Exhibición de los Spurs en el
tercer partido de las series finales. Como en la temporada pasada, cuando los
tejanos deshacían el empate a uno en un espectacular partido en el que
arrollaban a sus rivales por una diferencia de 36 puntos. Anoche fueron “sólo” 19
puntos, gracias a que los de Florida se pusieron las pilas tras el descanso,
pero la cosa apuntaba a debacle mayúscula.
Hasta el momento las finales
se habían desarrollado dentro de unos parámetros de bastante igualdad, pero con
los Spurs dando sensación de tener más recursos, más equipo. Por Miami el “big
three” había funcionado bien, además de un gran Ray Allen y un renacido Rashard
Lewis. Por San Antonio se instalaba la certeza de que algunos hombres podían y
debían dar mucho de sí, especialmente el llamado a ser nueva estrella de los
Spurs: Kawhi Leonard.
Inoperante en defensa y
discreto en ataque en los dos primeros encuentros de las series, el alero de
Riverside se desquitó anoche con su mejor partido como profesional hasta la
fecha, alcanzando su tope anotador con 29 puntos y una soberbia serie de 10 de
13 en tiros de campo, sólo falló 3 de sus 6 intentos triples, sus 7
lanzamientos de 2 acabaron dentro, y en tiros libres se quedó en un notable 6
de 7. Fue la punta de lanza de un ataque tejano en versión rodillo. Los Spurs
comenzaron anotando a una media prácticamente de 5 puntos por minuto. Una
locura. LeBron salió al rescate para con dos triples seguidos cerrar levemente
una herida que sería definitiva. A los de Popovich les salía todo, y un triple
sobre la bocina contra tablero de Manu Ginobili cerraba un primer cuarto de
videoteca para los tejanos en el que dejaban en su marcador nada menos que 41
puntos anotados en 12 minutos de juego. Un vendaval.
Apretaron en defensa los Heat
a partir del segundo cuarto para bajar la anotación visitante a “sólo” 30
puntos, dejando al descanso un espectacular marcador de 71-50 (hay que
remontarse a 1987 cuando los Lakers anotaron 75 puntos ante los Celtics para
encontrar un equipo que se fuera al descanso con más de 70 puntos anotados al
descanso en unas finales). Pero no sólo eso. Había que frotarse los ojos para
ver la estadística sobreimpresionada que nos ofrecía la retransmisión
televisiva según la cual San Antonio había lanzado con un 76% en tiros de
campo. Auténtica ciencia ficción, y máxime si tenemos en cuenta que lo hacían
frente a uno de los mejores equipos en defensa del mundo. Pero es que además
Miami lo había hecho con un 56%, lo que habitualmente es un magnífico
porcentaje de tiro, pero que en esta ocasión le suponía sucumbir por 21
puntos.
No iban a entregar la cuchara
tan pronto los actuales campeones. Lo bueno de cuando te están dando tanta cera
que no ves ni por donde te vienen los golpes, es que celebras cualquier mínima
reacción y te vienes arriba en cuanto el rival deja de encadenar dos puñetazos
seguidos. De modo que dos jugadas de 3 puntos consecutivas (un 2+1 de Wade y un
triple de Bosh) encendían las gradas del American Airlines Arena, y eso que aún
perdían de 15 puntos. Llegaban los mejores momentos de Miami, que en este
tercer cuarto llegaban a recortar diferencias hasta ponerse a 7 puntos (81-74),
con Norris Cole, Ray Allen y Chris Andersen aportando desde la segunda unidad.
Boris Diaw, quien fue el elemento sorpresa de Popovich saliendo de titular en
detrimento de Splitter (buscando el técnico Spur un quinteto de perfil similar
al de su rival, sin pívot puro), anotaba la última canasta del tercer cuarto
para dejar el marcador en un 86-75 que resultaría suficiente para que el tercer
punto viajara a San Antonio. En el último acto Miami siguió intentándolo pero
lo máximo que pudo acercarse fue a diez puntos (90-80) tras triple de Ray
Allen. Kawhi Leonard volvió a tomar el mando de las operaciones y los últimos minutos
fueron finalmente plácidos para los visitantes, que como la temporada pasada se
ponen 2-1 y con mejores sensaciones que Miami. Spoelstra tiene mucho que
trabajar para que las finales no se le vayan, especialmente en el puesto de
base, donde Mario Chalmers comienza a ser señalado tras sus malas actuaciones
en estos tres primeros partidos. Si la pasada temporada promedió 10.5 puntos en
los siete partidos por el título ante San Antonio, en éstas apenas está
anotando tres puntos por encuentro. El jueves noche, más.
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