¿Qué he hecho yo para merecer esto? |
Hay una expresión horticultural muy conocida para
referirse al equipo o deportista que llega a una determinada competición siendo
incógnita, incapaz el analista de turno de discernir si se trata de un favorito
al título o de casi una comparsa, el del “melón por abrir”. No es exactamente
el caso del Barcelona de Georgios Bartzokas, quien ya abrió su nuevo melón hace
meses, pero sigue sin encontrar donde está el trozo bueno. No ayudan las
circunstancias, desde luego, y es que ni en la peor de sus pesadillas el griego
podría imaginar una temporada tan negra físicamente para su plantilla. Baste decir
que únicamente Ante Tomic, Marcus Eriksson y Alexandar Vezenkov, de la
plantilla inicial azulgrana para este curso, no han sufrido alguna lesión
durante la campaña, llevándose la peor parte Pau Ribas y Shane Lawal con sus
bajas de larga duración. La última calamidad ha recaído en Juan Carlos Navarro,
precisamente un jugador con molestias crónicas (la ya famosa fascitis plantar),
pero que llegaba a este torneo quizás en el mejor momento de sus dos últimas
temporadas, hasta que una inoportuna apendicitis ha venido a dejarle en el dique seco. Una mala noticia para el barcelonismo, pero también para todo
amante del baloncesto, ya que hablamos de una leyenda que iba a disputar nada
menos que su vigésima edición de la Copa del Rey. Desde los despachos
azulgranas han tratado de enderezar el rumbo sobre la marcha, con las llegadas
de Faverani, Diagné y Alex Renfroe, pero el base con pasaporte bosnio no ha
tardado en visitar la enfermería del club barcelonés, por lo que han echado
mano de otro fichaje de última hora, Xavier Munford. Parches para una máquina
que en ningún momento ha podido funcionar a pleno rendimiento, condición que en
cierta manera puede hacer más peligrosos a los azulgranas, llegando como
tapados a una cita en la que con Xavi Pascual eran especialistas en competirla
hasta el final independientemente del nivel que estuviesen demostrando hasta
ese momento. Un espíritu competitivo evidenciado más que nunca en la edición de
2013, curiosamente también disputada en Vitoria, cuando el equipo liderado por
Pete Mickeal (MVP de aquel torneo) hizo morder el polvo al Real Madrid de Laso (único partido perdido
por el vitoriano como entrenador madridista en Copa) en un monumental encuentro
resuelto tras dos prórrogas. Después de aquello dos exhibiciones ante Caja
Laboral (actual Baskonia) y Valencia les consagraron como campeones. Nadie lo
hubiera podido imaginar con un equipo que llegaba cuarto clasificado en la liga
con un pobre balance de 12-8, 7 derrotas más que el Real Madrid. Eran otros
tiempos y en el banquillo mandaba un hombre de la casa que sabía gestionar
perfectamente las crisis de su equipo, un Xavi Pascual quien a pesar de las
críticas siempre llevaba algún título a las vitrinas blaugranas. Críticas que
se acrecentaron cuando la llegada de Pablo Laso al banquillo del eterno rival
dejó al descubierto que con otros estilo de juego, más generoso con el espectáculo,
los títulos podían llegar. Finalmente el exiguo bagaje de una Supercopa en dos
temporadas significó la salida de Pascual y el comienzo del nuevo y hasta el
momento accidentado proyecto de Bartzokas. Por tanto el griego se encuentra
realmente manejando un equipo que es incógnita, ya que parece difícil ver a los
azulgrana ganar tres partidos exigentes seguidos, y más con las últimas
lesiones de Navarro, Doellman y Oleson (estos dos últimos duda hasta el
comienzo del torneo), pero nadie debe dudar de la capacidad competitiva y el
espíritu ganador de los culés, y que precisamente están ante su gran oportunidad de reivindicarse. De mirarse a los ojos en el vestuario y conjurarse para ganar tres partidos consecutivos que salvarían su temporada. Su primera piedra de toque no es fácil, ya que
el siempre irregular Unicaja parece haber alcanzado justo ahora su mejor
momento de forma. Joan Plaza ha conseguido ser respetado en una plaza exigente
como la de Málaga, que asume ya que sus días de pelear por títulos ya han
pasado. No obstante los malagueños necesitan una alegría en un torneo que no se
les da nada bien en los últimos años y en el que particularmente Plaza no ha
encontrado tino (ha dirigido doce partidos entre sus temporadas en Madrid,
Sevilla y Málaga, y sólo ha salido vencedor en cinco de ellos) Dicho de manera
más clara, el Unicaja siempre decepciona cuando llega la Copa. Veremos si este
curso son capaces de doblegar a un rival con muchas ausencias gracias a la
mejor versión de jugadores como Kyle Fogg, Carlos Suárez, Dejan Musli, Dani
Díez, el emergente Alberto Díaz, o sobre todo un Nemanja Nedovic de dulce (16.4
puntos y 5 asistencias por partido en sus últimos cinco choques ACB), argumentos
todos estos que por sí solos hablan de un equipo que podría incluso levantar el
título sin que ello debiera suponer una gran sorpresa. Al Barcelona ya le
ganaron en el Carpena, 95-89, y sin Nedovic, pero con un monumental Kyle Fogg,
autor de 29 puntos en aquel partido.
Pero antes de este partido Valencia y Herbalife Gran
Canaria ya habrán dirimido su duelo de cuartos de final. Como curiosidad, es el
único enfrentamiento de esta Copa en el que ambos contendientes ya se han
enfrentado en sus dos partidos ligueros, y en ambos mandó el Valencia. El
partido más cerebral, el duelo de entrenadores, el de dos tipos de baloncesto
similares buscando minimizar sus propios errores. Posiblemente sea el partido
con menos puntos de toda la Copa.
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