El Rey ante su más difícil todavía: tripitir anillo. |
Habemus finales. Miami Heat y
San Antonio Spurs repiten como finalistas, y por tanto como campeones de sus
respectivas conferencias (lo cual, no nos cansamos de repetir, es un título,
aunque en Europa no se valore como tal) Para los de Florida es su quinto
campeonato del Este en sus 26 años de vida como franquicia, y el cuarto
consecutivo. Cuatro finales seguidas desde la llegada de LeBron. San Antonio
Spurs suma 47 temporadas entre NBA y ABA, y 6 veces ha sido campeón del Oeste,
todas ellas desde que Gregg Popovich maneja el banquillo tejano. Hasta el
momento Miami ha jugado cuatro finales y ganado tres, un 75% de efectividad.
San Antonio ha participado en cinco y ganado cuatro, 80% de acierto. La única
final perdida por Popovich, precisamente contra los Miami Heat a los que ven
ahora con ánimos de revancha por la ocasión perdida la pasada temporada (aquel
triple de Ray Allen) Los Spurs cuentan además con factor cancha, a diferencia
del anterior curso, en el que se llegó al séptimo partido y los de Spoelstra
remontaron la eliminatoria ganando sus dos últimos encuentros como locales. La
serie se jugó con el formato 2-3-2. San Antonio golpeó primero, ganando el
primer choque en Miami. Los Heat empataron la serie en el segundo. Las finales
viajaron a Texas, donde los Spurs aplastaron a su rival en el tercer partido (36
puntos de diferencia) LeBron y compañía se repusieron en un gran cuarto
encuentro y volvieron a empatar la serie. San Antonio ganó el quinto,
disponiendo entonces de dos match balls para conseguir el anillo que no
aprovechó, teniendo la mejor ocasión en un sexto partido que parecía ganado y Ray
Allen llevó a la prórroga. En resumen, en los cuatro partidos jugados en Miami,
los locales ganaron tres. En los tres disputados en tierras tejanas, dos. Ambos
equipos, como visitantes, lograron arrancar una victoria en feudo ajeno, pero
el factor cancha se mantuvo. Esta temporada se vuelve al formato clásico
2-2-1-1-1, en teoría mejor para el equipo con campo a favor, ya que juega el
quinto partido (decisivo, porque en caso de no suponer un 4-1, es decir, el
título, en todo caso sería un 3-2, lo cual viene a ser ganar dos bolas de
partido en argot tenístico) como local.
Personalmente deseamos que la
serie se alargue y se decida en el séptimo partido. Sobre quien deseamos que
gane, no lo tenemos tan claro. Ya saben que en este blog somos de unos Pistons
que no levantan cabeza y esta temporada volvieron a defraudar. Nunca nos han
gustado mucho los Spurs, que comenzaron a ganar anillos con un estilo demasiado
defensivo y rocoso y poco atractivo para el aficionado (sí, ya sabemos que los
Pistons se basaban en eso también, pero cuando uno “es” de un equipo entran en
juego componentes emocionales que no entienden de coherencia argumental), pero
hay que admitir que Popovich ha sabido evolucionar y los San Antonio de las
últimas temporadas son un monumento al buen baloncesto. Uno de los equipos más
anotadores de la liga, con mayor fluidez ofensiva y mejor circulación de balón.
Nada que ver con el equipo casi barriobajero que todo el mundo odiaba y que si
hacía falta hasta le partía la nariz a Steve Nash. Los actuales Spurs nos han
ganado a todos, y pase lo que pase en estas finales ya han hecho historia.
Quince años después de su primera vez Popovich y Duncan vuelven a unas finales.
Posiblemente el mejor binomio jugador-entrenador desde los tiempos de
Auerbach-Russell (y sobre que Duncan es el mejor “cuatro” de la historia no
creo que exista debate) Pero por otro lado en este blog somos muy de LeBron,
jugador al que se le ha vilipendiado injustamente en infinidad de ocasiones y
con una legión de “haters” a su alrededor inexplicable cuando hablamos del
mejor jugador que ha conocido este deporte desde Michael Jordan. De modo que
como diría aquel, tenemos el corazón “partío”. Lo que tenemos claro es que van
a ser unas grandísimas finales y que gane quien gane habrá hecho méritos y
disfrutaremos de ver como las grandes leyendas siguen creciendo. Puede ser el
three-peat de LeBron y el cuarto anillo de Wade, o el quinto de Pops y Duncan,
una pareja para la historia. Veremos.
Una pareja que cambió la NBA |
Se habla de dos estilos muy
diferenciados, ensalzando la coralidad de San Antonio y despreciando a unos
Miami más basados en sus estrellas que en su juego de conjunto (y cuando se
hace un análisis tan simplista, nos dan ganas de ir con los Heat) Es cierto que
lo de Popovich es auténtica artesanía a la hora de dosificar su plantilla. Establecer
el mejor balance de la temporada en la mejor liga de baloncesto del mundo
(62-20) sin que ningún jugador haya llegado a los 30 minutos de media (Parker,
el más utilizado, 29.4) es una auténtica hazaña y habría que tirar de
hemeroteca para ver si en alguna otra ocasión se produjo algo igual. En play
offs han tenido que subir el minutaje, pero no demasiado. Tim Duncan es quien
más permanece en pista, con 32.6 minutos por partido, promediando 16.5 puntos y
8.9 rebotes a sus 38 años. Un mito viviente y en activo. En Miami (balance en
liga regular 54-28) su “big three” acumula más minutos (LeBron 37.7, Wade 32.9
y Bosh 32 en temporada, 38.3, 34.7 y 33.6 en play offs) y casi todo pasa por
LeBron, que promedia números muy similares tanto en liga regular como en series
por el título. 27 puntos por partido, casi 7 rebotes. 6.3 asistencias en liga
regular, 5 en play offs. Un extraterrestre.
San Antonio sigue con su buen
ritmo anotador en play offs (106.6 puntos por partido, por 99.1 de Miami), en
rebotes también están más fuertes (43.2 por 34.6 de los de Florida), y en
asistencias (21.3 por 19.3) ¿Cómo están de cara al aro? Los dos muy bien,
ligeramente mejor Miami (49.7% en tiros de campo por 48.2% San Antonio), en
tiros libres también muy parejos (79.2% Miami, 77.3% San Antonio) y en triples
más igualdad todavía (39.5% los Heat, 39.2% los Spurs, y lanzando un poco más
los de Miami, 23.6 intentos triples por choque por 21 los tejanos) Echando un
vistazo a todos estos datos y al transcurso de la temporada se diría que el
equipo de Popovich llega un poco más fuerte a unas finales que no obstante
parecen lo suficientemente igualadas e inciertas como para concitar toda la
atención posible. Veremos si van surgiendo esos pequeños detalles que, por
imprevisibles, pueden decantar la balanza y acabar siendo decisivos. Uno de
ellos puede ser el tobillo de Tony Parker, en estos momentos lesionado y del
que se desconoce si llegará a tiempo al inicio de las finales (el jueves) y en
que estado podrá jugar. Problemas para Pops, ya que el base galo, además de ser
el jugador clave para su equipo junto a Duncan, es posiblemente el
baloncestista más difícil de defender para Miami.
El tobillo de Parker enciende las alarmas. |
Sin duda alguna nos
encontramos ante unas finales que lo tienen todo para enganchar al aficionado
que quiera disfrutar sin prejuicios de dos equipos que practican un baloncesto
moderno, dinámico y versátil. Dos franquicias que han apostado claramente por
un juego ágil, desterrando la importancia casi dinosáurica ya de jugar con un
“cinco” dominador (la posición en la que más cojean ambos equipos), y por un
baloncesto abierto en el que suele haber hasta cuatro jugadores por fuera
esperando para el lanzamiento o la penetración. Bien es cierto que los tejanos ejemplifican
un baloncesto más de vieja escuela, con las posiciones más definidas y constante
bloqueo y continuación, mientras que en Miami LeBron se erige como el más claro
“all around player” del siglo XXI, capaz de jugar en cualquier posición. Pero
tanto Popovich como Spoelstra son entrenadores que buscan un baloncesto total
en sus equipos y exigen trabajo a ambos lados de la cancha. En unas finales
siempre surgen duelos individuales que no permiten al aficionado ni pestañear.
El hiperactivo LeBron tratará de frenar a la estrella emergente que es Kawhi
Leonard, pero seguro que le vemos ayudando en la defensa a Tim Duncan, quien
tendrá mucho que decir ante un par “blando” como es Chris Bosh. Chalmers tendrá
una difícil papeleta con Parker (insistimos no obstante en las dudas sobre su
tobillo), mientras que por San Antonio Danny Green sufrirá con las
penetraciones de un kamikaze llamado Dwyane Wade. Hemos dicho que en el puesto
de pívot es donde más debilidad plantean ambos equipos, y precisamente por eso
es la posición por donde los dos técnicos buscarán recrudecer más los partidos
sin importarles el desgaste ni cargar a sus hombres altos de faltas. Miami
directamente juega sin cinco, con Battier y James como aleros y Bosh como único
interior (un interior que vive mayormente de su tiro de media distancia), o con
Udonis Haslem, un cuatro que se pega con quien haga falta. Con ese panorama
cobra importancia la figura del veterano Chris Andersen, lo más parecido a un
pívot puro (Greg Oden y sus 5 minutos en todos los play offs al margen), cuyo
duelo con Splitter puede hacer saltar chispas. Rashard Lewis, más de lo mismo,
otro cuatro abierto. Veremos también defensas zonales (permitidas en la NBA
desde hace más de diez años, para los despistados), pero menos, ya que ambos
equipos cuentan con muy buenos tiradores (ya no funciona lo de flotar a LeBron,
40% y 38% en triples en las dos últimas y respectivas temporadas) y no parece
que a Popovich le pueda funcionar como a Rick Carlisle hace tres temporadas con
Dallas Mavericks en las primeras finales de los Heat de la “era LeBron”. Aún
así es posible que “Pops” recurra a ello para evitar tanto desgaste de sus
jugadores, mientras que Spoelstra sabe que cuando LeBron y Wade muerden por fuera
son dos de los mejores defensores exteriores del mundo. Belinelli, Green,
Ginobili… muñecas demasiado peligrosas como para dejarles un milímetro.
Curiosamente, hoy conocemos
la noticia de la abdicación del Rey… ¿señal de la caída de LeBron James en
estas finales?, la respuesta, a partir del jueves.
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