¿Antetoqué? |
Nunca dudes de un equipo campeón. Spanoulis se
vuelve a quedar con las ganas (este año tendrá pesadillas con los españoles) y
el inmenso Antetokounmpo, en su mejor partido del campeonato (12 puntos, 17
rebotes, 8 de ellos en ataque, y 2 tapones) tendrá que esperar para luchar por
medallas con la selección de adopción de su familia. A sus 20 años y con el tremendo
potencial que atesora no nos cabe duda de que más pronto que tarde así será.
El caso es que España llega a sus novenas
semifinales consecutivas en un campeonato de Europa de selecciones, una burrada
estadística que da la sensación de que no sabemos valorar en su justa medida.
Desde 1999 no hemos dejado de luchar por medallas, llevando las mejores
selecciones posibles, o en ocasiones, como en este 2015, con equipos de
circunstancias y superando una y mil adversidades. Ningún país ha conseguido
tal proeza excepto las míticas y extintas URSS y Yugoslavia. No importa.
Seguiremos atizando a Scariolo, al maltrecho Rudy, al Chacho por perder un par
de balones… en fin, mientras el típico español sigue en su particular cruzada
contra el mundo nosotros a lo nuestro, a disfrutarlo.
Y es que ayer, pese al sufrimiento (no podía ser de
otro modo), hemos de admitir que vimos a una gran España. Llull castigaba de
inicio con dos triples, el segundo de ellos llegaba además tras meter Rudy
Fernández limpiamente la mano ante el
posteo de Antetokounmpo, dándonos esperanzas de volver a ver al mejor Rudy con
la selección, el que es capaz de emparejarse con éxito con aleros grandes
(recuerden su defensa a Luol Deng) y suplir esa figura del “alero alto” que tan
desahuciada parece en el combinado nacional (a la espera de que se apueste por
Dani Diez, toda vez que el “divorcio” con Carlos Suárez es evidente) desde la
retirada de Carlos Jiménez. Lamentablemente no fue así y el mallorquín volvió a
demostrar que físicamente no está, se agradece su compromiso pero en ocasiones
su presencia, a este nivel, puede lastrarnos más que beneficiarnos. Surgió
entonces la figura de Claver, decisivo en los momentos claves y único jugador
capaz de parar al gran protagonista del partido, y no sólo en el aspecto
puramente deportivo: Giannis Antetokounmpo.
La clave Claver |
De Antetokounmpo se lleva largo tiempo hablando
entre los aficionados al baloncesto (evidentemente Siro López no se cuenta
entre ellos), a estas alturas ya todo el mundo conoce su particular historia de
hijo de familia inmigrante dedicada a la venta ambulante, tarea que tuvo que
realizar el propio Giannis, antes de que encauzase su futuro hacia un deporte
para el que está magníficamente dotado. Ya es una de las figuras indiscutibles
de unos Milwaukee Bucks con vitola de proyecto de futuro (Carter-Williams,
Parker, Monroe…) y por supuesto una de las atracciones principales de un
Eurobasket repleto de estrellas. Siro López, la malísima elección de Mediaset
como narrador para este torneo, especialista en meterse en jardines y en vivir
enfrentado contra el mundo (tengan en cuenta que su ídolo es José Mourinho),
tuvo la feliz ocurrencia de acercarse, según contó, a preguntarle a Fotsis
Katsikaris por la pronunciación griega de Antetokounmpo (a pesar de que su
apellido es nigeriano), y a resultas de lo que sucedió durante la estrambótica
narración de Siro, parece ser que el sosias griego de Elvis Costello respondió
algo así como “Antetokubo”. De modo que ni corto ni perezoso y para asombro de
la audiencia, López se tiró los 40 minutos del partido refiriéndose a la perla
griega como “Antetokubo”, mientras se convertía en trending topic en ese
Twitter que carga el diablo y era objeto de chanzas de todo tipo por los
aficionados. Tal fue así la cosa que al descanso un enrabietado Siro cargaba
contra los tuiteros con ironía nada fina y seguía en sus trece: Antetokubo,
Antetokubo y más Antetokubo. A su lado Antúnez y Pepu, más prudentes, no se
metían en líos. Para ellos era Antetokounmpo, y listo. De modo que Siro, con su
habitual acritud, ayer dirimía dos batallas, la de España vs. Grecia y la suya
particular contra los incultos tuiteros que se reían de su excelsa
pronunciación griega. Por curiosidad estuve investigando un poquito sobre el
tema, y al parecer el jugador habla de sí mismo como “Adetokunbo”, y de hecho
en su estancia en Zaragoza era conocido por tal nombre. De modo que si quieren
ir de finos estilistas de la lengua yoruba, a la cual pertenece el apellido
Antetokounmpo, deben decir “Adetokunbo”, pero creo que con Antetokounmpo (que
no es tan difícil), nos vamos a entender todos, excepto Siro López y sus
estrambóticas anécdotas que no le dejan precisamente en buen lugar.
Volvamos al baloncesto, que es lo que importa de
verdad. Decíamos que España había tenido un gran comienzo de partido, con Llull
acertado en el triple y buena actitud defensiva (el robo a Antetokounmpo, dos
tapones de Pau Gasol), pero Grecia no tardaría en meterse en el partido, con
ese ritmo lento y en apariencia cansino que les conviene. España estaba atenta
a que Spanoulis no encendiera la chispa, pero aparecían sus hombres altos,
Printezis (con ese extraño tiro lateral tan característico) y Koufos, para
acabar el primer cuarto en tablas, 14-14. Veríamos buenos minutos en el segundo
cuarto, con Grecia cargándose rápido de faltas intentando parar los pacientes
ataques españoles. Jugamos con acierto buscando a Pau y a Mirotic por dentro.
Después de un intercambio de triples (Chacho y Antetokounmpo), el partido fue
nuestro con un parcial de 22-15 (25 puntos anotados en total en el segundo
acto) para irnos al descanso con un buen resultado: 39-32 y muy buenas
sensaciones. Las sensaciones de un equipo otrora campeón que pese a no ser
favorito en esta cita demostraba su capacidad y oficio para este tipo de
partidos.
Nunca dudes de un equipo campeón, pero tampoco
entierres nunca a un equipo que tenga en sus filas a un jugador llamado Vassilis
Spanoulis. Al demonio de Larisa le va la marcha y sabemos de su facilidad para
liderar remontadas, tal y como hemos visto tantas veces con su siempre
sorprendente Olympiacos. Un triple suyo abría la anotación de un tercer cuarto
en el que los helenos nos iban a pasar, literalmente, por encima. Y eso que
Ribas respondía con otra canasta de tres puntos para devolver los siete puntos
de diferencia, pero un parcial de 0-11 ponía a los griegos cuatro arriba y ya
no abandonarían el mando en el marcador durante el tercer cuarto. Calathes
castigaba desde el triple, y Spanoulis y Antetokounmpo, éste además imperial en
defensa y rebote, se echaban el equipo a la espalda. Scariolo ordenaba zona 2-3
que de nuevo jugadores como Printezis y Koufos aprovechaban para anotar desde
media distancia, debido a la ausencia de defensor en el poste medio central.
Zozobra. Pau Gasol rompía el parcial y anotaba un triple mediado el cuarto que
nos ponía a un punto. Uf. Respirábamos. Ya llovía menos. A partir de ahí nos
encomendamos al “pau-sistema”, contando el triple fueron nada menos que once
puntos consecutivos, entre canastas en juego y tiros libres, para mantenernos
en el partido y dos tiros libres de Felipe Reyes ponían el 55-57 final del tercer
cuarto. Lo peor era que nos habían anotado 25 puntos en 10 minutos, pero
habíamos superado un momento crítico y estábamos vivos.
Pau volvió a mantenernos |
Vaya película de terror que nos esperaba para el
último y definitivo acto.
Nunca dudes de un equipo campeón. Esta selección
sabe competir, sabe sufrir, y sabe ganar sufriendo. Cuando todo se pone en
contra sabes que hay algo con lo que puedes contar: tu propio corazón y deseo
en defensa. Los griegos tardaron más de tres minutos en ver aro (un triple de
Antetokounmpo), tiempo que aprovechamos para a trancas y barrancas hacer un
parcial de 5-0 con nuestros hombres altos (Felipe, Mirotic, y Claver,
definitivamente jugando de alero y emparejado con el jugador de Milwaukee,
tremenda defensa la del ex –jugador de Portland y en ataque dejando cosas como
la canasta tras rebote ofensivo después del fallo en tiro libre de Reyes,
nuestro primer error en el partido desde la línea) El Chacho nos ponía 4 arriba
tras el triple de Giannis y pese a que no lográbamos cerrar el rebote
(Antetokounmpo de nuevo haciendo daño), Zisis fallaba dos intentos triples
consecutivos. Costaba anotar, el partido estaba bronco, pero el crono corría a
nuestro favor. Mirotic sacaba la quinta personal a un frustrado Bourousis y su
acierto en los libres nos ponía con 66-60 a falta de tres minutos y medio. Era
el momento de Spanoulis, bien defendido por Llull, pero que aun así encontraba
algún resquicio para hacer daño sacando la falta al de Mahón. Sólo anotaba uno
de los tiros libres. Cinco arriba y poco más de tres minutos por jugar. Y
llegaron los nervios. Claver regalaba una bola que no debería haber subido
estando Chacho y Llull en la pista. Printezis fallaba el triple pero el rebote
lo capturaba Antetokounmpo, que por aquel entonces ya era Antetokubo,
Cabecicubo, Siroalcubo o vaya usted a saber. A sufrir. Calathes fallaba pero él
mismo capturaba su propio rebote y el silbato sonaba para pitar unos
aliviadores pasos. Había pasado un minuto. En el siguiente ataque Llull fallaba
un triple pero aparecía Mirotic para el rebote y sacar la falta de Printezis.
La excelencia en los tiros libres nos ponía siete arriba (68-61) con dos
minutos por disputarse. Lo empezábamos a acariciar. Llull seguía desactivando a
Spanoulis, quien fallaba su intento triple, y el propio jugador del Real Madrid
se hacía con el rebote, pero Pau Gasol perdía la bola ante Koufos. A sufrir.
Antetokounmpo, que a aquellas alturas ya era Antetokubo, Antequeranokubo o
Antediluvianokubo hacía pasos de salida y nos devolvía la posesión. Lo
volvíamos a acariciar. Llull perdía la bola con sólo cinco segundos
transcurridos. A sufrir. Calathes anotaba una canasta rápida. A sufrir. Quedaba
poco más de un minuto y con cinco arriba los griegos nos llevaban a la línea
para parar el crono. El Chacho anotaba el segundo. 69-63 y 1.05 para el final.
Lo volvíamos a acariciar. Una buena defensa finalizaba con un fallo de
Spanoulis y rebote para Pau, ¡lo estábamos acariciando!, pero el Chacho perdía
incomprensiblemente (incomprensiblemente desde el sofá de mi casa, claro,
jugándote un pase a semifinales en un Eurobasket frente a toda una selección
griega es otra cosa) Calathes, imbuido del espíritu de un neutralizado
Spanoulis (y repetimos, gracias al trabajo de Llull), anotaba otra canasta
rápida. A sufrir. Cuatro arriba y 27 segundos. Estaba claro que nos iban a
mandar de nuevo a la línea de personal. Se nos complica el saque de banda pese
a estar con tres “pequeños” (Chacho, Llull y Ribas) y sólo Gasol logra recibir.
Falta personal sobre nuestra estrella con sólo tres segundos consumidos. Mete
el primero. ¡Lo estamos acariciando! Falla el segundo. A sufrir. Cinco arriba y
24 segundos. Spanoulis sigue sin aparecer, o quizás es que le transfirió sus
poderes a Calathes. Triple del base de Panathinaikos a falta de 15 segundos.
Ahora sí, a sufrir. Falta rapídisima sobre el Chacho (la quinta de Calathes)
que enmienda su fallo de la posesión anterior anotando ambos lanzamientos.
Cuatro arriba a falta de 13 segundos. ¡Lo estamos acariciando! Sin Calathes,
Spanoulis tiene que tomar la responsabilidad. Falla su intento triple. ¡Lo
estamos acariciando! Rebote para Antetokounmpo-Antetokubo de Todos Los Santos.
A sufrir. Un triple desesperado de Sloukas, quien había entrado por el
eliminado Calathes y apenas había jugado durante el partido y no había
realizado tiro alguno hasta aquel momento ajustaba el marcador en un 72-71 a
falta de casi 4 segundos por jugar. Lo han adivinado: a sufrir. Volvemos a
sacar de banda y vuelve a recibir Pau. Como anteriormente, Pau mete el primero…
pero falla el segundo, rebotea Koufos y Antetokounmpokubo López cruza su cancha
hasta llegar a medio campo y sobre la bocina lanza un triple que no entra
mientras su padrino Siro musita extrañamente: “canastaaaaa… canastaaaaaaa…
canastaaaa… canastaaaa que no ha entradoooo…” para poner a prueba la capacidad neurológica
de los aficionados que, como en la buena película de terror en que se había
convertido el partido, habían preferido no mirar a la pantalla en el momento en
el que el astro griego de los mil nombres lanzaba esa pelota que podía
significar el cielo o el infierno.
Pero el cielo se abrió, y con justicia, para una
selección española que alcanza sus novenas semifinales consecutivas, siendo
éstas además las más meritorias que recuerdo en mucho tiempo. Subimos un
peldaño más, el de Francia, la actual campeona continental y bronce
mundialista. Casi nada.
Caía la noche en Lille y nuestros jugadores buscaban
el descanso del guerrero. Pese a la escasa rotación (ocho jugadores, Aguilar,
Vives, Willy y extrañamente San Emeterio no contaron ayer) Scariolo los
dosificó bien, con Llull, Mirotic y Pau Gasol permaneciendo 31 minutos en pista
como hombres más utilizados (Katsikaris exprimió más a sus titulares, todos por
encima de los 30 minutos) Tocaba celebrar la victoria. Pero había alguien que
todavía tenía otra batalla que librar. Siro López abandonaba su puesto de
comentarista y se entregaba con fruición a tuitear pruebas de que Antetokounmpo
era, en realidad, “Antetokubo”. Y es que cada persona, al fin y al cabo, elige
la causa por la que luchar.
Giannis, antes de ser drafteado, cuando era "Adetokunbo". |
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