LeBron interpreta su mejor pieza |
Cuando en 1913 Igor Stravinsky estrenó en Paris su
obra más recordada, “La consagración de la Primavera”, la conmoción entre la
audiencia fue tal que el público no ocultó su enfado con aquella obra
innovadora y transgresora montando un gran revuelo en el teatro de los Campos
Elíseos. Hablamos de cien años atrás, cuando la no existencia de redes sociales
impedía linchamientos mediáticos y el crecimiento de la figura del “hater”, un
personaje que suele “tocar de oído” y convierte en centro de su odio a figuras
de las que en muchas ocasiones no sigue su carrera, o en caso de hacerlo lo
realiza desde el prejuicio que le impide reconocer mérito alguno en el elemento
escogido para desahogar sus frustraciones. Es el caso de LeBron James y su
legión de “haters”, para quien no les valía ni sus cuatro veces MVP de
temporada regular, ni sus seis finales de la NBA consecutivas (que significan
tantos campeonatos del Este), ni sus dos anillos, ni haber llevado a Cleveland
a las primeras finales de su historia, en 2007, con apenas 22 años de edad ya
siendo líder del equipo y pasando por encima en las finales del Este de los
Detroit Pistons de Billups, Hamilton, Prince y los Wallace quienes habían dominado
su conferencia durante toda aquella década… hasta la llegada de LeBron. Tampoco
valían sus constantes exhibiciones estadísticas, ni ser, aún con 31 años, el
decimoprimer mejor anotador de todos los tiempos, ni dominar los play offs
hasta convertirse en el cuarto mejor anotador de la historia en post-temporada,
noveno mejor reboteador y tercer mejor asistente. No les valía que sea el
jugador más completo y polivalente del momento, ni que sea el alero con mayor
promedio de asistencias de la historia. Nada les valía. Ahora LeBron hace el
más difícil todavía, remontando por primera vez en la historia unas finales que
tenía 3-1 en contra y ante el equipo con mejor balance en liga regular de todos
los tiempos. ¿Tardará tanto tiempo LeBron en ver reconocida la valía de su
obra, la importancia de lo realizado, como Stravinsky con su vanguardista pieza
musical?
Larga vida al Rey LeBron. Siempre tiene que haber un
Rey, amado u odiado, excesivo y soberbio. Elvis Presley o Mohamed Ali
representaban como nadie estas figuras ególatras capaces de situarse en la cima
de un mundo que parecía hecho a la medida para ellos. ¿Elegidos por los dioses?
Puede ser, pero también es cierto que hablamos de personajes capaces de
trabajar infatigablemente en su búsqueda de mejorar y perfeccionarse, hombres
provistos de una férrea mentalidad y ética de trabajo. Particularmente me
resulta difícil odiar a este tipo de personajes que finalmente acaban
ofreciendo un espectáculo demoledor, porque ellos mismos son ya de por si un
espectáculo.
Larga vida a un LeBron que recupera su corona, pero
nos interesa también recordar a los “perdedores”. Entrecomillamos, porque no
los consideramos como tales, pese a que ahora saldrán los resultadistas y
ventajistas de turno a relativizar la increíble temporada de unos Golden State
Warriors históricos. La derrota en estas finales para el recuerdo no empañan en
modo alguno el apoteósico 73-9 con el que finalizaron la temporada regular
regalando un baloncesto maravilloso a todos los aficionados noche tras noche.
El problema de los resultadistas es que como sólo les interesa lo que pueda
haber al final del camino, no saben disfrutar del trayecto. No es nuestro caso
y desde aquí manifestamos nuestra devoción por la propuesta baloncestística de
Kerr, por las diabluras de Curry, por la frialdad asesina de Thompson, por la
capacidad para entender el baloncesto de manera global de Green, y en
definitiva por la cantidad de recursos que hemos podido observar en la que,
pese a la derrota, es la mejor plantilla NBA del momento.
Sin título pero con record. |
La aplastante lógica de que “sólo puede ganar uno”
no significa necesariamente que “el otro” deba ser considerado perdedor. Y
creemos que después de esta temporada regular, de unos play offs brutales en
los que Golden State remontaba el 3-1 con el que Oklahoma City les había puesto
contra las cuerdas en las finales del Oeste, y tras siete partidos en la lucha
por el anillo, éste es uno de esos casos en los que aun habiendo un solo
ganador, no puede haber ningún derrotado.
Y es que el séptimo partido por el título tuvo el
guión que todos esperábamos con un partido igualado y no resuelto hasta los
instantes finales. Tampoco es que podamos hablar de un partido para las
videotecas, y es que sabedores de lo que se jugaban los protagonistas
ofrecieron demasiadas imprecisiones y fallos en sus tiros. Jugadores como
LeBron, Love, Smith, Curry, Klay Thompson o Igoudala, estuvieron todos por
debajo del 40%. Estuvo mejor Kyrie Irving, con un 43.5%, pero sobre todo
protagonista y héroe con un triple a falta de 55 segundos que rompía el empate
a 89 que registraba el marcador en aquel momento y comenzaba a acercar el
anillo a la sufrida ciudad de Cleveland, que por vez primera en su historia ve
a su equipo como campeón de la NBA y rompe una maldición que duraba más de 50
años, desde que en 1964 los Browns ganaran la NFL. Desde entonces ninguno de
sus tres equipos de las grandes ligas (Cavaliers en la NBA, Browns en la NFL, e
Indians en la MLB) se había proclamado campeón de las mismas, la sequía de
títulos más larga que jamás hubiera conocido una ciudad estadounidense.
Cleveland deja de ser la ciudad maldita y LeBron se convierte en profeta en su
tierra.
Cleveland, por fin, celebra un título. |
Y no fue un triunfo fácil, ya que pese a la igualdad
de inicio (23-22 para Cleveland en el primer cuarto) un parcial de 2-11 para Golden
State ponía el 42-49 antes de encarar el camino de los vestuarios. Había
razones para el optimismo en Oakland, pese a que una vez más no aparecía el
mejor Curry (definitivamente ha dado un rendimiento inferior al esperado),
Green rendía sobradamente ante LeBron, tanto como para ser el mejor de su
equipo con 22 puntos y 6 rebotes al descanso (finalizó con unos impresionantes 32
puntos, 15 rebotes y 9 asistencias, destacando sus 6 triples de 8 intentos,
cuando en los partidos anteriores estaba lanzando con apenas un 30% de
efectividad desde esa distancia) Sin realizar ninguna de las exhibiciones
ofensivas de otras ocasiones, los Warriors se retiraban con un estupendo 10 de
21 en tiros triples, mientras que Cleveland no veía aro en ese aspecto: 1 de
14.
Y apareció J.R.Smith. Con dos triples lideraba un
parcial de 8-0 para empatar el partido a 54 después de que Klay Thompson, con
cinco puntos, hubiera estirado la diferencia a 8. Y apareció Irving, con 12
puntos en este tercer cuarto para que su equipo llegase a mandar hasta por 7
puntos en el marcador, hasta que Green decidió proseguir su particular recital
para los Warriors y los de Oakland le dieron la vuelta al resultado, llegando a
irse con un punto arriba al acabar el tercer cuarto. 75-76. Vaya último cuarto
nos esperaba.
Un último cuarto en el que Cleveland volvió a sacar
músculo y demostró que finalmente ha sabido tomarle la medida al mejor ataque
de la NBA. Volvieron a dejar a Golden State en unos pírricos 13 puntos, y entre
Irving y James anotaron 16 de los 18 puntos de su equipo en el acto final. Los
otros dos los firmó Kevin Love, de esta manera haciendo su particular
aportación al supuesto “big three” que como ya hemos explicado otras veces no
es tal. En honor a la verdad Love, sin hacer un partido excelente, si aportó
más en esta ocasión y se le vio más metido en el partido, sobre todo bajo
tableros (9 puntos, 14 rebotes y 3 asistencias) Dentro de la alegría Cavalier,
las dudas se siguen instalando en la figura del californiano, ¿carne de trade? Quien
no tuvo dudas de sus posibilidades fue LeBron, fallón en el tiro durante los
tres primeros cuartos, anotó once puntos en el último, con 3 de 7 en tiros de
campo y 4 tiros libres de 5 intentos, uno de ellos para cerrar el partido con
el 93-89 a falta de 10 segundos, después de que Irving rompiera el empate a 89
con un monumental triple frente a la defensa de Curry. Antes habíamos visto a
LeBron poner un estratosférico tapón sobre Igoudala en una imagen que
posiblemente sea futuro poster en las paredes de las habitaciones de muchos
niños que tienen la suerte de estar creciendo viendo una de las mejores épocas
de la historia de la NBA (y del baloncesto en general) El triple de Irving
ponía a Golden State contra las cuerdas y Curry se la jugó sin éxito ante la
buena defensa de Love en la ayuda exterior. LeBron cerraría el partido con el comentado
tiro libre tras una falta de Green que evitaba un matazo que hubiera
significado otra imagen para la galería de unas finales inolvidables. Curry primero
y Speights después de hacerse con el rebote al fallo de su compañero intentaron
dos triples ya muy forzados pero el marcador no se movería del 93-89 final. El
líder de los Warriors acabó con 4 de 14 desde la distancia de 3 puntos. En un
jugador acostumbrado a anotar casi uno de cada dos intentos, su ineficacia en
su mejor arma en el partido definitivo es otra de las claves de la derrota
californiana.
LeBron cerrando el paso. |
Insistimos en que han sido unas grandísimas finales
y así serán recordadas, suponiendo el segundo capítulo de una rivalidad que
puede ir para largo si tanto Cleveland como Golden State mantienen sus bloques,
aunque ya se escuchan rumores de una posible salida de LeBron, ejecutando una
opción en su contrato, después de haberle dado el anillo a su gente de Ohio, y
buscando presumibles nuevos retos, como podría ser el de reflotar a los antaño
gloriosos Lakers. Ojo al verano que nos espera, con posibles movimientos de
jugadores como Pau Gasol, Dwight Howard, Kevin Durant, Dirk Nowitzki, Dwayne
Wade, DeMar DeRozan, Mike Conley, Al Horford, Jimmy Butler… y quién sabe si
Lebron James… todo ello en vísperas de la firma del nuevo contrato televisivo y
el incremento del tope salarial en las franquicias NBA. Esperan meses
turbulentos en las franquicias de los general managers de la mejor liga de
baloncesto del mundo… pero esa es otra historia. La historia de un verano
posterior a la particular consagración de la Primavera de LeBron James, quien
ni que decir tiene que ha sido elegido de manera unánime MVP de las finales,
después de firmar un triple-doble en el partido decisivo (27 puntos, 11 rebotes
y 11 asistencias… y no olviden sus 3 tapones) y promediar unos escandalosos 29.7
puntos, 11.2 rebotes, 9.4 asistencias, 2.5 robos y 2.2 tapones por partido en
las finales, dominando todas las categorías estadísticas individuales. No se
froten los ojos, no es ciencia-ficción, es la realidad.
...pero sigo siendo el rey... |
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