El Eurobasket “express” (apenas 9 días de
competición) disputado en Chequía en este mes de Junio ha tenido el más feliz
de los desenlaces para la selección española. Oro incontestable, la
decimoprimera medalla de este siglo para el combinado absoluto, igualando por
el momento al masculino (a la espera de lo que hagan los hombres de Scariolo en
su campeonato de este año) y reflejando de manera contundente la evolución que
ha experimentado nuestro baloncesto de chicas en este país.
La sensación de superioridad tan aplastante que ha
mostrado al final de campeonato no se intuía ni al comienzo del mismo ni en la
gira de preparación. Recordemos sin ir más lejos que España perdía su último
partido de dicha gira precisamente ante Francia, en la localidad gala de Mulhouse,
por 65-56 en un partido en el que llegaron a perder hasta de 16 puntos. En la
primera fase del torneo, después de no dar opciones ni a Hungría ni a Ucrania,
la derrota ante las anfitrionas checas volvía a generar dudas, pese a la
intrascendencia del resultado debido a que la primera plaza estaba garantizada.
Sin embargo a partir de cuartos de final las jugadoras de Mondelo demostraron
su mejor versión, en un ejemplo de gestión de esfuerzos y de capacidad para
crecer dentro de un campeonato, arrasando a Lituania, Bélgica y finalmente
Francia en la final, con una superioridad sorprendente tratándose de dos
selecciones de un nivel parejo. Los duelos entre españolas y francesas en los
últimos años han sido apasionantes, y en el recuerdo aún perduraba nuestra
derrota en semifinales del Eurobasket 2015. Claro que en aquella ocasión no
pudimos contar con Sancho Lyttle, elemento diferencial para el salto de calidad
definitivo de la selección de Mondelo. Tanto es así que hasta Evan Fournier ha
saltado a la palestra de manera muy desafortunada para criticar que la nativa
de San Vicente y Granadinas vista la camiseta de nuestro país, acrecentando la
habitual polémica deportiva con nuestro país vecino y que no sirve si no para
alimentar el patrioterismo más barato y casposo, de modo que tampoco queremos
darle mayor importancia.
Lyttle, como no, ha sido decisiva durante todo el
torneo y la mejor jugadora de la final con unos números de escándalo: 19
puntos, 8 rebotes, 2 asistencias, 4 robos y un tapón para 28 de valoración, y
superando claramente en su duelo particular a la francesa Endene Miyen. Sin
embargo la MVP del torneo ha sido Alba Torrens, espectacular todo el campeonato
con 17.8 puntos por partido, 6.3 rebotes y 3.3 asistencias por partido. Camino
de sus 28 años, la mallorquina lidera el actual baloncesto femenino español, un
baloncesto en el que ya no cabe hablar de una generación concreta y dorada, ya
que encontramos incluso exponentes de nacidas a principios de los 80, o incluso
a finales de los 70, como es el caso de Laia Palau, la jugadora más histórica
de nuestra selección y que pese a que en Septiembre cumplirá 38 años no hay
visos sobre una inminente retirada del combinado nacional. Ha vuelto a ser una
de las claves para Mondelo, con sus 21 minutos por partido en pista y liderando
las estadísticas en asistencias con 3.5 por partido. Y aunque el núcleo de la
selección actual son jugadoras que como en el caso de Torrens han nacido a
finales de los 80 o principios de los 90, el futuro parece asegurado con
jugadoras como Leticia Romero o María Conde, quienes siguen acumulando
experiencia (en el caso de Conde este Europeo era su debut con la absoluta) y
aprendiendo al lado de las Torrens, Cruz, Nicholls y compañía.
Y al frente de todo esto imposible no reconocer la
labor de un entrenador absolutamente histórico y legendario como Lucas Mondelo.
El tipo que deslumbrase ganando todo lo posible en Salamanca a principios de
esta década con el Perfumerías Avenida continúa siendo un gestor de recursos
humanos y deportivos excepcional, alternando de igual modo la importancia del
trabajo táctico con las oportunas teclas psicológicas y filosóficas, y es que
en el caso de Mondelo hablamos casi más de un “autor” que de un entrenador, en
el sentido de que logra impregnar a su equipo de su particular filosofía de
juego y de vida. Su palmarés comienza a resultar sencillamente abrumador, pero
más allá de los resultados nos encontramos con un personaje fascinante al que
merece la pena acercarse para escuchar lo que tiene que decir.
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