Con ocho basta para Nick Nurse. |
El
último partido de la historia del Oracle Arena no pudo ser,
precisamente, más histórico, pese a que fuera contra los intereses
de sus inquilinos. Y es que el ya legendario pabellón californiano
en sus quintas finales consecutivas ha servido de escenario para la
coronación de Toronto Raptors como nuevos campeones de la NBA,
siendo la primera vez en la historia que un equipo no estadounidense
consigue tal éxito. Todo un hito para una franquicia fundada que ni
siquiera llega al cuarto de siglo de vida. No es algo nuevo para la
ciudad de Toronto, ya que a principios de la década de los 90 su
equipo de baseball, Toronto Blue Jays, consiguió dos ligas
americanas y dos series mundiales.
El
final del quinto partido, que ambos equipos finalistas habían tenido
tanto ganado como perdido planteaba muchos interrogantes sobre el
estado anímico con el que saldrían los protagonistas a la cancha.
La mayoría de las críticas canadienses se centraban en el mismo
hombre, el base Kyle Lowry, uno de los pilares absolutos del
crecimiento del club en las últimas temporadas pero cuyas malas
decisiones en los minutos finales, además de haber protagonizado el
lanzamiento final que podía haber finiquitado las finales, le habían
revestido de jugador endeble ante la presión (pese a su ya famosa
respuesta sobre tal tema antes del quinto partido) Pero la respuesta
de Lowry ante las críticas fue sencillamente impresionante, y aunque
con justicia la mayor gloria recaerá sobre Leonard, el pequeño base
se reivindicó como el auténtico segundo espada del equipo (sin
olvidar a Pascal Siakam, recuperando un nivel estelar casi similar al
de su estratosférico primer partido de las series) Lowry anotó los
primeros once puntos de su equipo, sin fallo, incluyendo tres
triples, además de ejercer buena defensa sobre Thompson. Su primera
asistencia acabó con los primeros puntos no anotados por el base, un
triple de Siakam que tomaba el relevo con dos lanzamientos desde el
6.75 que hacían diana. Los visitantes doblaban en el marcador (17-8)
a su rival gracias a la efectividad de los dos escuderos de Leonard
una vez más discreto en su arranque de partido. El despertar de un
Thompson estelar, con 10 puntos en un suspiro, estrechó el marcador
(22-20) y Draymond Green llegaría a poner por delante a su equipo
(26-27) a unos dos minutos para el final. Volvió a aparecer Lowry,
intercambiando golpes con Curry, y llegamos al final de un
maravilloso primer cuarto en el que los ataques primaron sobre las
defensas con los Raptors mandando por un punto (33-32)
Un
triple de VanVleet estiró levemente el marcador para Toronto (43-38)
cerca del ecuador del segundo cuarto. No volverían a tener una renta
tan amplia los de Nurse en este acto del partido. De hecho Golden
State reaccionó con un parcial de 0-8 sustentado en las canastas de
Igoudala y la visión de juego de un Draymond Green que a esas
alturas de partido ya oteaba un nuevo triple-doble. El marcador se
movería en parámetros de igualdad hasta el descanso, pese a que un
2+1 de Leonard abría de nuevo una pequeña brecha para Toronto
(58-54) El propio Leonard cometía falta en el intento triple de
Thompson, quien era el mejor de los de Kerr (18 puntos al descanso)
Al paso de los vestuarios el marcador reflejaba un incierto 60-57
para la franquicia canadiense, con un duelo individual muy marcado
entre Lowry y Thompson, que se empeñaban en echarse sus respectivos
equipos a las espaldas.
En
el tercer cuarto más de lo mismo. Igualdad y reparto de golpes, e
igualmente pequeños arreones de Toronto para intentar romper el
partido, alcanzando una máxima de 6 (66-72) puntos a 7.51 para el
final del cuarto, con buenas acciones de VanVleet y Leonard. Pero
volvió a aparecer Igoudala, a quien se sumaron Curry, y como no, el
excelso Thompson. Un triple del escolta angelino consumaba la
remontada warrior, empatando el partido a 76 a falta de cinco
minutos. Eran los mejores minutos de Golden State, mientras que
Toronto comenzaba a errar sus lanzamientos, especialmente desde el
triple. Thompson seguía con su exhibición. Su cuarto triple (de
seis intentos) sumaba su punto número 28 y ponía a los locales
cuatro arriba quedando 3.18 para el final del cuarto. Y entonces a
Golden State le cayó otra losa encima, la enésima desgracia. A 2.22
para llegar al último cuarto Danny Green frenaba el contrataque
rival con una falta sobre la penetración de Klay Thompson. La caída
resultó calamitosa para el escolta, quien tuvo que abandonar la
cancha después de anotar los dos tiros libres para llegar a la
treintena de puntos y poner el 85-80 en el marcador. Golden State
perdía a su mejor hombre en el partido. Uno de los actuales “hombres
de hierro” de la liga, quien apenas ha sufrido lesiones a lo largo
de su carrera y ha jugado prácticamente todas las noches de todas
las temporadas excepto en los habituales descansos programados, se
enfrenta al terrible ACL. Rotura de ligamentos. Entre seis y ocho
meses de baja. Las finales de la NBA no toman prisioneros. Es la
mejor competición baloncestística del planeta, pero también (o
debido a eso) la que más lleva al límite el físico de sus
protagonistas. No sabemos qué hubiera pasado de haber seguido Klay
en pista, desde ese momento al final del cuarto Golden State
sobrevivió con un triple de Igoudala para afrontar el último cuarto
con una ligera ventaja (88-86), pero los números no mienten.
Thompson jugó 32 minutos absolutamente bestiales, firmando 30 puntos
con unos porcentajes descomunales para un jugador exterior. 8 de 12
en tiros de campo (4 de 6 en triples) y 10 de 10 en libres. Además
sumó 5 rebotes y 2 robos de balón. Su balance +/- en pista fue el
mejor de su equipo, +5. El parcial desde que abandona la cancha
lesionado es 34-25 a favor de Toronto.
Klay Thompson y el maleficio warrior de estas finales. |
En
el cuarto definitivo el equipo de Nick Nurse salió oliendo sangre.
Se trataba de meter una marcha más ante un equipo que, pese a estar
mejor dosificado, se había convertido en una orquesta de secundarios
bajo la batuta de Curry. Lo comentábamos en el cuarto partido. Nos
gusta la idea de Kerr de utilizar a todos sus jugadores, pero le ha
salido cara la apuesta. La presencia de Quinn Cock volvió a dejar un
enorme agujero en la defensa y una tremenda incapacidad en el ataque.
Ojo a este dato, el suplente warrior jugó 12 minutos y 30 segundos
en los que el parcial fue un -16 para su equipo. Frente a él Fred
VanVleet engrandecía su figura. Es otro de los triunfadores de las
finales, y cerró las series a lo grande, con 22 puntos, 12 de ellos
en el último cuarto. Increíble historia para este patito feo
convertido en cisne después de ver como en el draft de 2016 (el
mismo que el de su compañero Siakam) su nombre no era elegido por
ninguna de las 30 franquicias de la NBA mientras si obtenían tal
honor jugadores de momento intrascendentes como su ahora compañero
Patrick McCaw, quien puede decir que ya tiene tres anillos de campeón
sumando el conseguido en Toronto a los dos con la camiseta de Golden
State. El bravo VanVleet puso por primera vez por delante a su equipo
en el cuarto final con un triple que suponía el 104-101 a 3.44 para
el final. Recordemos que entre los dos bases canadienses, Lowry y
VanVleet, sumaron nada menos que 48 puntos, pero es que además
hablamos de dos bases que ninguno pasa del 1.83. Al estilo de los
Detroit Pistons de Chuck Daly de finales de los 90 a los que tanto me
recuerdan estos Raptors, con bases dominantes por debajo del 1.90.
No
soltaría el mando ya Toronto. Draymond Green, enorme una vez más
tuvo aun así un error garrafal en el siguiente ataque perdiendo un
pase y devolviendo la bola a los visitantes. VanVleet, totalmente “on
fire” se la jugó en un triple aprovechando un “mismatch” que
le dejaba emparejado con Cousins. Erró el tiro, pero de los cielos
apareció el majestuoso Ibaka para capturar el rebote ofensivo y
anotar con un elegante gancho poniendo el 106-101 a 3 minutos para el
cierre. Esto también lo hemos dicho, pero hay que repetirlo. Es
imposible cuantificar la valía del hispano-congoleño en estas
finales. 15 puntos saliendo desde el banquillo con un 58% en tiros de
campo en el partido definitivo. Después de que Cousins sólo
aprovechara uno de sus dos tiros libres en la siguiente posesión
californiana, Lowry demostraba que aun le quedaba pólvora anotando
un canastón decisivo (y un tanto afortunado tras rebotar en el aro)
para estirar todavía más la diferencia. 108-102 y sólo 2.12 por
jugarse. Una buena circulación de balón de Golden State habilitó
un tiro de Draymond Green absolutamente solo. El espartano jugador de
Michigan no falló y puso a los de Kerr a sólo tres puntos. Un
pequeño carrusel de tiros libres por ambos lados llevó el partido a
un 109-106 a poco más de un minuto para el final. Leonard quiso
sentenciar pero falló su intento triple y en un deslabazado ataque
DeMarcus Cousins lograba anotar en penetración. 109-108 y 46
segundos por disputar. Siakam volvería a poner a Toronto tres arriba
en otra entrada marcando perfectamente los pasos, y dejaba a Golden
State sin margen de error a falta de 22 segundos. Los de Nurse no
quisieron arriesgar con la posibilidad del triple de los locales y
mandaron a Curry a la linea de libres, asegurándose la última
posesión. A Stephen no le tembló el pulso y puso a su equipo a un
punto con 18 segundos por jugarse. La buena defensa de Golden State,
en concreto de Draymond Green sobre el otro Green, Danny, provocó
que el desaparecido escolta neoyorquino intentase un pase horrible
sobre Siakam que acabó en pérdida, y por tanto posibilidad de un
tiro ganador para los de Oakland. Se la jugó quien se la tenía que
jugar. Curry buscó uno de esos triples que tantas veces le hemos
visto anotar, rápido, sin necesidad de apenas armar el brazo, pero
en esta ocasión falló el tiro bajando aún más sus porcentajes (ha
hecho 23 de 67 desde el arco, muy por debajo de su acierto habitual)
El rebote ofensivo acabó en manos de Draymond Green, quien
sorprendéntemente pidió tiempo muerto pese a que a su equipo ya no
le quedaba ninguno (a lo Chris Webber) Leonard sentenciaría desde el
tiro libre, primero castigando la técnica a Green por el “excess
timeout”, y luego tras una falta de Igoudala revisada por los
árbitros en la que Kawhi pedía una canasta que hubiera sentenciado
ya el choque sin necesidad de los libres.
Nick
Nurse nos ha tapado la boca a quienes creíamos que en el baloncesto
de hoy día, con el ritmo actual, era imposible ganar el campeonato
de la NBA con ocho jugadores. Los odiosos ocho. Nurse convertido en
el Tarantino de los banquillos. En aquel western los protagonistas
sufrían una nevada que les obligaba a encerrarse en una fonda y
convivir entre ellos. La nieve ha llegado también a Oakland. El
norte está lleno de frío. Toronto gana el anillo con la rotación
más corta que recuerdo en el baloncesto moderno. A todo ello además
hay que sumarle el extraño caso de Danny Green, desaparecido en su
particular agujero negro ofensivo. Anoche se volvió a quedar en
blanco. Casi sucede lo mismo con Marc Gasol, quien sólo sumó desde
el tiro libre. En realidad sólo cinco jugadores de Toronto fueron
capaces de anotar en juego. El dato es demencial, casi diríase que
contranatura baloncestística.
Sea
como fuere nos alegramos mucho del éxito de estos “Spanish
Raptors”. El triunfo de Marc Gasol, Ibaka y Scariolo, es un poco
nuestro. Esperemos analizarlo más en profundidad en próximas
entradas, así como la figura del metódico pero no por ello menos
incendiario Kawhi Leonard, tercer jugador en ganar dos MVPs de
finales con dos camisetas después de Kareem Abdul-Jabbar y LeBron
James.
Pero
no queremos despedir estas crónicas de las finales sin reconocer el
coraje de unos Golden State más warriors que nunca pese a no haber
campeonado. Que nadie dude que este equipo de las cinco finales NBA
consecutivas es uno de los mejores de todos los tiempos. Con su mejor
hombre lesionado y sólo presente en once maravillosos minutos, con
su tirador más efectivo ausente todo un partido y el cuarto decisivo
de otro, con el fichaje estrella de la temporada lesionado casi todo
el curso y llegando fuera de forma a las finales, con otro de sus
mejores elementos del banquillo (Kevon Looney) jugando con la
clavícula fracturada... con todo ello han sido capaces de ganar dos
partidos y de tener posibilidades reales de ganar un tercero (el de
ayer) La gloria es para Toronto, pero que nadie le discuta el honor a
Golden State. Pueden despedirse del Oracle con la cabeza bien alta.
Spanish Raptors |
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