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miércoles, 10 de julio de 2013

LA NBA SE MUEVE


Superman sobrevolará Houston


El mercado NBA no para. Los despachos de las franquicias de la mejor liga del mundo no conocen de vacaciones, y de hecho aprovechan el estío para realizar sus más sonados movimientos y cambiar la cara de sus plantillas para la temporada venidera. Estos son algunos de los cambios de aires protagonizados por los jugadores NBA que nos parecen hasta el momento más interesantes (y no vamos a hablar, de momento, de los banquillos, donde también habría mucho que comentar)


-Kevin Martin a Minnesota Timberwolves. Los lobos ya tienen a su especialista tirador, un perfil de jugador del que claramente carecían. Ricky y compañía deberían salir muy beneficiados de la presencia de este buen anotador exterior, si es capaz de mantenerse en las medias de su carrera. Llega como agente libre. 

-Cambio de cromos entre Boston y Brooklyn. Reconstrucción en los orgullosos verdes pensando en el futuro. Se van Terry, Pierce y Garnett y llegan Kris Humphries y Gerald Wallace como nombres destacados (además de Tornike Shengelia, Keith Bogans y el especialista reboteador Reggie Evans y primeras rondas del draft de años venideros) Los de Nueva York salen muy reforzados de cara al presente inmediato formando uno de los mejores bloques de toda liga (Deron Williams, Joe Johnson, Paul Pierce, KG y Brook Lopez, más Jet Terry como sexto hombre, la cosa mete miedo) y Boston a pensar descaradamente en el futuro para desespero de sus fans a los que les espera una larga travesía por el desierto. El trade está a la espera de oficializarse y de que Garnett, debido a una cláusula en su contrato, no ponga ninguna pega.   


Brooklyn y su "Big Five"


-Al Jefferson a los Bobcats. Llega como agente libre uno de los pívots más dominantes que decide recalar en uno de los peores equipos de la liga. Una oferta de 41.5 millones de dólares por tres años tiene la culpa. No cambiará gran cosa en el panorama global NBA, pero a nivel individual seguro que los jugadores de fantasy tomarán nota del movimiento.

-Y Millsap, a Atlanta. Dos temporadas y 19 millones de dólares. Los Utah Jazz, por lo tanto, se quedan sin su anterior frontcourt titular.

-O.J.Mayo en Milwaukee. Tres temporadas y 24 millones de dólares para un jugador que dotará de aún mayor dinamita exterior al equipo de Jennings y Ellis. 

-Josh Smith será un Bad Boy. Noticia que me hace especialmente feliz como seguidor de la franquicia de la MoTown, y es que Detroit se hace con los servicios de uno de los agantes libres más deseados. Un auténtico todoterreno. Veremos si esto supone la salida de Drummond o Monroe, o si se intentará jugar con esas tres bestias pardas juntas.   


Smith y Drummond juntos. A ver quien les pelea un balón.


-Calde, rumbo a Dallas. Y los Pistons que liberan espacio salarial para hacerse con Smith dejando marchar a nuestro base internacional que también era una pieza codiciada de este verano. 4 temporadas y 29 millones de dólares para dar balones a Nowitzki después de una temporada decepcionante en el club de Mark Cuban (ni se clasificaron para play offs) Debería ser titular, aunque Devin Harris, que retorna a Dallas, intentará ponérselo difícil.

-Howard cambia California por Texas. Claro que si hablamos de decepciones, pocas ha habido mayores que la de la temporada de los Lakers y en concreto de quien estaba llamado a seguir la línea sucesoria de grandes pívots angelinos, Dwight Howard. “Superman” pone rumbo a Houston, donde cobrará menos, pero por otro lado pagara menos impuestos. Sin duda equipo a seguir los Rockets con dos grandes figuras como Harden o Howard más lo que puedan sumar jugadores como Asik (pidió ser traspasado con la llegada de Howard pero no se lo han concedido), Parsons o Jeremy Lin (éste si suena como posible moneda de cambio)

-Y Kaman, para suplir a Howard. Después del fallido Fab Four 2.0 del pasado curso los Lakers se lo toman con calma y ajustan piezas con el veterano pívot germano-americano. Esta temporada no contarán en los pronósticos. 

-Greivis Vasquez a Sacramento. El venezolano viene de hacer un temporadón en Nueva Orleáns, y se espera que todavía explote aún más su juego con los Kings. Llega mediante un trade a tres bandas.

-Los Warrios van en serio. Ojo a los Locos de la Bahía. Después de su magnífica temporada pasada, donde llegaron a semifinales de conferencia, se refuerzan bien con Andre Igoudala, que llega como agente libre, al igual que el solvente interior Marreese Speights y el ilustre veterano Jermaine O’Neal. Veremos si continúan contando con David Lee, pero teniendo a Curry, Thompson o Barnes, seguirá siendo un equipo a seguir. 


-La nueva cara de los Pelicanos. En New Orleans estrenan denominación, Pelicans, y para celebrarlo quieren dar un salto de calidad. Envían al número 6 del draft (su reciente lesión le impidió salir en un número más alto) Nerlens Noel más una futura elección a Philadelphia a cambio del joven y talentoso base Jrue Holiday. También llega desde Sacramento Tyreke Evans, rookie del año en 2010, como parte del trade que da con Vasquez en Sacramento.   
  

Tyreke, nuevo socio para Anthony Davis.

martes, 29 de enero de 2013

AUTOGESTIÓN


Y Pau rajó. Nuestro mejor jugador de baloncesto de todos los tiempos, el hombre que ha llevado nuestro deporte de la canasta a niveles inimaginables hace décadas. Un ejemplo de profesionalidad, una conducta intachable en todo momento, incluso la pasada temporada cuando fue objeto de un traspaso frustrado a comienzo de temporada. Y rajó. Y rajó bien además. Un par de declaraciones contundentes en principio dirigidas a la línea de flotación del nombre propio de su actual entrenador, Mike D'Antoni, pero que en el fondo no suponen más que la afirmación  de una norma habitual en muchos grandes equipos, plantillas a la postre campeonas y coleccionistas de títulos. Una norma, una palabra, que produce auténticos escalofríos a quienes piensan en el deporte de elite como una especie de campo de concentración militar: autogestión.  

"¿Qué estarán pensando de mí estos cabrones?"

Primeramente preguntaron a Pau tras la brillante victoria angelina frente a los incontestables Oklahoma City Thunder, qué le parecía la nueva y generosa versión de Kobe Bryant como "facilitador" (28 asistencias en los dos últimos partidos, 14 y 14 consecutivamente) y no mirar tanto aro (10 y 12 tiros de campo respectivamente, ni un sólo intento triple, además 9 rebotes en cada uno de los partidos, es decir, quedándose a un rechace de hacer dos triples-dobles consecutivos), una versión inteligente de la Mamba Negra que ha resultado clave para las dos convincentes victorias de los necesitados Lakers ante Utah y Oklahoma (y a este respecto, no dejen de echar una ojeada al estupendo estudio que publica hoy el blog Jugones)... la respuesta de Pau fue admitir que aquello era tan raro como verle a él jugando tan lejos del poste bajo. El mayor de los Gasol se queja con cierta razón de que D'Antoni le aleja demasiado de la pintura, donde pierde gran parte de su potencial. No he seguido demasiado a los laguneros este curso, pero en los partidos que he presenciado he visto a Pau jugándose demasiados lanzamientos exteriores muy precipitados o intentando penetraciones un tanto alocadas que en varias ocasiones acababan con chapa del rival. Todos sabemos que Pau tiene capacidad para jugar por fuera, correr, y hacer cosas que parecen reservadas sólo a jugadores exteriores, pero también es cierto que eso debería ser un as en la manga que ha de guardarse cuando no le funcione lo mejor de su repertorio. Esto es, el juego de espaldas al aro, el postear a los rivales, y dar fluidez desde la bombilla. Particularmente a mí me gusta la propuesta de D'Antoni, su idea de "run&gun", de partidos a ritmo alto y posesiones cortas, pero precisamente hay cosas que no logro entender dentro de su ideario baloncestístico si pretende llegar a buen puerto con un baloncesto tan dinámico. Uno de los más significativos es el de las rotaciones. El técnico de West Virginia siempre ha sido criticado por su aversión a dichas rotaciones y su obsesión por exprimir a los jugadores en pista. Creo que esto es un error. La búsqueda de un baloncesto de ritmo alto precisamente ha de apoyarse en la frescura física de los jugadores, necesitados de tomar aliento de tanto en cuando en el banquillo para volver a cancha con las piernas lo suficientemente frescas para atravesar la cancha en el menor tiempo posible tanto en transiciones ofensivas como en defensa. Por otro lado D'Antoni llega ahora a un equipo al que en un análisis erróneo se le tacha de descompensado, con cuatro grandes estrellas y el resto poco menos que jugadores del montón. Esto me parece subestimar a cestistas tan válidos como Metta World Peace (Ron Artest para los viejos aficionados), Jodie Meeks, Cris Duhon, Steve Blake... y sobre todo Antawn Jamison. Un forward que durante toda su carrera ha promediado 17 puntos por partido y con D'Antoni no llega a los 20 minutos por encuentro. Si el bigotudo entrenador angelino busca un frontcourt rápido y dinámico, la pareja Jamison-Pau le puede procurar buenos beneficios en ese sentido por mucho que signifique sacrificar en determinados momentos al considerado center más dominante de la NBA como es Dwight Howard, jugador que por otro lado supone un problema para el equipo de Los Angeles cada vez que se enfrentan a un final igualado. El nuevo "hack-a-shaq", aquella vieja táctica que consistía en mandar a la línea de tiros libres a Shaquille O'Neal (52% en tiros libres durante toda su carrera) ha encontrado su nueva versión con Howard. El actual pívot titular de los Lakers muestra un 58% a lo largo de su trayectoria, en ese sentido supera a Shaq, el problema es que en sus dos últimas temporadas no llega al 50% (49.5% este curso), de hecho su mejor porcentaje lo consigue en su año rookie, con 19 años, un discreto 67%. También es cierto que fue la temporada que menos visitó la "charity stripe", pero, ¿cómo es posible que la disciplina del juego qué es claramente más mejorable con los años simplemente a base de entrenamiento, en este caso vaya tan descaradamente a peor con este jugador?     

"¡Oigan, qué desde casa parece muy fácil!"

Sigamos con la rajada de Pau, porque su siguiente declaración dio absolutamente en el clavo de lo que parecen pretender los Lakers hoy día y su compromiso para alcanzar unos play offs que se les han puesto realmente caros, y de no conseguirlos estaríamos hablando del mayor fracaso en la NBA que yo pueda recordar (ni punto de comparación con los "Fab Four" de Kobe, Shaq, Payton y Karl Malone, ya que si bien acabaron mordiendo el polvo frente a unos brutales Detroit Pistons, en temporada regular dominaron la Pacific Division y sólo Minnesota y San Antonio les superaron en victorias en el Oeste... aquella temporada 2003-2004, por cierto, dos jugadores de la actual plantilla laker recibían distinciones individuales: Artest, por entonces en Indiana, como mejor defensor de la temporada, y Jamison, en Dallas, como mejor sexto hombre) Al ser inquirido sobre si el equipo, por fin, se estaba adaptando al sistema de su nuevo entrenador, el jugador de Sant Boi no pudo ser más claro y contundente: “Estamos haciendo nuestro propio sistema”. 

Como digo, el afirmar y reconocer que hay eso que llaman “autogestión” (que nunca llega a ser total, ya que sin ir más lejos si así fuera, si existiera total autogestión por parte del roster angelino, Pau sería titular), puede llegar a sobrecoger a los aficionados amantes de la férrea disciplina y del poder dictatorial del entrenador. Suele ser un tipo de aficionado que gusta del técnico con (aparente) personalidad y carisma, chillón, vociferante, dado al aspaviento y a regalar titulares en ruedas de prensa. Pero la realidad es que hasta ese tipo de entrenadores con aire de generales también en ocasiones saben que han de apartarse a un lado y dejarles a los jugadores algo absolutamente sagrado para que puedan expresar su calidad: libertad. 

Sin salirnos de la familia Gasol, cuando Marc delante de las cámaras de La Sexta no se mordió la lengua tras la derrota contra Turquía en el Eurobasket de Polonia 2009 en la que no supimos aprovechar nuestra última posesión para llevarnos el partido lanzó aquel dardo de “esto pasa por jugárnosla con el chico nuevo” (en referencia a la decisión de Scariolo de buscar una penetración de Sergio Llull… quien por cierto recibió una descarada falta personal no señalizada), sin que nadie lo supiera, posiblemente sin saberlo ni siquiera él mismo, estaba empujando a una cierta autogestión dentro de la llamada ÑBA que a partir de ese momento arrasó en aquel torneo conquistando nuestro primer oro europeo, que dos años más tarde se repetiría en Lituania. La autogestión en nuestra selección nacional de baloncesto viene de lejos, ya se hablaba de ello con Pesquera… con Pepu, y fuimos campeones del mundo (y no quieran saber como pasaron la noche antes de la final, esa en la que apalizamos a Grecia, algunos jugadores), con Aito, plata olímpica, y por supuesto con Scariolo, dos máximos títulos continentales y otro subcampeonato olímpico. Y en todas esas citas los entrenadores han sabido aportar sin que se perdiera esa autogestión. Esa es la clave. 

Clamosoro agarrón y falta personal a Llull (brazo izquierdo) en el final del partido contra Turquía en el 2009. Al final hasta nos vino bien la derrota.


Un entrenador tan en apariencia tiránico y duro (y cambiamos de deporte) como Fabio Capello sabe bien lo que es la autogestión, y como puede acabar dando un título. En la temporada 2006-2007 el Barcelona de Ronaldinho, Deco, Eto’o y Xavi entre otros, proclamado campeón de Europa el curso anterior, dominaba con comodidad y mano firme la liga española de fútbol. El Real Madrid, a rebufo, parecía destinado a otro año en blanco en la primera temporada de Ramón Calderón después de los desastrosos últimos años de un florentinismo convertido en un monstruo devorándose a si mismo. A Capello se le había fichado como urgente especialista en conquistar títulos independientemente de la calidad o belleza del juego gracias a su mano dura para enderezar estrellas. Nada más lejos de la realidad, ya que la remontada de aquella temporada viene propiciada por la conjura de los jugadores que no sólo no comparten las actitudes de su técnico, si no que incluso le obligan a satisfacer sus deseos de “indultar” a jugadores como David Beckham o Ronaldo a los que el entrenador italiano había mandado a la grada en un patético intento de demostrarle al mundo “aquí mando yo”. En realidad mandaron los jugadores y se acabó ganando una liga que parecía imposible. ¿Les suena de algo la historia? En efecto, el Madrid actual, por mucho que le cueste admitirlo a los talibanes mourinhistas incapaces de reconocer nunca debilidad alguna en su ídolo de Setubal, vive su particular conjura de jugadores dispuestos a intentar salvar la temporada. Hagamos memoria reciente, tan reciente que sólo hay que remontarse apenas un mes atrás. Tras el último incendio provocado por el técnico portugués, inventándose, vaya usted a saber porque (será eso de que el diablo cuando se aburre mata moscas con el rabo), un problema en una de las pocas facetas donde el equipo blanco lleva años funcionando con sobriedad (la portería), y dejando al equipo en navidades a nada menos que una diferencia histórica de 18 puntos con el líder tras caer en Málaga y una eliminatoria de Copa del Rey en desventaja, los pesos pesados deciden dar un paso al frente, hacer piña (autogestión), y dar un ejemplo de auténtico madridismo. Con el damnificado capitán Iker Casillas al frente, el primero en dar la cara, vemos desfilar esos días en rueda de prensa a los capitanes y líderes del equipo (algo que debería ser normal, pero que en este Madrid paranoico que busca enemigos por todas partes y decide vivir encerrado en si mismo intoxicando su pensamiento con que existe una conspiración en su contra “ahí fuera” se convierte en noticia) dispuestos a apagar el incendio provocado por Mourinho. Los marineros, una vez más, salvando al patrón. Llamamientos a la unidad, Casillas asumiendo su suplencia, conjura, piña, autogestión. Un mensaje soterrado de “vamos a salvar esta puta mierda de temporada que estamos haciendo, amigos” Los números son elocuentes desde entonces. Siete partidos saldados con cinco victorias y dos empates. 20 goles a favor y 4 en contra.   

Y Fabio se bajó los pantalones.


Vicente Del Bosque ostenta el honor de ser el único técnico en la historia del fútbol en ser campeón de Europa y del mundo tanto en selecciones como en clubes. Sus recetas para el éxito, entre otras (imagino que llevar 45 años entre jugador y entrenador en el mundo del fútbol al máximo nivel ayuda lo suyo), la cordura, la sensatez, la mano izquierda, el respeto a jugadores propios y rivales… todo ello sin renunciar a tener que tomar decisiones no compartidas por muchos aficionados (el doble pivote Alonso-Busquets o el “falso nueve” entre otras) A nadie se le escapa que Leo Messi en el FC Barcelona en ocasiones manda más que los propios Guardiola, Vilanova o Roura. ¿A algún barcelonista le parece mal tal situación?, revisen la colección de títulos acumulados por los azulgrana en los últimos años y luego contesten. Derribemos por tanto de una vez el mito de la “mano dura” para los equipos destinados al éxito. Personalmente creo que lo ideal es el equilibrio, siempre el equilibrio, esa virtud aristotélica, entre la suficiente capacidad de decisión propia y libertad de los jugadores y la ascendencia jerárquica de sus superiores al mando técnico. Y en ese sentido tengo que volver a citar a Del Bosque, en efecto, el personaje más aristotélico del deporte en nuestro país y el español más sensato que conozco (tanto que a veces ni parece español), el auténtico equilibrista. 

Para finalizar con esta disgresión futbolística que espero sepan perdonar los lectores, recordaré un episodio que demuestra hasta que punto todo eso de la disciplina, la mano dura, y el entrenador dictatorial y de carácter duro como claves del éxito son una pamplina para acomplejados que se dejan impresionar por esos tipos que, como no suelen tener razón, intentan buscarla dando voces o haciendo aspavientos desde un banquillo deportivo o una sala de prensa. Eurocopa de 1992. La Yugoslavia de los Prosinecki, Pancev, Jarni y Boban era una de las ocho selecciones clasificadas para la fase final del torneo, pero la guerra civil comenzada un año antes y que daría con el desmembramiento de la república socialista refundada por Josip Broz Tito era un oprobio demasiado grande para la UEFA, que decidió excluir a aquel potente combinado futbolístico. La decisión fue una sorpresa para todos, incluyendo a los segundos clasificados en el grupo de calificación yugoslavo, unos jugadores daneses que estaban en aquellos momentos haciendo las maletas para sus vacaciones veraniegas. Tanto es así que el mejor jugador danés del momento, el gran Michael Laudrup, rechazó la improvisada llamada de su seleccionador Richard Moller-Nielsen. El técnico aún así logró reunir un grupo de veinte jugadores dispuestos a renunciar a sus vacaciones en la playa por unos cuantos partidos en Suecia, sin apenas preparación ni entrenamiento. No era falta de profesionalidad, simplemente no había tiempo. Los jugadores accedieron a acudir a la improvisada cita, pero a cambio llevarían con ellos a sus esposas y novias y tendrían la libertad suficiente para pasarse horas en la piscina del hotel y beberse toda la cerveza que les apeteciese. ¿Resultado? Ganaron la Eurocopa. Aquellos chicos fueron simplemente a pasárselo bien, como un grupo de amigos con sus parejas, a pasar unos días de verano tomándose unas birras, darse unos chapuzones y jugar unos cuantos partidos de fútbol. Volvieron a casa con un título de campeones de Europa dejando en la cuneta a selecciones como la Francia de Blanc, Deschamps, Papin y Cantoná, la inolvidable Holanda de Koeman, Rijkaard, Gullit, Van Basten y Bergkamp, y sorprendentemente derrotando en la finalísima a la Alemania de los Brehme, Sammer, Effenberg o Klinsmann, quienes pasaron las horas y días previos al partido encerrados en el hotel, sin acceso a aparatos electrónicos ni contacto con el mundo exterior ni sus familias, dentro de una disciplina casi militar impuesta por Berti Vogts, mientras sus rivales daneses se divertían con sus chicas, sus cervezas y sus chapuzones.   

¿Y ahora qué?, ¿unas birritas?

 Por eso a nadie debería sorprender a día de hoy, es más, a nadie le debería escandalizar o no ser capaz de tolerar que deportistas de elite busquen “autogestionarse” (no sólo en el mundo del deporte, les aseguro que yo trabajo mucho mejor y mucho más feliz cuando no tengo a mi jefe encima y me puedo permitir marcarme yo mismo mis pautas) al margen de sus entrenadores cuando ven que estos no dan con la tecla, o que incluso marcadamente se pueden estar equivocando. Por mucho empeño que D’Antoni ponga en que sus jugadores corran o jueguen a su estilo deseado, la química necesaria para que su equipo triunfe sólo puede salir de la suma de lo que hagan esos hombres en la pista y fuera de ella, de sus guiños, sus complicidades, sus libertades, sus apoyos, sus conjuras y su autogestión. Todos buscan el bien común, y a nadie le debería resultar extraño ver en un tiempo muerto de los Lakers a un jugador tan clarividente como Steve Nash hablar en ocasiones más que el propio D’Antoni. El propio entrenador seguro que es capaz de reconocerlo, no olvidemos que estamos hablando de quien fuera durante casi dos décadas un brillante base tanto en USA como en Europa, y en más de algún momento de su larga carrera como jugador seguro que se ha encerrado con sus compañeros en un vestuario sin su entrenador para buscar la mejor solución a un momento de crisis. El problema de esto que llamamos “autogestión” provoca una vez más una evidente doble vara de medir en muchos aficionados. Cuando se gana  se alaba la capacidad de hacer piña, la amistad del grupo, el valor humano, la manera de ver el deporte desde un prisma falto de presión buscando no perder la inocente diversión con la que todos empezamos a jugar a este juego, y que por encima de todo sean un grupo de amigos que se juntan para jugar a la “pocha”… pero cuando se pierde estamos hablando de una serie de jóvenes irresponsables faltos de disciplina, mal acostumbrados y mimados y a los que alguien debería meter en cintura.   

Al fin y al cabo, una vieja historia, tan vieja como todas las historias del deporte, tan vieja como el bigote de nuestro querido amigo D’Antoni.   

Esos hombres con bigote, tienen cara de hotentote.

miércoles, 29 de agosto de 2012

SUPERMAN Y DORIAN GRAY SE CITAN EN HOLLYWOOD

Mitch Kupchak ya tiene sus hombres extraordinarios.


El comienzo de este verano en el universo NBA ha venido acompañado de una serie de movimientos sísmicos como hacía tiempo que no se recordaban, cambiando en gran medida el panorama de la mejor liga del mundo y dejando muchas plantillas prácticamente irreconocibles. Hace ya semanas, incluso meses, de muchas de estas operaciones que sin duda merecerían mil y un análisis. Entre unas cosas y otras, vacaciones, Juegos Olímpicos, etc, no nos hemos detenido en el mercado NBA como deberíamos, de modo que vamos a intentar solventarlo en la medida de lo posible. Creo que hay sobre todo dos equipos que se han movido de manera muy brillante en los despachos durante el estío y que ambos el aficionado español los encontrará concernientes. Me refiero a los Timberwolves de Minnesota, con nuestro aún muy joven prodigio Ricky Rubio dirigiendo la orquesta, y por supuesto a los Angeles Lakers de Pau Gasol. Del equipo de Rick Adelman ya hablaremos en otra ocasión, por lo que vamos a detenernos en la a priori super-plantilla que ha sido capaz de confeccionar Mitch Kupchak para la franquicia angelina, y que le hace parecer candidato claro a GM de la temporada 2012-13. 

A nadie pillará por sorpresa si decimos que Steve Nash es uno de esos jugadores con un carácter diferente por los que sentimos un cariño especial en este blog. Nuestra hasta el momento única entrada dedicada por entero al genio canadiense sigue siendo la más leída de nuestra historia, por lo que le estamos enormemente agradecidos, y por otro lado demuestra claramente que es uno de los baloncestistas en activo más querido y seguido por el público en general. La contratación del mágico play-maker de Santa Clara por parte de los Lakers, con tratamiento y contrato de la estrella que sigue siendo a sus 38 años, fue una noticia acogida con alegría por nuestra parte. Steve se merecía un ¿último? contrato acorde con su categoría y trayectoria, la de un dos veces MVP de la NBA y sin discusión el mejor jugador en activo que no ha visto jalonada su carrera con el anillo de campeón. De modo que en principio nuestra idea era dedicarle una entrada en propiedad, pero ya saben, llegaron las vacaciones, los Juegos, y se nos fueron acumulando las tareas pendientes.    

El mago y su nuevo teatro.


Y de hecho en plenos Juegos Olímpicos de Londres estalló la bomba que llevábamos tiempo esperando. Lo que se ha dado en llamar el culebrón del verano en el baloncesto estadounidense tenía una espectacular resolución con la llegada de Dwight Howard, el jugador más deseado (pese a contar con un año más de contrato ya había dejado clara su intención de abandonar Orlando, por lo que la franquicia de Florida sabía que era o traspasarlo este verano o contar con él una temporada más para perderlo a cambio de nada) al mítico club lagunero, que con la llegada del imponente pívot de Georgia amplía la leyenda de grandes “cincos” lakers a lo largo de la historia: Mikan, Chamberlain, Abdul-Jabbar, Shaquille, y ahora Superman Howard. 

Emulando al maestro del comic Alan Moore, Kupchak parece haber construido su propia Liga de Hombres Extraordinarios, empezando por el auténtico Dorian Gray de la NBA (personaje éste que también toma Moore para su comic), un Steve Nash empeñado en desafiar el paso de los años, un osado dilatador del tiempo que ha encontrado la fórmula de la eterna juventud y de la magia inmortal. Nash es uno de esos jugadores cuya filosofía de juego es apreciada por cualquier aficionado, siempre al servicio del equipo y en todo momento dándole un componente estético muy apreciable. Nash, números al margen (luego iremos con ellos), pertenece a esa escuela baloncestística que más que de las canchas de juego parece provenir de academias de magia. Bob Cousy, Pete “Pistol” Maravich, “Magic” Johnson, Jayson Williams… jugadores que hicieron de la fantasía el estandarte con el que ser reconocidos en las batallas del campo de guerra de la canasta y que cuentan con Steve Nash como el mayor exponente en activo (y Ricky Rubio como el más digno heredero) Y dije “números al margen”, sí, pero es que aparte de estar hablando de un doble MVP de la liga (2005 y 2006, ya alcanzada la treintena y en su madurez deportiva), el rendimiento de Nash en las últimas temporadas no ofrece dudas. En sus últimas tres temporadas ha sido líder en asistencias de la NBA (11 y 11.4 respectivamente, con 35 y 36 años), y la pasada temporada, ya con 37, sólo Rajon Rondo ha sido capaz de superarle en la tabla (promedió 10.7 por 11.7 del fantástico base celtic) En lo que se ha dado en llamar con toda justicia una edad dorada de bases en la NBA (Paul, Williams, Westbrook, Rondo… por citar algunos), Steve Nash no ha dejado en ningún momento de estar entre los mejores, y hablamos de un jugador que va a comenzar su decimoséptima temporada en la mejor liga del mundo. No cabe duda. Steve es un tipo especial. 

¿Cuánto tarda un vuelo hasta Los Angeles?


Dorian Gray, el extraordinario hombre inmune al paso del tiempo, se encontrará en Los Angeles con otros personajes con características especiales y poderes específicos. Empezando por el jugador que más noticias y rumores ha generado en los últimos meses en toda la NBA. El Superman negro venido desde Orlando (como hiciera Shaquille O’Neal a mediados de los 90) para devolver la gloria a la franquicia de la meca del cine. No parece haber dudas en torno a la figura de Dwight Howard como el cinco más dominante del planeta, sucesor natural del propio Shaq, ejemplifica la figura casi jurásica de pívot clásico, ese que marca su territorio dentro de la zona y no frivoliza con el juego exterior. Al lado de Superman otro superhéroe, este bastante más peculiar y alejado de los cánones clásicos que marca “el hombre de acero”. Un joven larguirucho y aparentemente escuálido llegado desde el viejo continente europeo al que bautizaron como Super Pow Gasol. Una década después de su llegada a la mejor liga del universo conocido, el mayor de los Gasol se ha consolidado como un jugador ejemplar cuyo comportamiento modélico y profesionalidad no pasan desapercibidos para compañeros y rivales que le admiran y respetan por igual. Pau posiblemente sea en estos momentos (con permiso de Tim Duncan) el jugador alto con mejor lectura del juego, el complemento ideal en la pintura para esa fuerza de la naturaleza llamada Dwight Howard.  

Y por supuesto, gravitando alrededor de esta constelación de astros, la clave del  éxito o el fracaso deberá venir marcada por el líder emocional y espiritual de este grupo. La peligrosa Mamba Negra, cuyo ascendencia y poder dentro de la franquicia es casi equiparable a la del propietario Jerry Buss. Kobe será el termómetro de los Lakers, y deberá demostrar su definitiva madurez y saber apaciguar su ego, así como estar en ocasiones en segundo plano, y asumir un mayor reparto de roles como hizo este verano en su última participación con la elástica nacional si de verdad desea conseguir su sexto anillo con el que igualar a Jordan. Bryant ha de ser más que nunca un “facilitador” más que un finalizador, y comprender que la primera opción ofensiva debe ser Howard. No queremos decir con esto que Superman vaya a acumular más tiros que Kobe, lo cual es difícil, pero si ha de ser la referencia en ataque angelina, y a partir de ahí y con las defensas cerradas sobre él, el equipo de Mike Brown encontrará muchos mejores argumentos en el exterior. 

El Super de Sant Boi.


De modo que estos son los Cuatro Fantásticos californianos, a los que, no podía ser de otra manera, ya se les buscan comparaciones con aquel cuarteto que se la acabó pegando en el 2004 frente a los rocosos Pistons de Larry Brown. Kobe repite presencia tras aquel otro estelar cuarteto, con la diferencia que esos 9 años más con los que afrontará los play-offs de esta temporada han de notarse en una mayor sobriedad en el juego y generosidad con el equipo por encima de sus números individuales. A su lado como gran pívot dominante un Dwight Howard con quien deberá compartir liderazgo y no caer en los errores que llevaron a romper la sociedad Kobe-Shaq después de “sólo” tres anillos, cuando apuntaba a ser el dueto más dominador del baloncesto USA desde Jordan-Pippen. Pau Gasol cuenta, por su parte, con varios puntos a su favor más en comparación con el gran Karl Malone del 2004. Ha demostrado sobradamente su compenetración con Kobe y con el equipo, y sus actuales 32 años son una maravilla al lado de los 40 que traía sobre sus espaldas el mítico Cartero cuando llegó a Los Angeles. Respecto a la comparativa que pudiera establecerse entre Gary Payton y Steve Nash, creo que no hay color para el canadiense. Payton fue uno de los mejores bases anotadores en su momento, pero Nash es un puro director de orquesta, quien como ya hemos comentado anteriormente no ha bajado de las diez asistencias por partido en sus últimas temporadas, pese a lo que pueda decir su DNI. Súmenle a eso sus porcentajes de tiro de alrededor de un 50% en tiros de campo, 40% en tiros de tres, y 90% en tiros libres, y tendrán lo mismo que yo estoy pensando: un base casi perfecto, y echamos mano del “casi” porque nuestra condición humana nos hace dudar de la existencia de la quimérica perfección. El base nacido en Sudáfrica, al igual que ha sucedido con otros grandes del estilo de Nowitzki, ha ido puliendo su baloncesto con los años y a pesar del handicap físico que pueda suponer la edad ha mejorado claramente en algunos apartados del juego, como por ejemplo el tiro (y es que el tiro no es sólo una de las disciplinas del baloncesto que no empeora con los años, si no que es la que más claramente se mejora con el paso del tiempo, comprendan por tanto la sonoridad de mis carcajadas cuando escucho a alguien decir de un jugador como Ricky Rubio que “tira mal”) 

Ya sabéis lo que dicen los jardineros: PO-DE-MOS


Esta es la radiografía del estelar esqueleto angelino, pero no crean que terminan ahí los argumentos para considerar a los Lakers, junto a Miami y Oklahoma, como los grandes candidatos al próximo título. Metta World Peace, el jugador quien durante un tiempo fue conocido como Ron Artest, ha de ser el “pegamento” del equipo. Jugador habituado al trabajo sucio y labores defensivas, su mayor problema una vez más será su propia cabeza, tratándose de uno de los tipos más volátiles y ciclotímicos de la NBA, pero un Artest centrado sigue siendo un jugador muy apreciable, sobre todo como estajanovista portador del mono de trabajo. El peculiar alero parece en principio el destinado a completar un quinteto titular que difícilmente encontrará contestación en los rivales. 

Echando un vistazo al banquillo también puede apreciar buenas noticias el seguidor angelino. Para dar descanso a Nash, Mike Brown contará con dos bases experimentados como Steve Blake y Chris Duhon (9 y 8 años de experiencia respectivamente), cierto es que son dos bases muy de andar por casa dentro del nivel NBA (aunque Duhon tuvo una muy buena temporada en su primer año en New York…  pero es que en New York siempre pasan cosas “raras”), más lo cierto es que si tradicionalmente en los últimos tiempos parecía que el gran talón de Aquiles lagunero era la posición de base y prácticamente se podría decir que jugaban sin esa figura, ahora se encuentran de repente con directamente a quien es ya uno de los mejores bases de todos los tiempos y dos suplentes de garantías y amplia experiencia. Experiencia y calidad es lo que le sobra a Antawn Jamison, otro de los aciertos de Kupchack para esta temporada. Su llegada a Los Angeles va a coincidir con su decimoquinta temporada en la liga, sin bajar nunca de los 14 puntos por partido desde su segundo curso NBA y sin bajar de los 17 durante las últimas 8 temporadas. Casi nada. Mike Brown ya le tuvo en la 2009-10 en Cleveland cuando llegó como uno de los grandes refuerzos para el asalto al título por parte de LeBron James en la franquicia de Ohio. Otro de los recién llegados es Jodie Meeks, joven escolta con buena muñeca que desatascará desde fuera. En definitiva, los Lakers tienen dinamita en las alas. Como no todo podía ser de color de rosa (o de púrpura y oro en este caso), es en la rotación interior donde pueden encontrar los californianos mayores problemas. A expensas de saber lo que finalmente ocurra con Troy Murphy, quien llegó hasta a sonar para el Real Madrid y espera alguna oferta en su condición de “free agent”, sólo Jordan Hill apunta a ofrecer alguna razón para el optimismo. En su cuarta carrera como profesional, quien fuera número 8 del draft del 2009 tiene una estupenda oportunidad para jugar minutos de calidad en una plantilla aspirante al título. El rookie canadiense Robert Sacre no parece relevo de garantías para Howard, y a buen seguro veremos a nuestro Pau alternando los puestos de “cuatro” y “cinco”.      

Kupchak presentando otra de sus joyas para la próxima temporada: Antwan Jamison


Este ha sido un pequeño vistazo a estos nuevos Angeles Lakers que se vislumbran como uno de los equipos más excitantes de la venidera temporada y de los últimos tiempos. Sin duda salen en la “pole position” de favoritos a la misma altura que Miami y Oklahoma, y un tanto por delante de Chicago, y de Dallas, otra franquicia que se ha movido muy bien en verano y creo que estará muy arriba. Por otro lado la apuesta angelina tiene el riesgo de la inmediatez del presente, es un “ahora o nunca”, y el superheróico cuarteto no parece vislumbrar vida conjunta más allá de las tres temporadas por las que ha firmado nuestro querido Dorian Gray. Pase lo que pase y sean cuales sean los resultados (para mucha gente, todo lo que no sea la consecución del anillo, será considerado un fracaso), estamos convencidos de que hay algo que ya tiene ganado el nuevo roster de los lagos. El haber vuelto a ilusionar al aficionado. Esa ilusión inocente y casi infantil que uno sigue teniendo cuando comienza la temporada NBA, o cuando cae en sus manos un comic de sus superhéroes favoritos. 

Al fin y al cabo eso es lo que el mundo necesita, héroes.  

Sí... ¡va a ser divertido!