lunes, 14 de septiembre de 2015

MACIULIS SALVA EL ORGULLO LITUANO


Jonas contra el mundo



En el partido que cerraban los octavos de final asistimos a una actuación individual tan portentosa que creemos que merece entrada propia (además los más acérrimos lectores de este blog ya sabrán de nuestra devoción por el baloncesto lituano) Una exhibición heroica para salvar el orgullo de un país en el que este deporte es religión, y protagonizada, para mayor grandeza, por un jugador sin vitola de estrella pero fundamental en cualquier equipo gracias a su trabajo y honradez en la pista. Un complemento perfecto en el Real Madrid de Laso para las explosiones de genialidad del Chacho, Llull o Rudy, y que ayer hizo posiblemente el mejor partido de su vida para mantener con vida a una Lituania venida a menos pero que por nombre está obligada al menos a luchar por las plazas del Pre-Olímpico.


No es Jonas Maciulis un jugador que destaque por explosiones anotadoras, pero su trabajo defensivo y capacidad para aportar en distintas facetas le han hecho un hombre importante tanto a nivel de clubes como de selección. En la actual Lituania, llamada a pivotar sobre el juego interior de Valanciunas, ha dado un paso adelante en anotación ante la ausencia de grandes tiradores exteriores (quien lo iba a decir tratándose de Lituania), alcanzado la excelencia anoche contra Georgia, un durísimo rival liderado por el NBA Zaza Pachulia que tiró de veteranía para imponerse de manera elocuente sobre el joven Valanciunas. Si el choque entre las dos escuadras ex –soviéticas iba a depender del duelo entre sus dos grandes pívots, se entiende entonces los apuros de una Lituania que se vio abajo en el marcador durante gran parte del encuentro y que se vio sorprendida de salida por una Georgia muy superior que encontraba en Pachulia (23 puntos y 7 rebotes) un filón imposible de detener por un Valanciunas desbordado y pronto castigado por las personales. Entonces apareció un Maciulis imperial, buscando el aro rival sin miedo tanto en lanzamiento exterior como en penetraciones, y dejándose la piel en defensa para dificultar el ataque rival. Su imagen lanzándose por cada balón sin dueño fue la más habitual del partido, levantando a la bulliciosa hinchada lituana de sus asientos. Le vimos cortar balones y cruzar la pista como una centella, rebotear, asistir, anotar el triple decisivo para sepultar las esperanzas de los voluntariosos georgianos, y certificar la victoria lituana con los dos tiros libres finales. En total anotó 34 puntos, sin que le temblase el pulso desde el tiro libre (9 de 9), certero en el triple (3 de 4), y seguro en lanzamientos de dos (8 de 9), acompañado de 6 rebotes, repartió 3 asistencias, robó 4 balones, y hasta puso dos tapones. Su valoración final es de videojuego: 50. Histórico, demencial, brutal. Y por si fuera poco muchas de sus acciones estuvieron acompañadas de espectacularidad y componente estético, con pases de fantasía y preciosidad en sus movimientos en el uno contra uno. Si Pau Gasol había agotado los adjetivos el sábado, lo de Maciulis la pasada noche consiguió llegar todavía un paso más lejos.  

Lituania lo agradece.  


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