutos finales como en anteriores choques ante los blancos. Sergio
Rodríguez, sin llegar a la excelencia en la dirección de su segunda parte del
domingo, manejaba con soltura el ataque blanco, y la habitual lucha bajo
tableros de Felipe Reyes contribuía a que el Madrid controlase este segundo
acto con absoluta solvencia. El cuarto acabó reflejando un 26-15 para los
blancos, que se iban al descanso con una diferencia de 10 puntos (36-26)
Exactamente el mismo botín con el que el Barcelona encarriló el camino a los
vestuarios el pasado domingo.
Darden dio puntos para el Madrid desde el banquillo |
Tres tiros libres de Rudy al
comienzo de la segunda parte daban una diferencia de 13 puntos para los blancos
que comenzaba a ser preocupante. Pero era partido de remontadas. Navarro
culminaba con un triple un parcial de 0-11 que metía a su equipo en el partido
(39-37). El Madrid templa entonces los ánimos y tras varias decisiones
precipitadas comienza a buscar daño en el interior. Begic, y sobre todo Felipe
Reyes, surgen como bastiones blancos para un 8-0 (47-37) que vuelve a dar los
diez puntos de ventaja. Finaliza el cuarto con un parcial de 19-20 para el
Barcelona (55-46) Les suena la historia, ¿verdad?, en el partido del domingo un
luchador Real Madrid en el tercer cuarto sólo remontaba dos puntos a su rival y
comenzaba el último acto ocho abajo. En esta ocasión el equipo de Pascual sólo
lograba limar un tanto y llegaba al cuarto decisivo nueve abajo en el marcador.
Parecía por tanto
encarrilado, pero visto lo visto sin ir más lejos en el cuarto anterior
(parcial azulgrana de 0-11, posterior blanco de 8-0), estaba claro que había
partido, mucho partido. Y el Barcelona era quien tenía fe en esta ocasión, y
pese a no hacer tanto ruido como con el 0-11 del tercer cuarto, la “remontada
silenciosa” se podía intuir en el rostro de un Juan Carlos Navarro determinado
a llevarse una victoria del Palacio. Intercambio de canastas al comienzo de
este cuarto, con 59-50 a falta de 9 minutos. El Barça obligado a remontar punto
por minuto. Era muy factible. Dos tiros libres de Tomic y cinco puntos
consecutivos de La Bomba certifican el deseo azulgrana. 59-57 y siete minutos
por jugarse. Prácticamente asistíamos a un partido nuevo. Los sergios se echan
el Madrid a la espalda con sus habituales arreones, algunos afortunados, otros
no tanto, aún así son los únicos a los que no parece entrarles el tembleque en
los momentos cruciales. Llull pone el 63-59 con una de sus supersónicos
contraataques. Quedan todavía cuatro minutos. Otro breve intercambio de golpes
(Rudy e Ingles) pone el 65-61 a falta de tres minutos. A partir de ahí comienza
la locura, fenómenos paranormales, canastas asombrosas, y el partido metido en
terrenos donde importa tanto o más la gestión de las emociones que el
baloncesto que se tiene en las manos. El Griego Mavrokefalidis (gran acierto su
incorporación por parte azulgrana) llevaba varias posesiones amenazando desde
fuera mientras la defensa blanca le flotaba y ponía todos sus ojos en Tomic. El
cántaro se rompió con un triple letal (pisando) que ponía el 65-64 y encendía
todas las alarmas. Vuelve a aparecer el coloso Felipe para sacar la quinta de
Tomic tras una lucha por el rebote a fallo de Mirotic en el triple. Sólo anota
uno de sus dos tiros libres (66-64) pero recupera el balón tras un regalo de
Wallace. El Chacho se precipita en su ataque, el Barcelona recupera, Felipe
comete la cuarta, el griego Mavrokefalidis se va a la línea de los tiros
libres. Hay nervios, muchos nervios. Falla el primero, anota el segundo. En la
otra canasta Mirotic decide tomar el mando y dar por fin el paso al frente que
se le reclamaba en momentos como el de ayer. Postea a Wallace y anota. 68-65.
83 segundos por disputarse. Un mínimo de cuatro posesiones, que en caso de ser
así (es decir, sólo cuatro ataques, dos para cada equipo), podría dar el último
balón a un Real Madrid que además tenía tres puntos de ventaja. El Barcelona
necesitaba algo rápido, el Madrid que transcurriesen los segundos. Navarro fue
quien mejor supo “leer” la necesidad del partido sacando la quinta de Felipe en
una penetración made in La Bomba. No creo que sorprenda a nadie pero aún así
hay que decirlo: anota los dos tiros libres (lleva 12 de 13 en las series
finales) Presión para el Madrid, obligado a anotar. Mirotic se va de la marca
de Wallace yéndose a la esquina, donde pocos minutos antes había fallado un
triple. El Chacho tarda en verle, cuando el hispano-montenegrino recibe Wallace
ya está encima dispuesto a taponar, o al menos puntear, el tiro. No era momento
de vacilaciones y Nikola anota un triplazo que olía a sentencia 71-67 a falta
de 52 segundos para el final. Podía haber sido la canasta del partido, pero aún
nos quedaban cosas por ver. El tiempo muerto de Pascual es un encomiable
ejercicio de tranquilidad en un momento sumamente delicado. Ni un grito ni un
mal gesto a sus jugadores. Calma absoluta y un deseo: “lo importante es sumar”.
Había que sacar algo de un ataque en el que al Madrid no le convenía para el
crono ni hacer falta. Había que defender por tanto complicando la circulación
de balón de un Barcelona que en principio necesitaba, nuevamente, algo rápido.
No había obsesión por buscar a Navarro (de hecho el propio escolta saca de
banda) El Madrid comienza la jugada defendiendo bien, Llull con Oleson, que
inicia el ataque. En el bloqueo de Mavrokefalidis, Slaughter se queda con el
tirador de Anchorage y el menorquín se va dentro con el griego. Comienzan los
problemas pero el Madrid sigue muy activo en esta defensa crucial y demostrando
tener buenas piernas. Oleson juega para Wallace, que está con Mirotic, Wallace
busca a Sada, abierto hacia la esquina, al que le espera Llull. El base catalán
busca la penetración y llega el momento clave. Mirotic se va con él y el dos
para uno del Real Madrid deja completamente solo a Wallace que lanza un triple
ante un desesperado Nikola que sólo llega a hacer falta personal, la cuarta de
su cuenta particular. Taquicárdico. Pudo ser todavía peor, ya que el congoleño de
Atlanta falla el adicional y sigue dejando al Madrid por delante en el
marcador. 71-70 a falta de 40 segundos. Dos posesiones. El Madrid necesita
anotar y traspasar la presión a los azulgranas. Slaughter penetra en la zona
sin balón ante la mirada de Llull que busca el pase. Slaughter recibe… y se le
va la bola de las manos sin que la llegue a controlar en ningún momento. Un
error de patio de colegio que acaba costando el punto de una final, y veremos
si toda una liga. Oleson asume responsabilidades (Navarro estaba en el banquillo
debido a que Pascual buscaba mayor presencia defensiva, con Ingles y el propio
Oleson) y saca la quinta de un Mirotic que pasa del cielo al infierno en menos
de un minuto. Esto es el baloncesto. Brad no perdona y certifica su particular
venganza contra el equipo que no confío en él no llegando ni a debutar con el
Real Madrid después de haber firmado contrato (Messina lo utilizó como moneda
de cambio para traer a Prigioni y a un Sergi Vidal al que tuvo agitando
toallas… otro “acierto” del siciliano apoyado por el ex –barcelonista Maceiras
por entonces director deportivo madridista) Aún así el Madrid tiene 7.7
segundos para anotar, sacando a media pista tras un tiempo muerto de Pablo Laso
donde se palpa en exceso el nerviosismo. Una gran diferencia con el anterior
“break” de Pascual (supongo que la clave de esto está en que Pascual lleva ya
más de una decena de finales a sus espaldas en distintas competiciones… Laso
está empezando a vivirlas, paciencia) La idea no es mala, Begic como torre
intentando anclar la defensa azulgrana y cuatro exteriores todos con buena mano
(Rudy, Carroll, Llull y Rodríguez) El Chacho amenaza penetrar desde la bombilla
para tras uno de sus habituales botes de balón por la espalda ganarse el
suficiente espacio con el que lanzar ante Sada. Y es buen lanzamiento. Tanto que
por poco no entra pero rebota en la parte posterior del aro y el rebote cae a
un Jaycee Carroll que lanza sobre la bocina nuevamente fallando. Los blancos
reclaman tímidamente falta personal, pero sinceramente no parece haber nada.
RTVE en su lamentable intento de no mojarse ni polemizar apenas emite una
triste repetición de la jugada, ¿a qué tienen miedo? Al Madrid, pese a haber
dominado durante gran parte del encuentro, le toca digerir una dura derrota
frente a un Barcelona que en sus momentos definitivos no contó ni con Navarro
(banquillo), Tomic (expulsado) ni Lorbek (convaleciente en el vestuario).
Valiente Sergio Rodríguez, pero que diferencia con la jugada clave del
Barcelona (el triple de Wallace) que llega tras varios pases (Navarro de banda
para Oleson, Oleson para Wallace, Wallace para Sada, Sada de nuevo a Wallace)
En la última posesión del Real Madrid el único pase es el saque de banda de
Llull al Chacho. Faltó algo más.
El héroe inesperado. |
La temporada pasada en una
extraña final escribimos una entrada titulada “Una final en el diván” antes del
decisivo quinto partido que acabó cayendo de lado de un Barcelona que lograba
remontar la serie demostrando, una vez más, su enorme corazón de campeón y la
grandísima capacidad de Xavi Pascual para recobrar anímicamente a su plantilla.
En ella aludíamos a la importancia de la psicología y mentalidad en una final
un tanto extraña en la que de un día para otro tanto uno como otro equipo
convivían con la gloria o la miseria. Lo mismo podemos decir este curso. La
gestión de las emociones, superar el vértigo y el miedo a ganar, y lograr
imponer tu estilo por encima del resultado puntual se antojan factores tanto o
más importantes que la calidad intrínseca de los jugadores, la cual, dicho sea
de paso, no está apareciendo en demasía.
El ganador impasible |
A propósito de tu comentario sobre RTVE ....la realización de los partidos de baloncesto es LAMENTABLE, pero muy, muy, muy deficiente.
ResponderEliminarPues sí, una pena lo mal que cuidan/venden el producto.
ResponderEliminarEstoy leyendo el libro de Daimiel y comenta que en su día, C+ se hizo con la NBA porque los responsables de la liga consideraban que TVE no ofrecía el trato adecuado a la calidad potencial del producto....a ver si algún día aprenden en la ACB.
ResponderEliminarA ver si me hago con el libro de Daimiel... al parecer ha volado y se ha vendido como rosquillas, me alegro.
ResponderEliminarsi, yo al final lo pillé en digital, tenía ganas de leerlo y no quería esperar, pero quiero tenerlo en papel.
ResponderEliminarYa me lo he pillado, hoy mismo en la feria del libro...
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