TOO MUCH HEAT FOR THE HEAT
No deja de resultar paradójico
que un equipo apellidado “calor” fuese el más perjudicado de la batalla de la
sauna del AT&T Center de San Antonio, donde el auténtico protagonista fue
el aire acondicionado, o mejor dicho, la ausencia del mismo por avería, lo que
obligó a los jugadores a disputar el choque bajo un calor de más de 30 grados
centígrados, pagándolo sobre todo un LeBron James castigado por calambres y
prácticamente inmóvil sobre el parquet tras anotar su última canasta (92-94), a
partir de ahí coser y cantar para los tejanos, que con un parcial de 16-3 se
aseguraron el primer punto de las series finales.
El partido hasta aquel
momento de dolorosa abdicación del King James se había jugado en términos de
absoluta igualdad, con ambos equipos utilizando sus mejores armas. Parece que
Spoelstra apuesta por Lewis como complemento de Bosh en el falso juego interior
de los Heat, circunstancia que Popovich tiene claro como aprovechar. Buscar a
Splitter siempre que sea posible. Por no hablar de un Tim Duncan a quien no es
necesario buscarle. El baloncesto siempre le encuentra, cada movimiento del
mejor cuatro de la historia sobre una cancha de baloncesto es una lección de
fundamentos y sobriedad. Con 21 puntos y 10 rebotes empezó a presentar su
candidatura para su cuarto MVP de unas finales. Miami, dirigidos por un
errático Chalmers (horrible partido el suyo) pronto empezó a ceder la batuta a
un LeBron que tardó en entrar en juego pero acabó siendo, una vez más, el mejor
de su equipo. A pesar de la igualdad en el marcador los Spurs daban la
sensación de ofrecer siempre un poquito más que su rival, cosa que se hizo
evidente cuando las segundas unidades de ambos rosters hicieron acto de
presencia. El banquillo de San Antonio es superior al de los de Florida, sobre
todo si hay por medio un nombre propio como el de Manu Ginobili. El argentino
clavó sus tres primeros intentos triples (dos en contrataque, y otro en cuanto
recibió un primer pase, y es que en los metódicos Spurs también hay sitio para
la inspiración individual y las genialidades anárquicas) Boris Diaw se mostraba
como mejor antídoto contra James que Leonard, y el banquillo tejano hacía daño
para compensar el mal partido de Danny Green y Kawhi Leonard, quienes sólo
aparecieron en los minutos finales y con viento a favor. Pero Spoelstra también
encontraba recursos en un Ray Allen jugando a un nivel altisimo (16 puntos, 5
robos y 3 asistencias desde el banquillo) y en un Chris Andersen siempre
voluntarioso y efectivo en defensa.
Y llegó la jugada clave.
James había comenzado a dar síntomas de problemas físicos, viendo parte del
último cuarto desde el banquillo, lo que aprovechaba San Antonio para tomar
pequeñas ventajas en el marcador. Con 90-94 el alero Heat no quiso esperar más
a pesar de su estado y volvió a cancha. Anotó fácil en penetración pero tras
dejar el balón en las redes tejanas se encendieron todas las alarmas. The King
se quedó clavado en la banda. Tuvo que retirarse con la ayuda de sus propios
compañeros y de un Spoelstra al que se le venía el mundo encima. El 92-94 con
el que dejó el marcador fue su último acto de servicio del partido. Los Spurs
arrollaron a partir de ese momento y Green y Leonard, ausentes hasta el
momento, se unieron a la fiesta. Marcador abultado y engañoso que no hace
justicia a los méritos de uno y otro equipo, pero el primer punto se quedaba en
San Antonio.
El Tío Calambres |
NO CABREES AL REY
La imagen del primer partido,
más que la victoria de los Spurs, estaba en el colapso físico sufrido por LeBron,
auténtica vitamina para los haters. Hasta Gatorade decidió sumarse al escarnio,
haciendo bromas en twitter sobre el problema del alero de Miami. Nunca cabrees
a un jugador así. No provoques su ira. No quieras ver su mejor versión. Puede
hacerte añicos, puré, papilla. Y es que LeBron dejó una exhibición en el
segundo partido de las finales que los asistentes al AT&T Center de San
Antonio tardarán en olvidar.
Todo ello a pesar de fallar
sus tres primeros lanzamientos a canasta, en un primer cuarto marcado por la
formidable defensa tejana. LeBron se fue al banquillo tras algo más de 9
minutos de juego en los que anotó una canasta de cuatro lanzamientos, capturó
un rebote, y perdió tres balones. Pero a partir de ahí se desató la tormenta. En
los tres cuartos siguientes anotó 33 puntos, en una serie de 13 de 18,
incluyendo los tres lanzamientos triples que intentó. Capturó diez rebotes más
para acabar con once, y destrozó por igual a Leonard, Diaw, y cualquiera que se
le pusiera por delante. Lanzamientos desde media distancia, triples en llegada,
penetraciones. En definitiva dominar un partido de unas finales NBA como no se
veía desde el mejor Michael Jordan.
Del mismo modo que en el
primer encuentro, la igualdad fue la tónica dominante del partido, pese a un
gran arranque de San Antonio. La consigna de Popovich para los primeros minutos
de estos partidos es clara, hacer daño dentro. Sacando el máximo rendimiento a
Splitter y disfrutando de la eterna juventud de Tim Duncan (18 puntos y 15
rebotes, 7 de ellos en ataque) Que espectáculo ver a un jugador de 38 años
rebañar balones en el aro rival de esta manera. Los locales cerraron el primer
cuarto mandando de siete, y comenzaron el segundo alcanzando una máxima
diferencia de once puntos (19-30), hasta que LeBron comenzó su exhibición. Bien
secundado por un Ray Allen vital para Spoelstra y un Rashard Lewis aspirante a
“factor x” de estas finales. Un parcial de 9-0 para Miami estrechó un marcador
que ya no conocería grandes ventajas. Los Heat supieron templar mejor los
ánimos en los minutos finales, mientras que San Antonio se precipitó con un
triple lejano de Ginobili que puso más cerca la victoria visitante. Chris Bosh,
tantas veces criticado como la pata más coja del “Big Three” de los de Florida
resultó clave con un triple y una asistencia picada dejando completamente solo
a un Wade que ponía un 98-93 insalvable para los tejanos. Ginobili estrechó el
marcador con un triple sobre la bocina pero los de Spoelstra conseguían su
objetivo. Se llevan un punto de sus dos primeros partidos en el AT&T
Center, escenario que vivirá como mínimo un quinto partido. Ojala sean siete.
El baloncesto lo merece. Y si es para brindarnos espectáculos como el de
anoche, más todavía.
Tuvo su revancha. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario