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lunes, 25 de abril de 2016

ESPERANDO A GODOT



Qué duda cabe que si había un gran plato fuerte en la jornada 29 de la Liga Endesa era una nueva edición del clásico entre Barcelona y Real Madrid disputado en esta ocasión en la Ciudad Condal. Duelo marcado inevitablemente por los cuartos de final de Euroliga, con el Real Madrid rumiando la desilusión y decepción (que no fracaso) de no poder defender título tras caer con todas las de la ley frente a un fortísimo Fenerbahce y el Barcelona pensando en su quinto partido en Krasnodar ante el Lokomotiv tras no poder cerrar la serie en casa después de haber ganado el segundo partido en tierras rusas. En ese sentido, no cabe duda, el partido cobraba mayor importancia para el conjunto de Laso, obligado a aferrarse al título ACB, cuya consecución significaría, pese al varapalo europeo, otra temporada exitosa si se obtiene doblete de Copa y Liga. No había podido ganar todavía el equipo de la capital a su némesis barcelonista en esta temporada, por lo que el triunfo, resuelto en un espectacular último cuarto blanco, tiene un efecto balsámico y recuperador de autoestima para un conjunto que ha estado mostrando demasiadas dudas a lo largo de la temporada, especialmente en lo referente a los nuevos fichajes de este curso. Fue precisamente uno de esos nuevos nombres, Trey Thompkins, quien más resolutivo se mostró de cara al aro rival, siendo finalmente el mejor anotador de los de Laso con sus 25 puntos y 7 rebotes (con 4 de 6 en triples), aunque la remontada la lideró una vez más un espectacular Sergio Rodríguez, el mejor hombre del partido con 15 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias y clave para cerrar el partido desde la línea de tiros libres, donde se mostró infalible (8 de 8)


En un club tan empeñado en destrozarse a sí mismo con poca fe en los hombres que les llevan al éxito, ya se han vuelto a poner muchos nombres en la picota blanca tras la eliminación europea (entre ellos, increíblemente, el de Pablo Laso) y ha comenzado el baile de rumores como posibles fichajes para la próxima campaña. Uno de ellos es el de Anthony Randolph, curiosamente tras su exhibición en el cuarto partido de la eliminatoria del Lokomotiv Kuban ante el Barcelona. En ese sentido el partido realizado ayer por Thompkins en el Palau poco tiene que envidiar al del ex –jugador de Golden State, Minnesota y Denver.


A finales de los años 40 Samuel Beckett escribía su obra "Esperando a Godot", pieza clave del teatro del absurdo y de las corrientes existencialistas de la época. En ella dos personajes pasan toda la trama esperando en vano la llegada de un tercer personaje, el Godot del título. En esa tesitura parecían estar viviendo los aficionados madridistas, después de ver como un jugador que en la pasada Euroliga vistiendo la camiseta del Nizhny Novgorod promediara unos espectaculares 14.5 puntos y 8.1 rebotes por partido, se convertía en una de las grandes decepciones del presente curso. Ha tardado en llegar. Ahora sólo falta que lo haya hecho para quedarse.  




Y Godot apareció




Sobre el partido, el Barcelona dominó durante prácticamente tres cuartos del mismo, hasta que un parcial de 0-15 en el último acto, liderado por el Chacho y Thompkins principalmente pero bien secundados por Carroll, Maciulis e incluso por un Gustavo Ayón quien pese a su desacierto en ataque se mostró hiperactivo en defensa, volteó el marcador. Si al Real Madrid no le había salido nada durante todo el partido (no ganar balones divididos, fallos bajo canasta, fallos en los tiros libres…), y la sombra de una nueva derrota planeaba sobre el banquillo madridista, finalmente fue el Barcelona quien entró en zozobra durante varios minutos de dudas, malas decisiones y balones perdidos frente a un Real Madrid que volvía de nuevo a recuperar la velocidad y la sonrisa. No pudo ser completa la fiesta de los visitantes, ya que no pudieron enjugar los siete puntos de diferencia del partido de ida, salvando Pascual el average particular que puede ser decisivo de cara a la primera plaza final. Parecía factible recortar los citados siete puntos, cuando Sergio Rodríguez estiraba la diferencia a la decena de puntos desde el tiro libre, pero en el peor momento azulgrana apareció de nuevo el hombre de los milagros barcelonista, Justin Doellman, para con un 3+1 meter de nuevo a los suyos en el partido. Hay que destacar también el partido de Ante Tomic, con 19 puntos y 12 rebotes, y cuyos minutos en el banquillo en el último cuarto (¿pensando en Krasnodar?) se notaron en el deficiente ataque azulgrana de ese periodo. El Barcelona no obstante sigue liderando la tabla con balance 25-3 (un partido menos), y el Real Madrid, como el Valencia, al acecho en tercera posición con registro 24-5. 


Y es que tampoco fallan los de Pedro Martínez para mantener la segunda posición (balance 25-4), arrollando en La Fonteta al Iberostar Tenerife (10º, 13-16) con otra descollante actuación del talentoso Justin Hamilton, autor de 27 puntos y 6 rebotes. El Tenerife apenas opuso resistencia más allá de los 22 puntos de Salva Arco, con 6 triples de 9 intentos. 


La cuarta posición sigue perteneciendo al Laboral Kutxa (20-8, un partido menos), después de vencer en Fuenlabrada en una auténtica fiesta del baloncesto de ataque (97-108), de hecho es la mayor anotación como visitante del Baskonia en su historia. El Fuenlabrada baja a la octava posición (15-14), pero aún mantiene dos victorias sobre la novena plaza. Su temporada está siendo fantástica y el partido frente a los de Perasovic de los que hacen afición. Descomunal partido de Marko Popovic (36 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias) por los locales, y Darius Adams por los visitantes con 41 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias. Tampoco estuvo nada mal el habitual compañero de Adams en el “backcourt” baskonista, Mike James, con 18 puntos, 9 asistencias y 2 rebotes. El Laboral, al ritmo de sus “bajitos”.    




Popovic-Adams, el duelo de pistoleros de la jornada.



Abonado a la quinta posición (y parece que será definitiva) continúa el Herbalife Gran Canaria de Aíto García Reneses (balance 19-10), que sigue sumando en casa, en esta ocasión ante un MoraBanc Andorra que se queda virtualmente sin opciones de play offs (12º, 11-18) Rozaron el centenar de puntos los locales (98-85 fue el marcador final), otro equipo que esta temporada se está apuntando a la tendencia “lasista” del baloncesto de ataque, y el espectador bien que lo agradece. Aguilar con 14 puntos, 6 rebotes y 2 robos fue el mejor de los insulares, mientras que los de Peñarroya se volvieron a sustentar en su pívot Giorgi Shermadini y sus 21 puntos (10 de 12 en tiros de campo), 8 rebotes, 3 robos y 3 tapones.


El Unicaja ve los play offs más cerca después de derrotar a domicilio al ICL Manresa (15º, 10-19), y afianza así su sexta posición (16-13) Definitivamente los de Plaza han sabido reaccionar a tiempo (seis victorias en los últimos siete encuentros) para casi asegurarse la post-temporada. Nedovic fue la punta de lanza del ataque malagueño con 27 puntos a los que sumar 3 asistencias, 2 rebotes y 2 robos. Will Thomas no se mostró muy decisivo de cara al aro en esta ocasión (sólo 7 puntos), pero aportó nada menos que 16 rebotes.  


Victoria vital para el Dominion Bilbao Basket en su visita a Badalona, una plaza sentimentalmente significativa para gran parte de este actual Bilbao, con su entrenador Sito Alonso ejemplo de la gran cantera de técnicos verdinegros y jugadores de esa factoría como Alex Mumbrú, Alex Suárez, Marko Todorovic, y por encima de todos Raúl López, uno de los nombres propios de la jornada ya que disputaba su último partido ACB en la pista que le vio dar sus primeros pasos como jugador de élite. Y lo hizo llevándose una victoria que sitúa a los vizcaínos séptimos (15-14) merced a un impresionante último cuarto (9-28) de parcial, y deja a los verdinegros ya sin apenas opciones de play offs (13º, 11-18) Mumbrú (20 puntos) y Hervelle (10 puntos y 7 rebotes), puntales para el equipo de Sito Alonso.      




Raúl López, último baile en su "cuna" baloncestística.



Ha sido una jornada en la que se han clarificado mucho los puestos de play offs, abriéndose una brecha de dos victorias entre el octavo (Fuenlabrada) y noveno clasificado (UCAM Murcia, balance 13-16), y es que los de Katsikaris sufrieron un severo correctivo en su visita a Santiago de Compostela frente a un necesitado Río Natura Monbus (16º, 8-21), y eso que en el último cuarto lograron maquillar un poco el maquillaje para dejarlo “sólo” en 19 puntos de desventaja. En ausencia de Wazcynski, Caloiaro se erige definitivamente como líder de los gallegos, dejando un partidazo traducido en 14 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias y 4 robos. 


El Baloncesto Sevilla continúa su línea ascendente (11º, 12-17) y tras su contundente victoria ante el Movistar Estudiantes (17º, 8-21) tiene incluso alguna remota opción de clasificarse para play offs (muy difícil, pero matemáticamente posible) Balvin hizo estragos en la zona estudiantil con sus 17 puntos, 8 rebotes y 3 robos. 


Finalizamos con el partido de San Sebastián, que deja al RETAbet.es GBC con un pie y medio en el descenso (18ª, 5-24), descenso del que toma distancia el Cai Zaragoza (14º, 10-19) tras su victoria cimentada en un enorme Stevan Jelovac (25 puntos, 6 rebotes y 2 asistencias) El veterano Pedro Llompart tiró del carro guipuzcoano con 12 puntos, 9 asistencias y 4 rebotes, pero no es suficiente para evitar el hundimiento donostiarra. 




EL QUINTETO DE LA JORNADA: 


DARIUS ADAMS (3) (BASKONIA): 41 pts, 4 rebs y 3 asists. 33 valoración.
MARKO POPOVIC (4) (FUENLABRADA): 36 pts (12/12 TL), 5 rebs y 6 asits. 45 val.
JUSTIN HAMILTON (5) (VALENCIA): 27 puntos y 6 rebotes. 32 valoración.
STEVAN JELOVAC (5) (ZARAGOZA): 25 pts (5 de 7 en T3), 6 rebs y 2 asists. 32 val.
GIORGI SHERMADINI (4) (ANDORRA): 21 pts, 8 rebs, 3 robos y 3 taps. 34 valor.


ENTRENADOR:

PABLO LASO (REAL MADRID)





EL QUINTETO DE LA TEMPORADA: 


S. RODRIGUEZ (8) (REAL MADRID): 12.7 pts, 2 rebs y 5.6 asists por part. 15.3 val.
DEJAN MUSLI (25) (MANRESA): 13.5 pts, 7.5 rebs y 1.6 asistencias. 19 valoración.
JUSTIN HAMILTON (6) (VALENCIA): 15.1 puntos y 5.2 rebotes. 16.6 valoración.
IOANNIS BOUROUSIS (24) (BASKONIA): 13 pts, 7.5 rebs y 2.1 asists. 19.8 valor.
ANTE TOMIC (24) (BARCELONA): 11 punts, 7.1 rebs y 1.8 asists. 17.4 valoración.


ENTRENADOR: 



PEDRO MARTINEZ (21) VALENCIA  




jueves, 10 de enero de 2013

JOAN, ETTORE Y PABLO





El morbo está servido en el grupo E del Top 16 de Euroliga. El Real Madrid comparte tabla con Zalgiris Kaunas y CSKA Moscú, o lo que es lo mismo, se enfrenta a su pasado reciente personificado en Joan Plaza y Ettore Messina. Joan, Ettore, y Pablo Laso. Tres entrenadores con un nexo madridista común, pero suerte dispar. Pero por encima de todo tres grandes hombres del baloncesto actual. Analicemos un poco lo que ha significado cada uno de estos nombres en el banquillo del club de baloncesto más laureado de Europa.

En verano de 2006 el nuevo Real Madrid de Ramón Calderón decide otorgar las riendas del banquillo de su sección de baloncesto a un joven entrenador novel. Joan Plaza, quien ya había trabajado en el club como asistente de Bozidar Maljkovic, era la arriesgada apuesta de la sección que dirigía Juan Carlos Sánchez (uno de los tipos más injustamente tratados en esto del baloncesto actual) Una decisión valiente, sin duda, pero aunque nos gustaría poder alabar la confianza depositada en el técnico catalán por parte del baloncesto madridista, hay que ser justos y reconocer que Plaza llega a ser primer inquilino del banquillo blanco por la negativa de varios nombres de “perfil alto”, sobre todo Aito García Reneses. Pero es precisamente el gran Aito quien sirve de valedor de Plaza y aconseja a los dirigentes madridistas la contratación del por entonces inexperto Joan como primer técnico de la nave blanca. García Reneses conocía de sobra los méritos, el talante, y la personalidad de Plaza, a quien había tenido como ayudante en el DKV Joventut en la última gran era exitosa del club verdinegro (esos espectaculares años en los que la Penya volaba por las canchas ACB y europeas a ritmo de Ricky Rubio y Rudy Fernández) No obstante Plaza era un desconocido para el gran público, las habituales críticas por parte de la afición a la gestión de la sección del club no tardaron en aparecer. Parecía un insulto que un club de la grandeza del Real Madrid confiara en un “don nadie”, un entrenador sin experiencia como primer técnico, y un nombre nada mediático, a pesar de todos los años que el bueno de Joan llevaba aprendiendo al lado de entrenadores como los citados Aito, Maljkovic, o Manel Comas. El tiempo, una vez más, se encargó de poner las cosas en su sitio y de tapar las bocas de los ignorantes que hablan de este deporte sin profundidad ni conocimiento. 

Con Joan Plaza se dio fin a una serie de años infaustos en el baloncesto blanco. El desfile de técnicos de prestigio (Imbroda, Lamas, incluso Malkjovic, que aunque ganó la famosa liga del triple de Herreros su baloncesto resultaba bastante intragable para el aficionado) resultó un desastre para la sección madridista.  Con Plaza no sólo se recuperaron los títulos (doblete Liga ACB y Copa Uleb en su primera temporada), sino que, de manera más importante todavía, el equipo recuperó identidad y orgullo, capacidad de sacrificio y morir en la pista, generosidad defensiva, para tener libertad en ataque. Plaza dotó al equipo de un gran dinamismo que basado en el trabajo atrás, en propia cancha, permitía que al otro lado de la pista los jugadores se sintiesen libres y cómodos. No había (y gracias a Dios) sobredosis de sistema, pero la exigencia era máxima. Dos títulos y finalistas de la Copa del Rey. Aquel entrenador desconocido para el gran público, criticado por su “perfil bajo”, culto, educado, novelista aficionado (y ya profesional desde el momento en que ha visto publicada parte de su obra) había dejado en su sitio a todos los cuadriculados incapaces de hablar de baloncesto más allá de cuatro nombres. El ex –funcionario de prisiones se convertía en un funcionario de pasiones baloncestísticas. Parecía que Plaza había, con justicia, ganado el crédito necesario para afrontar proyectos a largo plazo en la nave blanca. Pero no era así. Le estaban esperando, el “perfil bajo” nunca se perdona, y si tu nombre no es capaz de refulgir con tal brillo que esos cuadriculados e ignorantes de los que hablo tengan que calzarse sus gafas de sol, el hacha estará convenientemente afilada esperando el momento de cercenar la cabeza del protagonista (le pasará también a Laso, no lo duden) La siguiente temporada, pese a dominar con autoridad la liga regular (balance 29-5) y ser elegido nuevamente mejor entrenador ACB del curso baloncestístico, la clasificación para play-offs reservaba un regalo envenenado. Un Unicaja irregular y plagado de lesiones llegaba a las eliminatorias con sus principales jugadores a punto para la cita. Con Carlos Cabezas al frente y un inconmensurable Boniface N'Dong se cargaban por la vía rápida al vigente campeón.  Eliminados a las primeras de cambio pese a haber hecho mejor campaña regular que el curso anterior, donde habían perdido cuatro partidos más. Esa temporada se produce un hecho que, aunque a priori no debería dejar de ser anecdótico, deja señalado al técnico catalán. En un partido clave disputado en Vistalegre frente al Maccabi Tel Aviv correspondiente a la quinta jornada del Top 16, Plaza ordena defender la última posesión israelí con tres arriba para el conjunto blanco, en vez de hacer falta para llevarlos a los tiros libres y no dejarlos a tiro de prórroga. El tirador Yotam Halperin clava un triple letal y en el tiempo extra los macabeos se llevan la victoria, dejando a los blancos con la imperiosa necesidad de vencer en Atenas al Olympiacos. No fue así y el equipo de Plaza finalizó esa ronda tercero, con balance 3-3, y fuera de cuartos de final. Aquello creó un debate en torno a la figura del entrenador sobre su incapacidad estratégica en momentos claves de los partidos. Incluso la revista Gigantes realizó un estudio de varias páginas encuestando a distintos técnicos sobre que harían ellos en una situación similar, si ordenar defensa o falta personal. Las respuestas no fueron unánimes, hubo de todo, pero el daño ya estaba hecho. 

Joan, el novelista.

La temporada 2008-09 el crédito de Plaza se había visto considerablemente reducido. Aún así su equipo, por lo general, gustaba, se hacía respetar, y era altamente competitivo, alrededor de gladiadores como Reyes y Hervelle, un todoterreno como Mumbrú, y las ráfagas de genialidad de Bullock, Raül López, y un Sergio Llull creciendo a pasos agigantados. El propio capitán madridista Felipe Reyes fue MVP de aquella temporada en la que el equipo fue demasiado irregular durante la campaña regular, finalizando en cuarta posición y cayendo en semifinales ante el entonces TAU Vitoria. En Copa del Rey la irregularidad referida les llevó a no ser cabezas de serie y vérselas con un superior Barcelona en cuartos de final. Igualmente cayeron en misma ronda en Europa frente a un excelso Olympiacos. Cerraba Plaza su segundo curso en blanco con, valga la redundancia, los blancos. El regreso de Florentino Pérez a la presidencia madridista y su obsesión por el "perfil alto" parecía claro que tendría como consecuencia la salida del técnico catalán del banquillo merengue. Florentino, en su megalómano afán de rodearse siempre de los nombres más relucientes del universo deportivo lo tenía claro: su nombre habría de ser el laureado Ettore Messina, acompañado además de un reconocido ojeador y director deportivo y ex-empleado del Barcelona como Antonio Maceiras. Plaza salía por la puerta de atrás, con un nada desdeñable balance de 73% victorias en la mochila (sus antecesores, los Lamas, Imbroda, Maljkovic, entrenadores con mucho más nombre a priori, sin embargo sólo fueron capaces de moverse en un 60%... y ojo, el mítico Zelko Obradovic dejó en su andadura blanca un balance del 69%, incluso inferior a Plaza), y llegaban con todos los honores Messina y Maceiras, tandem que dificilmente podría haber resultado más dañino para el club blanco. 

Desde el comienzo de su andadura el técnico siciliano, con plenos poderes y capacidad de decisión como jamás tuvo ningún entrenador madridista de la sección de baloncesto, demostró que su principal idea era destrozar todo lo bueno que podía haber dejado Plaza y empezar de cero, a pesar de que el bloque Raúl-Llull-Bullock-Mumbrú-Hervelle-Reyes era aún altamente aprovechable. Mumbrú fue el primero en salir, llegando en su lugar un mermado Travis Hansen. Garbajosa no mejoró a un Hervelle condenado al ostracismo e incluso apartado bochornósamente del equipo hasta que tomó rumbo a Bilbao cansado de dejarse la piel para nada, y la magia de López fue sustituida por la sobriedad de Prigioni. Bullock y Reyes (recordemos, MVP la anterior temporada) fueron ninguneados y vieron ostensiblemente reducido su rol en el nuevo Real Madrid, con la guardia pretoriana de Plaza desmontada, sólo Llull parecía mantener algún recuerdo al que aferrarse del pasado más reciente. Sucedieron casos extraños, como el de un jugadorazo como Sergi Vidal fichado para agitar toallas, otro gran jugador veterano como Rimantas Kaukenas salió de manera rocambolesca a mitad de temporada, y mientras seguían llegando más fichajes gracias a la billetera de Florentino (Jaric, Tomic…), en medio de aquello el aficionado esperaba la explosión de un jugador llegado con la vitola de haber ganado el premio "Rising Star" y quien pese a convencer en su principio de temporada se fue disolviendo como un azucarillo. Hablamos de Nole Velickovic, actualmente sin equipo. Aquel equipo exasperaba al aficionado, con un juego interior en el que Darjus Lavrinovic se tiraba todo lo que le llegaba sin luchar por un solo rebote mientras Felipe miraba desde el banquillo. No obstante hablamos de Messina, y evidentemente por muy mal que fueran las cosas su crédito estaba asegurado (su palmarés habla por si solo) Tras una temporada nefasta (eliminados en semifinales ACB ante el Caja Laboral, humillados en la final de Copa ante el Barcelona (algo que por desgracia comenzaría a ser frecuente en el periodo Messina) e igualmente apartados de Europa por el equipo de Pascual en cuartos de final de Euroliga), Maceiras, por suerte para los blancos, cogía la puerta y regresaba el denostado Juán Carlos Sanchez para poner un poco de cabeza. Se ficharon jugadores como Sergio Rodríguez y Carlos Suárez sobre los que se podría construír un proyecto de futuro, y se apuntalaba el juego interior con un seguro como D’or Fischer, pívot sin la capacidad anotadora de Lavrinovic, pero mucho más necesario por su aporte defensivo y reboteador, y por supuesto, nos preparábamos para la irrupción de un jugador llamado a ser estrella como Nikola Mirotic. La segunda temporada de Messina tenía realmente mejor pinta. Un roster compensado y equilibrado en todas sus posiciones y con mucho margen de progresión. El equipo se va manteniendo vivo en todas las competiciones. A pesar del varapalo de volver a perder una final copera, y en el Palacio de Los Deportes de la Comunidad de Madrid, ante el Barcelona de un inconmensurable Alan Anderson (gran temporada la que está realizando actualmente en Toronto, dicho sea de paso), el equipo da la sensación de estar un poquito más cerca del eterno rival que el curso anterior. Y de repente estalló la bomba. Tras la primera e intrascendente derrota de la temporada en la Caja Mágica en Euroliga frente al Montepaschi Siena por 18 puntos, el italiano presenta su dimisión. Una decisión controvertida, hasta cierto punto valiente (qué difícil es ver dimitir a alguien), y sobre todo coherente y muy respetable. Messina es consciente de que, sea cual sea el motivo, no es el entrenador ideal para este club ni para este vestuario. La noticia se convierte en un auténtico bombazo dentro de un equipo que poco a poco había ido mostrando mejores sensaciones. El de Catania deja el club en vísperas de la decisiva eliminatoria de cuartos de final de Euroliga. Un duelo fraticida frente al Valencia Basket entrenado por Svetislav Pesic. Lele Molin, segundo de Messina, toma las riendas del equipo y el Madrid se impone en una agónica serie a cinco partidos con gran protagonismo de los interiores blancos. El Real Madrid accedía a una Final Four por primera vez en… ¡15 años! Demasiado tiempo de ausencia para el club más laureado de Europa. La noticia fue recibida por algunos aficionados, entre los que me incluyo, como una pequeña gesta, siendo conscientes de que no estábamos entre los grandes favoritos al título pero al menos el equipo blanco recuperaba señas de identidad, garra y competitividad. Poco duró la alegría ya que la semifinal ante el Maccabi dejó una dolorosa imagen del club. Un partido jugado entre hombres frente a niños, y donde sólo el tantas e injustas veces denostado Felipe Reyes demostró tener cierta pelambrera testicular para lucir el escudo madridista en una cita de este calibre. La eliminación en semifinales por el título ACB cayendo por un doloroso 3-1 frente al pujante Bilbao Basket de Fotsis Katsikaris, con Hervelle y Mumbrú cobrándose justa ventaja, capituló uno de los periodos más grises del reciente pasado madridista. Así se resume la era Messina en el banquillo blanco: 18 fichajes, 58 millones gastados, 0 títulos y un estilo de juego nada atractivo para el aficionado, incapaz de engancharse al equipo. Un fracaso sin paliativos. Al menos hay que reconocer en Ettore Messina, siempre de puertas hacia fuera (no vamos a jugar a adivinar que sucede dentro de los vestuarios, para eso ya están otros), unas maneras exquisitas y una corrección y educación acordes con lo que debe ser el Real Madrid institucionalmente pese a que en otras secciones del club no se haya querido mantener tal identidad. El italiano llegó como un caballero y se fue como tal. Hasta el más fanático seguidor del entrenador siciliano ha de reconocer que su etapa madridista ha sido una mancha negra en una trayectoria implacable. El caso del magnífico técnico italiano constata una realidad en el mundo del deporte de elite. Triunfar con un determinado estilo dentro de un determinado contexto, país, competición, liga, etc, no te asegura repetir éxito cuando el contexto cambie. De entrada Ettore demostró cierto desconocimiento del nivel del baloncesto ACB, despreciando a jugadores como Mumbrú, Hervelle o Raúl López, y siendo incapaz de calibrar la auténtica importancia y ascendencia sobre este equipo de un coloso como Felipe Reyes, recordemos, MVP de la temporada regular el curso anterior a la llegada del italiano, y encontrándose en el mejor momento de su carrera. Inexplicable también el caso de Sergi Vidal, en la órbita de la selección durante sus años baskonistas (integrante de hecho en el grupo final que acude a Belgrado en el Europeo 2005), y miembro del quinteto ideal ACB de la temporada a su salida del club blanco la pasada temporada en el Lagun Aro GBC… para Messina no servía y le confinó al oscurantismo más absoluto, del que por fortuna parece totalmente recuperado.  Por otro lado tampoco supo sacar partido a una serie de jugadores, principalmente exteriores (Sergio Rodríguez, Llull) que hubieran funcionado mejor dentro de un baloncesto más dinámico y con ritmo rápido, sin la esclavitud pizarrística de consumir los 24 segundos de posesión y buscar siempre ese “pase extra” que figura como uno de los dogmas de fe de Messina. En total Ettore dirigió 109 partidos como técnico blanco, con 76 victorias y 33 derrotas, lo que nos da un 69.7% de victorias (tampoco mejora a Joan Plaza)  

Florentino, hombre de perfiles. 


Y llegamos al presente, cuyo nombre es Pablo Laso, cuyo balance al frente de la nave blanca en estos momentos y en vísperas de enfrentarse precisamente al Zalgiris de Joan Plaza es de 94 partidos con 72 victorias (o sea, un 76,5%), rozando esta temporada la excelencia con un balance de 26-4 (86,6 % de victorias), y con un juego que hay que ser muy zoquete o haberse tragado las obras completas del Limoges de Maljkovic para no admitir que es una reivindicación del mejor baloncesto “old school”, ese que además de buscar la victoria trataba de que los pabellones se llenasen ofreciendo un espectáculo acorde a este maravilloso deporte. No sólo eso si no que además viene acompañado de títulos (la memorables Copa del Rey de la pasada temporada derrotando en la mismísima Ciudad Condal a nuestro habitual verdugo culé en un partido para el recuerdo…  la Supercopa de esta temporada), y de momentos sensacionales (el play-off semifinal del pasado curso ante el Caja Laboral, ¡qué gozada de eliminatoria!) Pero no ha sido fácil para el entrenador vitoriano llegar a este estatus y alcanzar tal reconocimiento (de hecho sigue habiendo quien le niega mérito alguno a nuestro técnico…. ya saben que la ignorancia es muy atrevida), pese a que estamos hablando de un personaje que es historia viva de nuestro baloncesto (61 veces internacional como jugador y máximo asistente histórico de la ACB), nos encontramos una vez más ante la estulticia referente al “perfil”, y ya se sabe que en el madridismo florentinista todo tiene que ser alto, muy alto. Laso llegaba al banquillo blanco con un pobre bagaje como entrenador y sin apenas experiencia en clubes grandes (sólo una temporada en el Valencia, por entonces Pamesa, que no llega a cumplir siendo cesado por los malos resultados obtenidos), se presentaba además como segundo plato tras los intentos de conseguir la firma de algún nombre ilustre (Pesic, Obradovic,  y sobre todo Pianigiani), y ese madridismo del que hablamos muchas veces y definimos como “el madridismo que nunca está contento” (no confundir con el madridismo crítico) no tardó en afilar los cuchillos. Pablo Laso era un pésimo fichaje, un auténtico incompetente que llegaba a nuestro club simplemente por amistad con Alberto Herreros y por los desvaríos de Juan Carlos Sánchez, ambos, objetivos predilectos del “madridismo que nunca está contento”, que ve a su equipo ganar jornada tras jornada y sigue retorciendo sus argumentos buscando la manera de justificar que tenían razón, que Laso, ese señor vitoriano con barriga y medio calvo de perfil acusádamente bajo, no puede entrenar al Real Madrid. Lo que siempre decimos, el problema de quien sólo mira el nombre y es incapaz de admirar el hombre.    

Y con Laso, volvió la alegría.

Estos son los tres técnicos que han marcado el pasado reciente del Real Madrid en su sección de baloncesto, y quienes ahora lucharán entre sí para acceder a las rondas finales de la Euroliga. Joan Plaza, un hombre que vivió luces y sombras. Ettore Messina, entrenador que sólo se manejó en las sombras. Y Pablo Laso, de momento un espléndido presente lleno de luces. Que continúe. 

lunes, 8 de octubre de 2012

ONE STEP BEYOND

Sam The Sham



No pocas veces la salida de un jugador clave de un determinado equipo supone un salto de calidad importante para quien fuera hasta entonces su “back up”, es decir, su relevo desde el banquillo. Esto podría aplicarse al momento actual del jugador del CAI Zaragoza Sam Van Rossom. Fichado con 24 años como estrella emergente del modesto baloncesto belga, la llegada de Carlos Cabezas una vez comenzada aquella misma temporada al club maño truncó su explosión con los zaragozanos. De igual manera, la salida del base malagueño campeón del mundo ha supuesto un brutal paso adelante para el de Gante, quien en los dos primeros partidos de Liga Endesa ofrece unas cifras estadísticas sobre las que merece la pena detenerse a contemplar y analizar porque son extraordinariamente estratosféricas. Cómo si no podríamos calificar los asombrosos porcentajes de tiro del belga, quien sin acudir todavía ni una sola vez a la línea de tiros libres, de sus 13 lanzamientos a canasta ha sido capaz de convertir 11, es decir, sólo se ha permitido fallar dos lanzamientos de un total de trece. No está nada mal, de hecho está muy bien, pero es que por si no les parece suficiente, de esos 13 lanzamientos, nada menos que 8 han sido desde más allá del 6.75, donde arroja un escalofriante acierto del 88%, 7 aciertos y un solo fallo. Pura seda. Acompáñenlo de cuatro rebotes, dos asistencias y una recuperación por partido (además de las dos brillantes victorias de su equipo) y tienen a quien hasta el momento está siendo el base de la Liga.   

El paso adelante de Van Rossom conduce a un CAI Zaragoza quien con un balance de 2-0 apunta a posible revelación de la liga. Otros serio candidato a tal honorífica consideración bien podría ser el Blusens Monbus, equipo que también cuenta sus partidos por victorias. Si la pasada semana nos referíamos a la contundencia de la pareja interior Kendall-Junyent, en esta ocasión al lado del canadiense ha brillado con luz propia el tunecino Salah Mejri, quien rompió el partido con una portentosa actuación en la segunda parte que incluyó hasta penetraciones y lanzamientos de larga distancia (triple incluido… y recuerden que estamos hablando de un 2.17) No es por colgarnos medallas, pero recuerden que ya avisamos por aquí que el gigante africano apuntaba a ser una de las sensaciones de la temporada. Acompañando el solvente juego interior gallego el descarado tirador Alberto Corbacho y el sobrio director boricua Andrés Rodríguez completan la columna vertebral de este Obradoiro que dio buena cuenta de un Fuenlabrada que parece el auténtico reverso de los gallegos, ya que más allá de la muy buena pareja de bases (Colom y Sánchez) y de lo que debe ir aportando en ataque cada vez más Sergii Gladyr, no se ven muchas razones para el optimismo, con especial preocupación en un juego interior absolutamente desértico, en el que sólo el voluntarioso y mermado Sené parece dispuesto a partirse la cara debajo del aro. 

Con dos victorias se pone también ese club ejemplar y milagroso que es el Gran Canaria. Pese a no contar con dos puntales interiores como Xavi Rey y Uros Slokar, arrancaron una valiosa victoria de una cancha nada fácil como es el manresano Nou Congost. La baja de Javi Rodriguez se notó en demasía por parte catalana, y los insulares se volvieron a apoyar en ese jugador colosal que es Spencer Nelson. Pareja de triunfos también para el Valencia Basket de Perasovic, que sufrió más de la cuenta ante un Murcia que parece tener la lección aprendida de la pasada temporada. De hecho los de Quintana mandaron durante gran parte del choque gracias al gran partido de Matt Gatens por fuera y de Marcus Lewis por dentro. La frialdad de Justin Doellman con una canasta ganadora a falta de un segundo para el final mantiene a los taronja como otro de los equipos invictos, esta vez con sufrimiento y sin acierto en el tiro exterior, pero con un trabajo soberbio de otra de nuestras apuestas para esta temporada, el hispano-brasileño Vitor Faverani. E invicto también continúa el Estudiantes, confirmando sus buenas sensaciones para esta temporada. Los lectores de este blog ya saben lo que pensamos de un jugador como Kirksay, es uno de esos tipos que independientemente de que tengan el día siempre aportan, ya que aunque no les acompañe el acierto ni el tino de cara a canasta nunca bajan los brazos en aspectos fundamentales e imprescindibles en este juego como es el rebote o la defensa… ¿qué sucede cuándo este tipo de jugadores encima están acertados de cara al aro rival?, pues que se van a 34 de valoración, como Tariq en su partido en San Sebastián, con series de tiro de quitar el hipo (4 de 5 en triples, 8 de 8 en tiros de dos), lo que se dice ver el aro como una piscina. Granger y Gabriel siguen al buen nivel del curso pasado, y los colegiales como decimos que suman y siguen. Todo lo contrario que el conjunto de Sito Alonso, claro ejemplo en este caso de paso atrás respecto al pasado año. Las ausencias de Baron, Vidal y Panko pesan demasiado, y aunque es cierto que el anterior curso también comenzaron contando sus encuentros por derrotas, lo hacían luchando hasta el bocinazo final y teniendo opciones. Ni rastro de todo aquello en este comienzo de temporada.   

Tariq el Omnipresente.


Primera victoria de un Unicaja que busca conjuntar sus piezas y que tuvo en Carlos Jiménez a su jugador más valorado. Lo curioso es que el alero logra tal mérito en un partido en el que en su estadística figura un único tiro de campo en todo el partido. Hay muy pocos jugadores en todo el mundo que sean capaces de dominar un partido o tener una incidencia tan brutal en el juego sin necesidad de mirar el aro rival. Ricky Rubio, Diamantidis… Jiménez. Jugadores de una inteligencia prodigiosa para este deporte. No olvidemos que estamos hablando de un baloncestista “retirado” al término de la pasada temporada y con 36 años sobre sus hombros. Poco importa. El ex –capitán de la selección española bien podría seguir jugando a esto y aportando en cualquier equipo hasta los 50 años. Primera victoria malagueña que llega ante un correoso Joventut que mantuvo opciones de victoria hasta el final. Un rebote ofensivo del citado Jiménez fue providencial para que el triunfo se quedase en el Martín Carpena. Por parte verdinegra, Albert Oliver sigue de dulce y doble-doble (14+10) de Gaffney. Discreto el reaparecido Corey Fisher, mientras que la sensación de la primera jornada, Manny Quezada, dio en esta ocasión la de arena con una actuación errática (2 de 12 en tiros de campo) El sufrido aficionado de la Penya deberá acostumbrarse a la montaña rusa que suponen este tipo de jugadores cuyo estilo de juego se basa en la búsqueda obsesiva del aro rival (es decir, lo contrario de un Carlos Jiménez), de modo que al bueno de Manny lo veremos por igual dejando tarjetas como la de su primer partido junto a actuaciones absolutamente desastrosas y negativas para los intereses de su equipo.  

El Caja Laboral se rehizo de su tropiezo en Zaragoza con una cómoda victoria sobre un triste Cajasol donde sólo Satoransky parece confirmarse como joven talento. Mucho trabajo para Aito. Los baskonistas siguen disfrutando de un Nocioni a su mejor nivel, al que en esta ocasión acompañó un San Emeterio tirando de galones y un recuperado Lampe, constituyendo una sólida columna vertebral a la que hay que añadir el buen trabajo de Oleson en la anotación y de Nemanja Bjelica haciendo un poquito de todo. Muchas dudas en la dirección, donde de momento Ivanovic tira de inicio del joven Heurtel, aunque es el americano Rochestie quien ofrece hasta el momento mejores prestaciones. Cabezas, buscando su sitio. 

Y para cerrar la jornada uno de esos apasionantes partidos en el fortín de Miribilla convertido en olla de presión. Dos equipos con urgencias debido al mal pie con el que iniciaron la andadura liguera, pero especialmente un Barcelona sumido en una especie de semi-crisis y plagado de dudas, demasiadas dudas. De modo que los de Pascual salieron con la directa puesta (27 puntos en el primer cuarto) para arrollar a un Bilbao que lejos de perderle la cara al encuentro reaccionó con un Mumbrú estelar desde el primer minuto y un Raúl López dejando muestras de clase atemporal cada vez que pisaba la cancha. Los “hombres de negro” de Katsikaris jugaron mejor sus armas, con cinco jugadores yéndose a dobles cifras en anotación, y manteniendo al Barça a remolque durante toda la segunda parte. El ajustado marcador final no refleja la solvencia final con la que los locales se llevaron el triunfo ante un campeón desconcertado que vivió un infructuoso retorno a las canchas de un Navarro totalmente alejado de su mejor versión, y de un Jasikevicius al que gran parte de la afición reclamaba en detrimento de C.J. Wallace, sin que el genio lituano aportase mucho más de lo que hubiera aportado el ala-pivot con pasaporte congoleño. 

Raúl López y la persistencia de la magia.


Esto a grandes rasgos fue lo que deparó la segunda jornada de la Liga Endesa, manteniendo el gran nivel de la primera semana. Una jornada que como todos sabrán comenzó el pasado miércoles con el Blancos de Rueda-RealMadrid ya analizado en éste, su blog amigo. 

EL QUINTETO DE LA JORNADA  

Sam Van Rossom (CAI Zaragoza) 21 puntos y 4 rebotes. 28 de valoración
Alex Mumbrú (Gescrap Bilbao) 15 puntos y 5 rebotes. 22 de valoración.
Tariq Kirksay (Asefa Estudiantes) 28 puntos, 4 robos. 34 de valoración.
Nikola Mirotic (Real Madrid) 26 ptos, 10 rebs, 3 robos, 3 tapones. 46 valoración.
Salah Mejri (Blusens Monbus) 20 puntos y 8 rebotes. 26 de valoración.  

ENTRENADOR 

Fotsis Katsikaris (Gescrap Bilbao) 


EL QUINTETO DE LA TEMPORADA 

Albert Oliver (Fiatc Joventut) 18 ptos y 5.5 asists por partido. 22.5 valoración.
Sam Van Rossom (CAI Zaragoza) 14.5 ptos y 2 asists p.p. 88% en triples. 21.5 val.
Tariq Kirksay (Estudiantes) 19 ptos, 8.5 rebs, 3 robos y 2.5 asists p.p. 27.5 val.
Spencer Nelson (Herbalife Gran Canaria) 20 ptos, 7 rebs y 3 asists p.p 24.5 val.
Nezdad Sinanovic (Blancos de Rueda) 20 ptos y 9 rebs p.p. 25.5 val.

ENTRENADOR 

José Luís Abós (CAI Zaragoza) balance 2-0  

miércoles, 14 de marzo de 2012

CUANDO UN CRACK HACE CRACK

"Amor para mi compañero y amigo @rickyrubio. Que te recuperes rápido. Te echaremos de menos" (Kevin Love vía twitter)

Uno de los motivos más recurrentes en este blog, un tópico al que gustamos de aferrarnos en nuestros sufridos debates baloncestísticos, es el del “what if?”, ese escenario ucrónico sobre lo que pudo haber sido y no fue. Algo habitual en el mundo del deporte, un escenario en el que el aficionado tiende a idear, e incluso idealizar, una visión de los acontecimientos en la que el máximo potencial haya podido ser desarrollado sin impedimento ni traba alguna.

La historia del deporte en general y del baloncesto en particular está jalonada de “what if?s”, equipos que podían haber sido dinásticos, entrenadores que hubieran entrado en la historia de haber recibido la confianza y medios necesarios, y por supuesto, jugadores que no llegaron a explotar lo mejor de su juego. Hay muchas razones para explicar porque carreras que parecían destinadas a establecerse como legendarias se quedaron simplemente en buenas, normales, regulares, o incluso en otros casos fueron un fracaso, o yendo más allá en algunos casos más puntuales ni siquiera llegó a haber carrera. La falta de profesionalidad, una cabeza mal amueblada, ser poseedor de una naturaleza adictiva, ausencia de disciplina y de sacrificio, malos hábitos, endeblez mental, falta de ambición… todos estos factores determinarán en mayor o menos medida la brillantez de una trayectoria deportiva, y luego están, por supuesto, las lesiones. 

Al fin y al cabo todos estos factores de los que hemos hablado son perfectamente controlables, o deberían serlo, por el propio sujeto, dueño y señor de su vida y del talento con el que ha sido dotado, y libre de elegir entre sacrificarse para hacerse un hueco en la historia reservado sólo a los más grandes o simplemente tener una carrera que le sirva para vivir, y en la que nunca le faltarán ofertas dada su calidad innata. En ese sentido incluso tendemos a sentir simpatía por los segundos, deportistas más humanizados que como que cualquier hijo de vecino demuestran una tendencia natural al hedonismo, y nos parece comprensible que se dediquen a meter más puntos fuera de los terrenos de juego que dentro de las pistas. Los vemos como unos trasuntos de Curro Romero a los que hay que dejar a su aire, arriesgarse a pagar la entrada, y encontrarte con una faena de dos orejas y rabo (no sé que hago utilizando metáforas taurinas cuando soy contrario a esa “fiesta”) que te deje el alma henchida de gozo y placer para un mes, o encontrarte un espectáculo deplorable simplemente porque al genio no le apeteció ese día ponerse el mono de trabajo, y la caprichosa musa, si no se la entrena un poco, puede volar de una azotea a otra y buscarse acomodo en otro artista con más ganas de mover el culo. Pero en definitiva, ¿acaso hay alguien que no sintiese simpatía por Mágico González? 

Mágico Gonzalez frente a Maradona, paradigmas del genio disoluto.


Las lesiones, sin embargo, escapan por completo al control absoluto por parte de los protagonistas. Está claro que hay factores controlables, determinados hábitos, estar en buenas manos en terrenos fisioterapéuticos, y por supuesto no forzar buscando reapariciones milagrosas que suelen traer recaídas bastante gravosas, más incluso que la lesión original. Y también es cierto que hay físicos más propensos a “romperse” que otros, pero en general tendemos a pensar que el tema de las lesiones suele tener más que ver con el azar que con la propia gestión de su cuerpo, talento y energías por parte del deportista en cuestión. Los infortunios físicos de los que hablamos han producido auténticos calvarios para quienes los han padecido, y también, de un modo más egoísta, han sido mazazos para todos los que amamos este deporte, truncando carreras vertiginosas que nadie podía intuir donde estuviera su límite, privándonos de proezas y hazañas aún mayores de las vistas en el que consideramos el más espectacular de los deportes. En ese escenario improbable de “que hubiera sido”, para mí el caso más doliente es el de Arvydas Sabonis, jugador que posiblemente no llegó ni a demostrar el 50% de todo el baloncesto que podía haber desarrollado, un gigante cojo limitado a jugar prácticamente andando. Aún así desde el comienzo de su carrera hasta el final de la misma dominó toda cancha por la que pasó, pero siempre sin poder hacer un esfuerzo de más y con restricciones de minutos en juego. ¿A dónde hubiera podido llegar un Sabonis sin lesiones?, ¿qué clase de coloso hubiéramos podido presenciar de haber tenido el físico de, pongamos un Wilt Chamberlain (a pesar de que “The Slit”, como muchos gigantes, también sufrió la severidad de las lesiones durante su carrera, pasando prácticamente en blanco su segundo año “laker”)?

No se trata tampoco de hacer un repaso exhaustivo a todos lo que habiendo sido muy grandes, podían haberlo sido todavía más. No hace falta irse muy lejos en el tiempo y el aficionado seguro que podrá recordar casos como los de Grant Hill o Tracy McGrady, quienes han sido de los mejores jugadores de los últimos tiempos, pero, ¿y si las malditas lesiones no les hubieran cortado ininterrumpidamente su progresión, si no hubieran visto minada su moral por culpa de esos percances que les impedían llegar a establecer ese dominio en la mejor liga del mundo para el que parecían haber sido destinados? Reciente está también el caso de Yao Ming, una joya de 229 centímetros de buen baloncesto y fina muñeca quien desde 2005 ha pasado más tiempo en las clínicas que en las canchas, hasta su reciente retirada hace unos ocho meses. Y que decir de Greg Oden, ya prácticamente un ex –jugador de sólo 24 años de edad. Número 1 del draft del 2007, uno de los mejores de los últimos tiempos, y llamado a marcar la nueva era de la NBA junto a Kevin Durant. “Durantula” se ha quedado solo en tal tarea. El caso de Oden además alimenta el mito de Portland Trail Blazers como la franquicia maldita por excelencia, corroborado esta misma temporada con la retirada de Brandon Roy. Con sólo 26 años de edad, quien había sido “rookie” del año en 2007 e integrante del segundo y tercer quinteto ideal en 2009 y 2010 respectivamente, nos decía adiós con la dolorosa confesión de que, sencillamente, con sus rodillas no puede jugar a esto. En estos días hemos recordado el durísimo caso de Mario Bruno Fernandez gracias a una entrevista en la web Nuevo Basket. No hace muchos años se hablaba de él como uno de los bases de moda de nuestro baloncesto, e incluso llego a ser invitado por Pepu Hernandez para la preselección del Europeo 2007. Ahora, a sus 28 años de edad, una malformación en su rodilla no sólo le ha alejado de las canchas de jueg, si no que directamente lucha por poder volver a andar sin necesidad de muletas.  

El duelo por un reinado que nos quedaremos sin vivir.


A estas alturas del texto, y si el sufrido lector ha sido capaz de llegar hasta aquí, ya habrá sido capaz de imaginar de que estamos hablando. Quedaban apenas quince segundos para el final del Minnesota Timberwolves- Los Angeles Lakers, partido intenso y disputadísimo que confirmaba una vez más que si hay un equipo revelación esta temporada en la NBA, una franquicia que haya dado un paso de gigante, esa es la de los lobos grises dirigidos por Rick Adelman. Quedaba como decimos menos de un minuto en la noche del pasado viernes para el desenlace de un choque vibrante cuando Kobe Bryant en esos minutos finales de “kobesistema” se encontraba con la marca de un Ricky Rubio quien estaba volviendo a demostrar su mejor nivel. Kobe y Ricky estaban disputando un duelo realmente apasionante, pleno de intensidad, miradas, “trash talk”, y demás aspectos de esos que nos hacen dudar de la edad de Ricky y su grado de “rookie”, viendo la madurez con la que ha afrontado cada choque con las vacas sagradas de la liga. Era el duelo de la noche y llegaba a su resolución final. El depredador por excelencia de la liga, el devorador de registros, el jugador más seguro en los finales igualados, el rey del “clutch time”, frente al novato descarado que estaba poniendo patas arriba la liga, que estaba volviendo a llevar al baloncesto a los terrenos de la fantasía de donde no debió moverse jamás, que había liberado el juego de las ataduras de los especuladores, de los mezquinos, de los escamoteadores del espectáculo, y de quienes tienen el gris por color predilecto. 

Y entonces… Ricky hizo crack. 

Imagino que muchos de ustedes que, como yo, estarían viendo el partido en directo, enseguida sintieran una súbita preocupación ante la caída, no demasiado aparatosa, pero si con una “doblez” que no anticipaba nada bueno. Preocupación que se confirmó al ver las repeticiones, o al observar los gestos de dolor de Ricky en el banquillo, su incapacidad para andar, o como tuvo que salir de la cancha apoyado en los hombros de miembros del cuerpo técnico de los T-Wolves. Ni siquiera pudo jugar esa última posesión para su equipo, aún con la anestesia que supone para el dolor el tener el músculo caliente tras casi 40 minutos en pista (¿cuántas veces hemos visto jugadores lesionados acabar partidos, engañados por la naturaleza muscular que en caliente les hace pensar que la caída que acaban de sufrir no ha sido nada, para luego en una posterior exploración darse cuenta de lo que tenían?) 

I've been hurt


Y Ricky se rompió, vivió su particular “punto jonbar”, sufriendo la posiblemente peor lesión para un deportista. Rotura de ligamentos. Seis meses como mínimo fuera de las canchas, progresión cortada, y ausencia de lo que hubieran sido sus segundos Juegos Olímpicos con tan solo 21 años. Unos Juegos de los que es el más joven medallista en esta disciplina deportiva, por delante de los genios más precoces de este deporte, incluyendo a Drazen Petrovic o a Arvydas Sabonis. Una medalla de plata que obtuvo tras dirigir como base titular a la selección en aquel histórico partido de Pekín (José Manuel Calderón, otro jugador con infortunios constantes, sobre todo en sus encuentros con la elástica nacional, se había lesionado) y que no podrá refrendar este verano. Si había un jugador en el panorama actual con capacidad para igualar las increíbles marcas de Oscar Schmidt Becerra, Andrew Gaze y Teofilo Cruz con cinco Juegos Olímpicos a sus espaldas, ese era Ricky. Otra proeza que nos tememos ya quedaré en el tintero para siempre.  

La preocupación por la ausencia de Rubio en los Juegos de Londres no es tema baladí. Algunas de las mayores dudas de Sergio Scariolo de cara a configurar sus planteles definitivos para competir con nuestra selección han venido precisamente en la posición de base, no tanto en que jugadores, si no en el número de bases puros. Lo que si tiene claro el italiano (y creo que el 99% de la afición) es que Calderón y Ricky son la pareja de bases segura para nuestra selección. Por lo tanto el debate ya no es si ir con dos bases o tres, como el pasado verano, la ausencia del catalán abre las puertas a otro director de juego. Ahí el panorama (y el debate) es amplio, y ya hablaremos de ello… Raúl López, Sergio Rodriguez, Victor Sada o Carlos Cabezas parten con cierta ventaja, por estatus, nombre, y experiencia con la selección, pero quien sabe si podría ser el momento de que llegasen a la internacionalidad magníficos bases quizás no tan mediáticos pero igualmente brillantes como Javi Salgado o Pedro Llompart. 

La desazón en Minneapolis tampoco se ha hecho esperar. El infortunio de Ricky frena de golpe y porrazo las aspiraciones de los Wolves de arañar una de las siempre caras plazas de POs en el Oeste. Un club que ha pasado de la nada al todo, y ahora tiene que volver a la costumbre de nadar en aguas más ordinarias, una vez que su fantasioso arquitecto se ha quedado en el dique seco. La desgracia del base español puede ser también una vara con la que medir la real importancia del joven genio. Simplemente, veamos cual es el balance que obtiene Minnesota sin Ricky llevando el mando en la pista, y eso puede ayudar al aficionado a hacerse una idea de cual era la importancia real del jugador de El Masnou más allá de sus números individuales.  

Sin perder la sonrisa.


Así pues y con Ricky KO, los aficionados que buscamos disfrutar del baloncesto en su vertiente más imaginativa y estética estamos de enhoramala. Peor lo llevará el propio protagonista, claro, quien lo primero que “tuiteaba” tras su desgracia era su lástima por esa victoria huidiza que tuvieron tan cerca frente a los Lakers, por si alguien tenía alguna duda de que Ricky es uno de esos deportistas para quienes la palabra “equipo” significa mucho más que un montón de cuerpos con cara y ojos que comparten vestuario. Y por supuesto, la sombra de la duda vuelve a planear una vez más sobre el jugador. Un jugador acostumbrado a ser puesto en tela de juicio, cuando tuvo el único mal año de su meteórica carrera y soportó un chaparrón de feroces críticas despiadadas sobre la realidad de su juego y su calidad. Cerró todas las bocas, volvió a llenar las canchas de magia, e inundó de esperanza los corazones de los abnegados aficionados del Target Center de Minneapolis, que tras muchos años de infamia baloncestística en su cancha volvían a ver ganar con cierta frecuencia a su equipo. Ahora vuelven las dudas, y parecen tener su parte de lógica. ¿Volverá a ser Ricky el mismo que antes de romperse los ligamentos?, sinceramente, me cuesta mucho pensar que así sea. Es prácticamente imposible que un deportista vuelva a ser el mismo que antes de una lesión grave. No quiero decir con esto que no volvamos a ver a un Ricky a primerísimo nivel, estoy convencido de que así será, y que su segundo año NBA, su curso “sophomore”, será el de su consagración absoluta. Mejorará sus números individuales, los del equipo, y hará mejores a sus compañeros. Será All-Star y ocupará el vacío dejado por Steve Nash. Así de fuerte apostamos por Ricky. Pero no nos engañemos, de alguna u otra manera no será el mismo. Estamos hablando de la lesión más temida en el mundo del baloncesto, un tabú, un innombrable, lo que es Juán Pardo para los músicos. La lesión del ACL ("Anterior Cruciate Ligament"), la misma que supuso un contratiempo insalvable para un Adam Morrison al que muchos veían como el nuevo Larry Bird, la misma que padeció por dos veces el gran Raül López, jugador llamado a ser un superclase, que supuraba NBA por cada poro de su piel, y así lo demostró cuando el físico se lo permitió cada segundo que vistió la camiseta de los Jazz de Utah, quien finalmente se ha quedado en un brillante jugador FIBA, lo cual no es poco, pero si muy por debajo del potencial verdadero de quien apuntaba a ser posiblemente el mejor base español de todos los tiempos. Por lo tanto sería realmente ilusorio pensar que una lesión de este tipo no vaya a afectar física y mentalmente a un chaval de 21 años, aunque en el segundo aspecto, Ricky ha dado sobradas muestras de poseer una cabeza perfectamente amueblada, de tener la suficiente madurez, y de manejarse en un envidiable equilibro emocional, ese que hace que se nos presente como un chico feliz pese a que por primera vez en su exitosa carrera vive el lado amargo del deporte. Dura prueba la de manejar su primer gran contratiempo (o quizás el segundo si consideramos el primero el notable bajón de juego y forma que experimentó en su último año europeo), pero estoy convencido de que si Ricky no fuese tan equilibrado, maduro e inteligente, no habría sido capaz de recorrer tanto en tan poco tiempo, y quizás hablaríamos de él como claro exponente de los individuos con los que comenzamos esta entrada, esos que no han sabido o no han querido gestionar todo el talento que han recibido. Ricky se siente tan privilegiado por sus facultades y vive tan entregado a la causa de este deporte, que mucho más allá de que se pierda la posibilidad de meter en play-offs a su equipo, o de disputar sus segundos Juegos Olímpicos volviendo a aspirar a medalla y quizás repetir final, mucho más allá de eso, hay algo mucho más simple pero doloroso: Simplemente, no va a poder jugar al baloncesto. Es decir, lo que más le hace feliz en la vida. 

Raúl y las dudas.


Es en este tipo de situaciones, en las que el deporte que tanto nos hace disfrutar nos sacude con un revés inesperado, que uno recurre a la filosofía de andar por casa, esa que habla de ver los vasos medios llenos o medio vacíos, lo que ocurre es que quien es bebedor irremediablemente tiende a verlo medio vacío y a desear más brebaje para saciar su alma. O también es un buen momento para recordar a Carlos Sainz, paradigma del deportista gafe y maldito en nuestro país, una especie de imán andante para las desgracias. Siempre que al piloto madrileño le inquieren sobre su proverbial mala suerte histórica él siempre responde la misma estoica y sosegada manera. Da gracias por todo lo conseguido. Sabe que forma parte del grupo de los privilegiados, de los actores, mientras otros nos conformamos con observar desde debajo del escenario.   

¿Afortunado o maldito?


miércoles, 5 de octubre de 2011

CINCUENTA NOMBRES PARA LA LIGA ENDESA (I)

Ya que nuestro serial “50 NOMBRES PARA EL EUROBASKET” tuvo una sensacional acogida por parte de los lectores (creemos que llegaron a leerlo hasta tres personas), retomamos la actividad del blog ofreciéndoos ahora otro listado de cincuenta jugadores, los que creemos que merece más la pena seguir en la inminente temporada de la Liga Endesa próxima a arrancar este fin de semana. Igualmente son diez jugadores por puesto, aún con la discrepancia que pueda ocasionar la posición de algún jugador capacitado para jugar en otras. Así mismo recordamos que es una selección totalmente subjetiva, simplemente se trata de jugadores que por unos u otros motivos nos gustan, nos parecen interesantes, y nos gusta verlos en cancha. No esperen grandes números en algunos casos, en otros serán simples jugadores de rotación. Sea como sea, estos son nuestros hombres a seguir, empezando por los bases:   



Sergio Rodríguez (Real Madrid, 25 años, 1.91) Sí, lo sabemos. Lo de Sergio Rodríguez sólo se puede explicar desde el punto de vista de la fe. O crees o no crees. Y yo si creo. Creo que sigue siendo uno de los bases más talentosos que ha dado Europa en los últimos años, y que no puede habérsele olvidado jugar a esto. Tras un “comeback” FIBA francamente decepcionante, podía justificarse su bajo rendimiento en una falta de adaptación al baloncesto europeo tras cuatro temporadas en la NBA y en que el estilo de Messina no es el idóneo para un base al que le gusta jugar a velocidad de crucero. Esta temporada, con un Pablo Laso que apuesta por la velocidad y el ritmo alto y le confía ciegamente el timón de la dirección, no tiene excusa.  

Believe in El Chacho



Raúl López (Bizkaia Bilbao Basket, 31 años, 1.82)Un superclase quebradizo con tanto talento como facilidad para romperse. Raúl apareció en el baloncesto español al lado de los Navarro, Gasol y compañía, como brillante director de la fantástica e irrepetible generación de los 80, y sólo una continuada mala suerte en forma de lesiones, sobre todo en sus rodillas, le ha impedido alcanzar el palmarés de sus compañeros de quinta. Su vuelta a nuestro baloncesto, tras salir por la puerta de atrás despreciado por Messina, es una magnífica noticia para quienes disfrutamos de un baloncesto al margen del resultadismo.  

El genio de las rodillas de cristal


Thomas Heurtel (Caja Laboral, 22 años, 1.89) Enorme salto de calidad el dado por el joven base francés, tras ser una de las revelaciones de la pasada liga en el Alicante, se convierte en una valiente apuesta de Querejeta e Ivanovic para llevar las riendas de un equipo ganador como el Baskonia al lado del veterano Pablo Prigioni. Una gran oportunidad para un jugador con enormes posibilidades de progresión.

Tomas Satoransky (Cajasol, 19 años, 1.97) Una debilidad personal este joven checo saltarín de impresionantes piernas (de hecho es el actual y vigente campeón del concurso de mates de nuestra liga, ganado en la Supercopa de la temporada pasada, ya que este año se ha eliminado tal competición, igual que la de triples) con cierto aire a un Leonardo Di Caprio mal encarado. Ejemplo de base moderno, cercano a los dos metros, y con capacidad para ofrecer buen trabajo en ambos lados de la cancha, seguirá teniendo por delante al fino director americano Calloway, pero esperamos verle seguir progresando.  

Air Chequia


Jaime Fernandez (Estudiantes, 18 años, 1.84) Una de las grandes perlas del futuro inmediato de nuestro baloncesto español, recientemente campeón de Europa sub18 (oro que suma al conseguido hace dos años con la sub16) al frente de una selección española de la que ha sido capitán. Talento libre con maneras "navarrianas", se le pedirá jugar de base dando descanso a Granger, en un club ideal para su crecimiento, pero tiene capacidad natural por su descaro ofensivo para ser escolta, a pesar de su escasez de centímetros.

Josep Franch (UCAM Murcia, 20 años, 1.91 ) El escudero de lujo de Mirotic en la sub20 que brillantemente consiguió el oro en Bilbao (otra medalla más para un verano inolvidable en todas las categorías), sale del Joventut para convertirse en el referente en la dirección de un recién ascendido que en el resto de lineas, con jugadores como Miso, Sekulic o Rejón, apuesta por la veteranía y experiencia que tratará de nutrirse del juego que imponga este joven talento, exponente de la inagotable cantera verdinegra.

Milt Palacio (Obradoiro, 33 años, 1.93) El club gallego es el otro ascendido para este año en la Liga Endesa. Gran parte de sus aspiraciones de permanencia han de pasar por las manos de este veterano trotamundos con experiencia ACB ayudando al Baskonia en play-offs. Experiencia NBA y en media Europa (Serbia, Rusia y Grecia), veremos si viene para cumplir el expediente o realmente siente suya la camiseta.

Pooh Jeter (FIATC Joventut, 27 años, 1.80) Prototipo de base bajito jugón norteamericano, lleva la velocidad en los genes (su hermana es la actual campeona del mundo de atletismo en 100 metros lisos femeninos). Le conocemos de estancia en Menorca y un breve paso por el Unicaja. La temporada pasada ofreció buenos minutos en Sacramento cuando dispuso de minutos, si mantiene ese nivel puede ser una de las sensaciones de la liga.  

Un jugón para la Penya


Rodrigo San Miguel (Power Electronics Valencia, 26 años, 1.86) Uno de los bases nacionales que más ha crecido en los últimos años, con una progresión muy segura y certera, desde el Valladolid hasta un Manresa donde se consagró como uno de los mejores en su posición de nuestra liga. Importante salto de calidad el que da en Valencia, y buena apuesta la del club levantino por este aún joven valor que no ha tocado su techo.

Taurean Green (Gran Canaria, 24 años, 1.83) El de Boca Ratón apuntaba a posible estrella NBA cuando era una de las piezas claves de los Gators dominadores de la NCAA, sirviendo balones para Corey Brewer, Al Horford y Joakim Noah. Un ejemplo más de lo difícil que es hacerte un sitio en la mejor liga del mundo aunque hayas sido base titular de un equipo que gana la liga universitaria dos temporadas seguidas. En Zaragoza ofreció buenos destellos de su calidad, que confirmó vistiendo la camiseta del Gran Canaria la pasada temporada.Esta temporada debería ser la de su consagración en el baloncesto europeo, aunque esperamos también que Tomás Bellas siga progresando. Es hijo de Sidney Green, conocido ala-pivot de la NBA de los 80.    

Los cuatro fantásticos de Florida, Horford, Brewer, Green y Noah. Juntos, dos títulos NCAA consecutivos.