Irving y el balón que no quiso entrar |
Y Golden State puso el 3-0. Con su victoria en el
primer partido de Cleveland, ya no hay dudas de que Curry y compañía van a
ponerse su segundo anillo de campeones. La pregunta ahora es si lo harán en la
madrugada del sábado o los de Tyronn Lue serán capaces de ganar algún partido
para no dejar su casillero de victorias a cero y evitar un histórico 16-0 en
play offs por parte de los californianos que ya no dejaría dudas sobre su
condición de equipo histórico. Habrá que dejar pasar los años para ver si
mantienen capacidad dinástica como los Celtics de Bill Russell y “Red”
Auerbach, los Bulls de Jordan y Phil Jackson, o más recientemente los Spurs de
Popovich y Duncan, pero ojo a la burrada de la que estaríamos hablando: un
equipo que en tres años habría ganado tres campeonatos del Oeste y dos títulos
de la NBA, con el record histórico de mejor balance en temporada regular (73-9)
y el de mejor balance en la historia de los play offs (16-0) No sé si podríamos
hablar del “mejor equipo de todos los tiempos”, pero desde luego del mejor
equipo de los últimos tres años con una superioridad absoluta sobre el resto, y
sólo tosidos por esa pareja respondona que son Kyrie Irving y LeBron James,
quienes ayer volvieron a rozar la machada.
Fue el mejor partido de las series, y desde luego el
mejor partido de Cleveland. Tuvieron en sus manos la victoria, pese a que el
comienzo del encuentro semejaba peligrosamente a los dos anteriores. 0-5 de
salida para los Cavs, contestado por un 6-0 Warrior. En tres minutos ambos
equipos habían anotado cinco triples, anticipando la locura ofensiva de un
primer cuarto maravilloso. Klay Thompson sacaba la metralleta (4 triples de 5
intentos… su equipo anotaría un total de 9 en ese primer acto), pero un enorme
LeBron mantenía a su equipo. La dependencia de Cleveland alrededor del astro de
Akron no puede ser más evidente, y es que cuando King James tomó descanso a dos
minutos para el final del cuarto, los Warriors propinaron un parcial de 10-0
culminado con una asistencia de Durant sobre Green totalmente solo para poner
el 39-31 en el marcador. Un gran primer cuarto de los locales echado por tierra
en dos minutos finales horribles, curiosamente los que The Chosen One estuvo
fuera de la pista.
Pero a diferencia de los dos partidos de Oakland,
esta vez Cleveland se mantuvo en el partido. Su defensa mantuvo a Golden State
dos minutos y medio sin anotar en el comienzo de segundo cuarto, apareció, por
fin, Korver desde el banquillo, y Kevin Love sacó petróleo desde el tiro libre
para que el partido se mantuviera en un deseado equilibrio. Tras los peores
minutos del encuentro, con el marcador estancado en 46-43, vuelve la fluidez
ofensiva para ambos equipos y Cleveland definitivamente dentro del partido tras
la técnica a un furioso Draymond Green, protestón y maleducado con los árbitros
durante todo el choque. Pero se repitió la película vista en el primer cuarto,
dos triples en los últimos 70 segundos del cuarto estiraban de nuevo la ventaja
visitante a ocho puntos, suerte para Cleveland que Irving ajustó un poco el
marcador con un canastón sobre la bocina. El base estaba comenzando a calentar
para lo que iba a ser una descomunal exhibición en el tercer acto.
16 puntos del genio de Melbourne, la apuesta por el “small
ball” (llegando incluso a coincidir Irving, Smith, Jefferson, Shumpert y
Korver, todo exteriores) y una gran actitud defensiva (dejan a Golden State en
22 puntos en el tercer cuarto, la segunda anotación más baja de los
californianos en un cuarto en estas finales) permiten a Cleveland voltear el
marcador. 89-94 para afrontar el acto definitivo y el Quicken Loans soñando con
la machada de ganarles un partido a estos Warriors… y quién sabe si repetir el
milagro del pasado curso.
Todo seguía pasando por Irving y LeBron… mientras
que Thompson daba la réplica visitante. Pronto se le sumaría Durant. El
intercambio de golpes favorecía a Cleveland, manteniendo ese tesoro en forma de
diferencia de cinco puntos. Incluso la estiran a seis tras otra genialidad de
Irving, sacando un 2+1 frente al siempre pegajoso Klay Thompson (poco se habla
de la defensa de quien es uno de los mejores tiradores de la liga) Los “Splash
Brothers” respondían y con cinco puntos consecutivos ajustaban el marcador a
4.40 para el final. LeBron en tiros libres tras una endeble defensa de Curry y
Smith con un triple majestuoso volvían a poner seis arriba a los locales.
107-113 a 3.09 para el final… 3.09 en los que Cleveland no volvería a anotar,
sepultando las pocas opciones que pudieran tener de conseguir el anillo por
segundo año consecutivo. Si el destino está escrito, está claro que no está
siendo generoso con Cleveland, que vuelve a cobrar aroma de ciudad maldita para
las grandes ligas deportivas de Estados Unidos. Durant (14 puntos en el último
cuarto), fallaba un triple que daba opciones a los de Lue a aumentar la
ventaja, máxime cuando a pesar del fallo de Smith, LeBron se hacía con el
rebote, restando segundos al reloj. El jugador más completo del mundo veía a
Love bajo el aro para asistir en una jugada cantada que el forward de Santa
Mónica incomprensible fallaba, incapaz de sentenciar el choque (¿vuelve a ser
Kevin Love el gafe de la liga?) Curry no perdonaría en el ataque siguiente
poniendo el 109-113 a poco más de dos minutos para el final. Aun así una
situación que seguro hubieran firmado los Cavaliers, visto lo sucedido en los
dos choques anteriores. Y entonces llegó la jugada del partido. Irving se sacó
otra genialidad, para pese a la, insistimos, gran defensa de Thompson, encarar
el aro en una penetración prodigiosa que parecía destinada a acabar en canasta…
pero el balón, caprichoso, se paseó por el aro sin caer dentro de la cesta, y
aun así el pequeño Irving, cargado de fe y hambre, es capaz de levantarle el
rebote ofensivo a nada menos que Draymond Green. Con cuatro arriba, balón en
posesión y cien segundos para acabar el partido, todo seguía estando de cara
para los de Ohio. LeBron tomó la decisión pero se encontró con su bestia negra
de 2015. Y es que la defensa de Igoudala sobre el de Akron volvió a ser clave
en los minutos finales. Y apareció Durant. Un tiro lateral para ajustar aún más
el marcador. 111-113. Korver buscaba la réplica pero fallaba su intento triple,
todo lo contrario que un Durant que ponía por delante a su equipo y de paso
afianzaba su candidatura a MVP de las finales (¿alguien duda que será suyo?) La
ventaja Cavalier esfumada en un abrir y cerrar de ojos. Irving intentó un
triple con “cross over” tratando de revivir su canasta de las pasadas finales.
La diferencia es que anoche tenía enfrente a Thompson y no Curry. Durant y
Curry acabarían sentenciando desde el tiro libre y entre medias LeBron volvería
a ser cazado por Igoudala, impidiendo el lanzamiento triple del “all around
player” Cavalier.
El mejor partido de las series. El mejor partido de
Cleveland. Pero el mismo resultado. Amenazan finales cortas. Una pena.
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